/ jueves 2 de julio de 2020

Y, ¿Después de AMLO?

Nuestra izquierda tiene otra idea del bienestar humano. No le importa el ingreso promedio por persona, pues no acepta que la libertad económica causa una desigualdad inevitable: el hecho objetivo, según la politóloga Gloria Álvarez, de que los países económicamente más libres tienen sus pobres 11 veces más ricos y viven hasta 13 años más que los que no son. En cambio, el morenismo justificará, primero, el deterioro social con un despilfarro democrático, y luego, acabará con toda excelencia a un costo humano inaceptable. ¿Qué tendremos después de AMLO?

Si la Presidencia de México pasa de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) a manos de alguien que no sólo tenga los peores resultados, sino las más malas intenciones, ¿qué uso darán éste y sus colaboradores de las instituciones que AMLO ha creado para concentrar su poder benevolente? Las usarán en su provecho, a costa de hacer el mayor mal posible, y lo poco bueno que pudo haber perdurado, será estrepitosamente sobrepasado. Habremos perdido un cuarto de siglo de desarrollo institucional y económico, sólo por pensar que un caudillo perfecto vivirá para siempre.

Imaginemos las peores intenciones de un dictador usando la política de construcción del nuevo aeropuerto de Santa Lucía o Tren Maya: leyes emitidas bajo el argumento de seguridad nacional, pero a beneficio de unos pocos; inversiones gubernamentales, de todo tipo, a medio acabar y a medio hacer, sin impacto social verificable, y que en vez de salir del bolsillo de particulares, procedan del de todos nosotros para acabar en la cuenta de unos pocos amigos del poder; y cero seguimiento legal a los favorecidos discrecionalmente por el régimen. La suma de todos los males.

Ya podemos darnos cuenta de los recursos que se desperdiciarán con buenas o malas intenciones, más allá de lo que hubiéramos pensado. La independencia de las instituciones y la libertad económica las defenderemos desde el momento en que aceptemos que la izquierda no hará por nosotros lo que no ha hecho de grado, de fuerza, ni mejor en otros países. Hoy nos toca aceptar que los malos resultados, empeorarán, si así lo elegimos.

agusperezr@hotmail.com


Nuestra izquierda tiene otra idea del bienestar humano. No le importa el ingreso promedio por persona, pues no acepta que la libertad económica causa una desigualdad inevitable: el hecho objetivo, según la politóloga Gloria Álvarez, de que los países económicamente más libres tienen sus pobres 11 veces más ricos y viven hasta 13 años más que los que no son. En cambio, el morenismo justificará, primero, el deterioro social con un despilfarro democrático, y luego, acabará con toda excelencia a un costo humano inaceptable. ¿Qué tendremos después de AMLO?

Si la Presidencia de México pasa de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) a manos de alguien que no sólo tenga los peores resultados, sino las más malas intenciones, ¿qué uso darán éste y sus colaboradores de las instituciones que AMLO ha creado para concentrar su poder benevolente? Las usarán en su provecho, a costa de hacer el mayor mal posible, y lo poco bueno que pudo haber perdurado, será estrepitosamente sobrepasado. Habremos perdido un cuarto de siglo de desarrollo institucional y económico, sólo por pensar que un caudillo perfecto vivirá para siempre.

Imaginemos las peores intenciones de un dictador usando la política de construcción del nuevo aeropuerto de Santa Lucía o Tren Maya: leyes emitidas bajo el argumento de seguridad nacional, pero a beneficio de unos pocos; inversiones gubernamentales, de todo tipo, a medio acabar y a medio hacer, sin impacto social verificable, y que en vez de salir del bolsillo de particulares, procedan del de todos nosotros para acabar en la cuenta de unos pocos amigos del poder; y cero seguimiento legal a los favorecidos discrecionalmente por el régimen. La suma de todos los males.

Ya podemos darnos cuenta de los recursos que se desperdiciarán con buenas o malas intenciones, más allá de lo que hubiéramos pensado. La independencia de las instituciones y la libertad económica las defenderemos desde el momento en que aceptemos que la izquierda no hará por nosotros lo que no ha hecho de grado, de fuerza, ni mejor en otros países. Hoy nos toca aceptar que los malos resultados, empeorarán, si así lo elegimos.

agusperezr@hotmail.com