“La envidia es mil veces más terrible que el hambre, porque es hambre espiritual.” Unamuno
“El extremismo extremo (por ejemplo de una persona situada al borde de la extrema derecha o izquierda de una línea ideológica) resulta tener una personalidad dogmática. El interés extremo que acompaña a la participación extrema puede convertirse en un fanatismo rígido que perturba los procesos democráticos.” Giovanni Sartori. La sociedad mexicana dentro de su idiosincrasia policromática y de su cotidianidad, por siglos ha padecido encuentros socioeconómicos y políticos que han transformado a la nación entera. El proceso es constante y exige cada día una mayor presencia educativa, tanto cuantitativa, como cualitativamente. Lamentable que tal fenómeno no se da y la resultante es evidente: grandes capas de la población padecen de una marcada ignorancia de los conocimientos fundamentales de los elementos que constituyen una Nación.
La voluntad popular (participación ciudadana) tiene en la ignorancia y en la envidia, sus principales obstáculos para avanzar a la democracia, y lo anterior parece que no incumbe, a quienes conocedores de la realidad, eluden su responsabilidad en la transformación de una sólida formación de ciudadanos, conocedores de sus derechos y obligaciones. El avance del asistencialismo y del clientelismo electorero, de suyo, no aporta, ni aportará al progreso de ellos. “La educación permite que a la gente se le pueda dirigir con facilidad, pero no se le puede obligar; la gente educada es fácil de gobernar, pero es difícil de esclavizar.” Lord Brougham. El gobierno mantiene, a través de sus agentes, políticas públicas de engendran odios, encono, envidia y desprecio a la educación. ¡Claro que esas actitudes facciosas, están infectadas de ambición de poder! La praxis de la política mexicana, continúa siendo sectarista, al grado de dividir a la población en “los buenos” y “los malos”. Para desarrollar la voluntad popular se le debe despojar de medidas de presión social y política, es decir de los elementos citados renglones arriba y promover la educación y la cultura, sobre todo el conocimiento de la Constitución y las leyes que de ella emanan. Llegar al objetivo de lograr votos de mexicanos convencidos de que se lograrán los aspectos esenciales del proyecto de nación al que aspiramos y no a los caprichos y ocurrencias de un candidato o de un partido autoritario.