/ sábado 2 de enero de 2021

Violencia contra niñas y niños en la pandemia

El gran suceso que marcó el 2020 desde su primer trimestre fue sin duda la pandemia de coronavirus que invadió a todo el orbe. La misma expuso varios problemas que permanecían escondidos de los ojos de la sociedad, como la brecha tecnológica en México y la violencia contra niñas, niños y adolescentes.

La Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) reveló en los últimos días de diciembre su informe “Violencia contra niñas, niños y adolescentes en tiempos de Covid-19”, el cual alerta sobre esta problemática durante la pandemia vivida a lo largo del 2019.

Las niñas, niños y adolescentes de la región América Latina están más expuestos que nunca a ser víctimas de violencia física o psicológica grave, como, por ejemplo, el uso del castigo físico y humillante como práctica de crianza, negligencia, violencia sexual y violencia en línea, son algunos de estos hallazgos.

Además de la pandemia, están otros factores como las limitaciones de la actividad económica, el cierre de las escuelas, el acceso reducido a los servicios de salud y el distanciamiento físico pueden incrementar la vulnerabilidad y exposición en la infancia y adolescencia a la violencia y otras vulneraciones a los derechos de niñas, niños y adolescentes, según el reporte.

La CEpal agrega que en América Latina y el Caribe, el deterioro progresivo de los factores socioeconómicos, desde el 2010, ha reducido los elementos esenciales de protección de la niñez, lo que puede incrementar la violencia contra esta población vulnerable, lo cual es especialmente grave en el caso de las niñas de la región.

La organización también alertó que en tiempos del coronavirus a los agresores sexuales les resulta más fácil que nunca obtener, descargar, producir y compartir material de abusos sexuales contra niñas, niños y adolescentes.

Sumado a que, en el hogar, pueden darse condiciones que aumenten la posibilidad de violencia contra las niñas, los niños y los adolescentes por parte de sus padres, madres, cuidadores, padres, hermanas y hermanos, o familiares y personas cercanas con quienes interactúan con regularidad o conviven.

El castigo físico es muy común en América Latina durante los primeros cinco años de vida de los niños y niñas y se relaciona con la violencia psicológica como práctica de crianza. Actualmente, se estima que prevalece 55.2 por ciento de la agresión física y un 48 por ciento de la agresión psicológica.

La exposición a la violencia, particularmente en los primeros años de vida, afecta la estructura del cerebro y genera un deterioro permanente de las capacidades cognitivas y emocionales, además de predisponer a conductas de alto riesgo y comportamientos antisociales, de acuerdo con el informe de la Cepal.

Lo que provoca menor rendimiento escolar, menores habilidades para relacionarse con los demás y para establecer vínculos afectivos saludables, mayor predisposición a conductas sexuales irresponsables, entre otros que menciona la Cepal.

La investigación se desarrolló durante el mes de agosto del 2020 y con estudios posteriores podrán determinar en qué medida y de qué forma han cambiado la violencia contra las mujeres y la violencia contra la niñez y adolescencia en el hogar y otros entornos durante la pandemia.

El gran suceso que marcó el 2020 desde su primer trimestre fue sin duda la pandemia de coronavirus que invadió a todo el orbe. La misma expuso varios problemas que permanecían escondidos de los ojos de la sociedad, como la brecha tecnológica en México y la violencia contra niñas, niños y adolescentes.

La Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) reveló en los últimos días de diciembre su informe “Violencia contra niñas, niños y adolescentes en tiempos de Covid-19”, el cual alerta sobre esta problemática durante la pandemia vivida a lo largo del 2019.

Las niñas, niños y adolescentes de la región América Latina están más expuestos que nunca a ser víctimas de violencia física o psicológica grave, como, por ejemplo, el uso del castigo físico y humillante como práctica de crianza, negligencia, violencia sexual y violencia en línea, son algunos de estos hallazgos.

Además de la pandemia, están otros factores como las limitaciones de la actividad económica, el cierre de las escuelas, el acceso reducido a los servicios de salud y el distanciamiento físico pueden incrementar la vulnerabilidad y exposición en la infancia y adolescencia a la violencia y otras vulneraciones a los derechos de niñas, niños y adolescentes, según el reporte.

La CEpal agrega que en América Latina y el Caribe, el deterioro progresivo de los factores socioeconómicos, desde el 2010, ha reducido los elementos esenciales de protección de la niñez, lo que puede incrementar la violencia contra esta población vulnerable, lo cual es especialmente grave en el caso de las niñas de la región.

La organización también alertó que en tiempos del coronavirus a los agresores sexuales les resulta más fácil que nunca obtener, descargar, producir y compartir material de abusos sexuales contra niñas, niños y adolescentes.

Sumado a que, en el hogar, pueden darse condiciones que aumenten la posibilidad de violencia contra las niñas, los niños y los adolescentes por parte de sus padres, madres, cuidadores, padres, hermanas y hermanos, o familiares y personas cercanas con quienes interactúan con regularidad o conviven.

El castigo físico es muy común en América Latina durante los primeros cinco años de vida de los niños y niñas y se relaciona con la violencia psicológica como práctica de crianza. Actualmente, se estima que prevalece 55.2 por ciento de la agresión física y un 48 por ciento de la agresión psicológica.

La exposición a la violencia, particularmente en los primeros años de vida, afecta la estructura del cerebro y genera un deterioro permanente de las capacidades cognitivas y emocionales, además de predisponer a conductas de alto riesgo y comportamientos antisociales, de acuerdo con el informe de la Cepal.

Lo que provoca menor rendimiento escolar, menores habilidades para relacionarse con los demás y para establecer vínculos afectivos saludables, mayor predisposición a conductas sexuales irresponsables, entre otros que menciona la Cepal.

La investigación se desarrolló durante el mes de agosto del 2020 y con estudios posteriores podrán determinar en qué medida y de qué forma han cambiado la violencia contra las mujeres y la violencia contra la niñez y adolescencia en el hogar y otros entornos durante la pandemia.