/ miércoles 1 de mayo de 2019

Vivencias melódicas

“Que quede escrito en el cielo, que quede escrito en el mar, que quede escrito en tu mente, que cada día yo te quiero mucho más”.

Los anteriores versos de la canción “Del cielo cayó una rosa”, de José del Refugio Sánchez Saldaña, conocido como Cuco Sánchez, quien en este 3 de mayo cumpliría 98 años de ver la primeras luces en Altamira, Tamaulipas, fallecido el año 2000, y quien fuera uno de los grandes compositores de nuestra música vernácula, son de esos versos que de algún modo se graban no sólo en la mente, sino en el corazón cuando corresponden a vivencias propias.

Determinadas canciones o melodías, se ha dicho quizá con acierto para no pocos, quedan inmersas al interior de personas o parejas que, al escucharlas en ciertas circunstancias provocan sentimientos profundos y permanentes. Así oímos que algunos expresan: esa es nuestra canción, rememorando y haciendo presentes momentos en que su relación, sobre todo amorosa, sale a flote.

Hay otras canciones que escuchamos a largo de la vida y de algún modo reflejan aquello que experimentamos o hemos experimentado, y que nos producen diversas actitudes y nos revelan detalles de nuestras relaciones sentimentales, o bien nos remiten a situaciones que quisiéramos olvidar, o nos causan nostalgia por la época o el tiempo transcurridos.

Hay canciones de amor sincero, de simple atracción por hombres o mujeres, de enaltecimiento de la mujer, de desprecios y traiciones, de amores efímeros o amores eternos, de búsqueda del amor perdido, de corazones destrozados o de alegría por el amor correspondido; canciones que hablan de la vida, de sentimientos encontrados, de relaciones de hombres con la naturaleza o con los animales, de paisajes campiranos o visiones urbanas, de encuentros y despedidas… En fin, para todos los gustos y para cada circunstancia.

Quienes realizan películas acuden a determinadas canciones, sobre todo cuando están de moda, para efectuar argumentos –con buen o mal tino- que giren sobre la letra que describen las mismas.

Especial lugar para el que esto escribe ocupa la canción “Contigo”, de Claudio Estrada Báez y que el trío Los Panchos llevara a un gran reconocimiento, y el 30 de abril de 1967 esa canción alcanzara un trofeo de la disquera EMI debido a su éxito internacional.




“Que quede escrito en el cielo, que quede escrito en el mar, que quede escrito en tu mente, que cada día yo te quiero mucho más”.

Los anteriores versos de la canción “Del cielo cayó una rosa”, de José del Refugio Sánchez Saldaña, conocido como Cuco Sánchez, quien en este 3 de mayo cumpliría 98 años de ver la primeras luces en Altamira, Tamaulipas, fallecido el año 2000, y quien fuera uno de los grandes compositores de nuestra música vernácula, son de esos versos que de algún modo se graban no sólo en la mente, sino en el corazón cuando corresponden a vivencias propias.

Determinadas canciones o melodías, se ha dicho quizá con acierto para no pocos, quedan inmersas al interior de personas o parejas que, al escucharlas en ciertas circunstancias provocan sentimientos profundos y permanentes. Así oímos que algunos expresan: esa es nuestra canción, rememorando y haciendo presentes momentos en que su relación, sobre todo amorosa, sale a flote.

Hay otras canciones que escuchamos a largo de la vida y de algún modo reflejan aquello que experimentamos o hemos experimentado, y que nos producen diversas actitudes y nos revelan detalles de nuestras relaciones sentimentales, o bien nos remiten a situaciones que quisiéramos olvidar, o nos causan nostalgia por la época o el tiempo transcurridos.

Hay canciones de amor sincero, de simple atracción por hombres o mujeres, de enaltecimiento de la mujer, de desprecios y traiciones, de amores efímeros o amores eternos, de búsqueda del amor perdido, de corazones destrozados o de alegría por el amor correspondido; canciones que hablan de la vida, de sentimientos encontrados, de relaciones de hombres con la naturaleza o con los animales, de paisajes campiranos o visiones urbanas, de encuentros y despedidas… En fin, para todos los gustos y para cada circunstancia.

Quienes realizan películas acuden a determinadas canciones, sobre todo cuando están de moda, para efectuar argumentos –con buen o mal tino- que giren sobre la letra que describen las mismas.

Especial lugar para el que esto escribe ocupa la canción “Contigo”, de Claudio Estrada Báez y que el trío Los Panchos llevara a un gran reconocimiento, y el 30 de abril de 1967 esa canción alcanzara un trofeo de la disquera EMI debido a su éxito internacional.