/ jueves 3 de junio de 2021

Vida después de la vida

Por Paulina Morales Fragoso

Según la Ley General de Salud, la donación es el consentimiento de una persona para que, en vida o después de la muerte, cualquier órgano o tejido de su cuerpo sea utilizado para trasplante.

La ley contempla que todos los mexicanos somos donadores de órganos o tejidos (consentimiento tácito), por lo que si decides dar vida después de la muerte y convertirte en un donador, lo más importante es que tu familia lo sepa, para que en ese momento en que un familiar fallece, que es el más difícil para cualquier persona, tomar esta decisión y autorizar la donación no le resulte tan doloroso.

También puedes manifestar tu voluntad firmando tu tarjeta de donador voluntario, o el consentimiento expreso que emite el Centro Nacional de Trasplantes; sin embargo aun teniendo estos documentos tu familia es la que tiene la última palabra para autorizar la donación, por lo que es sumamente importante que ellos estén enterados y respeten tu decisión de ser donador.

TIPOS DE DONACIONES

En vida: Las personas entre 18 y 65 años, después de pasar una serie de estudios médicos y psicológicos, pueden donar un riñón, un segmento del hígado, sangre de cordón umbilical y médula ósea, con la finalidad de no poner en riesgo su salud. Además de cumplir con los siguientes requisitos que indica la Ley:

* Tener compatibilidad con el receptor del trasplante

* Recibir información completa sobre los riesgos de la operación y las consecuencias de la extracción del órgano o tejido

* Haber otorgado su consentimiento por escrito

* Los trasplantes se realizarán de preferencia, entre familiares; en caso contrario deberá otorgar su consentimiento ante Notario Público en un documento en el que manifieste que donará de manera gratuita, altruista, libre y consiente

Después de la muerte: Pueden ser donantes los pacientes entre 2 y 80 años que hayan perdido la vida por muerte encefálica, de quienes se obtienen órganos (corazón, pulmones, hígado, páncreas, intestino, riñones) o tejidos (córneas, tejido musculo esquelético, corneas, válvulas cardíacas, hueso y piel); también podrán donar tejidos aquellos pacientes que murieron por un paro cardiaco irreversible

En ambos casos se realizan los estudios necesarios para asegurarse de que los órganos y tejidos son viables para beneficiar a los receptores, ya que no todas las personas que fallecen pueden ser donantes y hay que asegurarse de que no transmitan infecciones o cáncer.

Al día de hoy existen 23065 personas que requieren recibir un trasplante, que se encuentran inscritos en el Registro Nacional de Trasplantes.

Al ser donante de órganos tras haber fallecido se pueden salvar hasta 7 vidas, y al ser donante en vida se puede ayudar a salvar y mejorar la calidad de vida de hasta 50 personas.

Muchas familias dicen que saber que su ser querido ayudó a salvar o mejorar otras vidas los ayudó a sobrellevar la pérdida.

La donación de órganos y tejidos es un acto de altruismo, considerado como el mayor acto de bondad entre los seres humanos, que salva vidas.

Por Paulina Morales Fragoso

Según la Ley General de Salud, la donación es el consentimiento de una persona para que, en vida o después de la muerte, cualquier órgano o tejido de su cuerpo sea utilizado para trasplante.

La ley contempla que todos los mexicanos somos donadores de órganos o tejidos (consentimiento tácito), por lo que si decides dar vida después de la muerte y convertirte en un donador, lo más importante es que tu familia lo sepa, para que en ese momento en que un familiar fallece, que es el más difícil para cualquier persona, tomar esta decisión y autorizar la donación no le resulte tan doloroso.

También puedes manifestar tu voluntad firmando tu tarjeta de donador voluntario, o el consentimiento expreso que emite el Centro Nacional de Trasplantes; sin embargo aun teniendo estos documentos tu familia es la que tiene la última palabra para autorizar la donación, por lo que es sumamente importante que ellos estén enterados y respeten tu decisión de ser donador.

TIPOS DE DONACIONES

En vida: Las personas entre 18 y 65 años, después de pasar una serie de estudios médicos y psicológicos, pueden donar un riñón, un segmento del hígado, sangre de cordón umbilical y médula ósea, con la finalidad de no poner en riesgo su salud. Además de cumplir con los siguientes requisitos que indica la Ley:

* Tener compatibilidad con el receptor del trasplante

* Recibir información completa sobre los riesgos de la operación y las consecuencias de la extracción del órgano o tejido

* Haber otorgado su consentimiento por escrito

* Los trasplantes se realizarán de preferencia, entre familiares; en caso contrario deberá otorgar su consentimiento ante Notario Público en un documento en el que manifieste que donará de manera gratuita, altruista, libre y consiente

Después de la muerte: Pueden ser donantes los pacientes entre 2 y 80 años que hayan perdido la vida por muerte encefálica, de quienes se obtienen órganos (corazón, pulmones, hígado, páncreas, intestino, riñones) o tejidos (córneas, tejido musculo esquelético, corneas, válvulas cardíacas, hueso y piel); también podrán donar tejidos aquellos pacientes que murieron por un paro cardiaco irreversible

En ambos casos se realizan los estudios necesarios para asegurarse de que los órganos y tejidos son viables para beneficiar a los receptores, ya que no todas las personas que fallecen pueden ser donantes y hay que asegurarse de que no transmitan infecciones o cáncer.

Al día de hoy existen 23065 personas que requieren recibir un trasplante, que se encuentran inscritos en el Registro Nacional de Trasplantes.

Al ser donante de órganos tras haber fallecido se pueden salvar hasta 7 vidas, y al ser donante en vida se puede ayudar a salvar y mejorar la calidad de vida de hasta 50 personas.

Muchas familias dicen que saber que su ser querido ayudó a salvar o mejorar otras vidas los ayudó a sobrellevar la pérdida.

La donación de órganos y tejidos es un acto de altruismo, considerado como el mayor acto de bondad entre los seres humanos, que salva vidas.