/ martes 28 de junio de 2022

¿Y dónde están los panelitas?

Un país moderno sólo es una casa habitable si tiene luz y agua, sistema de alcantarillado y servicio de recolección de basura. El debate político es una fuente de provisiones y digestión, banquete y lavabo, festín y sitio para vomitar que hace posible que un país sea habitable. Es una reacción a las políticas poco científicas o al limitado paradigma dominante, que muchas veces, da por resultado un progreso debido, más que a una acumulación de verdades, a una acumulación de disparates en medio de salvajes campañas electorales y continuos cambios de gobierno.

El debate es un sistema de control donde los panelistas son los caballeros andantes que van de torneo en torneo midiéndose con sus rivales políticos, esgrimiendo una serie de conceptos guía que se complementan entre sí y se basan en unos supuestos implícitos con un saludable afán de notoriedad ¿Quiénes confirman el paradigma dominante? Generalmente un grupo en el poder que habla por las mayorías, pero no por el derecho de los individuos. El gobierno cree hacer ciencia normal, pero siempre hay una minoría de inconformistas fascinados por los problemas sin solución.

Esto es grave en el seno de un paradigma dominante. Naturalmente, los críticos son mirados con desconfianza por el gobierno y los relegan a la oposición. Pero los hechos son, para un científico como para un caballero, su blasón. Confieren credibilidad y legitimidad para participar en el torneo, aumentan su fama y reduce la de sus adversarios. Los hechos pueden usarse para apuñalar, como porra o como un florete para batirse elegantemente en duelo. ¡Vaya locura de quienes desean aplicar las mismas recetas para la seguridad, la pobreza y el desarrollo de nuestro país!

Los panelistas que están de acuerdo o no con la gestión de los gobiernos deberían quitarse la máscara de respetabilidad y mostrar su verdadero rostro. Esto haría más interesante el debate público. Faltan combatientes astutos y acreditados. ¿Dónde están? Tal vez se requiera más obstinación de parte de los que defienden el carácter doctrinario del paradigma dominante para obligar a la oposición a hacer una investigación más sólida. México no debería ser para los políticos como un monasterio habitado por ascéticos monjes que se reúnen en congresos y rezan en paz.

La arena política más bien debería ser un ruidoso parlamento público lleno de controversias y debates donde el gobierno es bombardeado con los descubrimientos de la oposición que contradicen la monolítica doctrina oficial y se ve forzada a defenderse con la artillería del paradigma vigente tratando de explicar con claridad un montón de anomalías de una teoría fallida. El combatiente que sobreviva atacando las ideas enfermas puede hacerse famoso. Son como los buitres de los documentales de animales: es la policía sanitaria de las ideologías cadavéricas.

Como es normal, el nuevo paradigma permanecerá en el poder hasta que nuevos conocimientos vuelvan a adquirirse y no encajen en él. Pero mientras no haya debates interesantes, lo más seguro es que seguiremos viviendo en el mejor de los mundos posibles, hasta que sea insostenible.


Administrador financiero

agusperezr@hotmail.com




Un país moderno sólo es una casa habitable si tiene luz y agua, sistema de alcantarillado y servicio de recolección de basura. El debate político es una fuente de provisiones y digestión, banquete y lavabo, festín y sitio para vomitar que hace posible que un país sea habitable. Es una reacción a las políticas poco científicas o al limitado paradigma dominante, que muchas veces, da por resultado un progreso debido, más que a una acumulación de verdades, a una acumulación de disparates en medio de salvajes campañas electorales y continuos cambios de gobierno.

El debate es un sistema de control donde los panelistas son los caballeros andantes que van de torneo en torneo midiéndose con sus rivales políticos, esgrimiendo una serie de conceptos guía que se complementan entre sí y se basan en unos supuestos implícitos con un saludable afán de notoriedad ¿Quiénes confirman el paradigma dominante? Generalmente un grupo en el poder que habla por las mayorías, pero no por el derecho de los individuos. El gobierno cree hacer ciencia normal, pero siempre hay una minoría de inconformistas fascinados por los problemas sin solución.

Esto es grave en el seno de un paradigma dominante. Naturalmente, los críticos son mirados con desconfianza por el gobierno y los relegan a la oposición. Pero los hechos son, para un científico como para un caballero, su blasón. Confieren credibilidad y legitimidad para participar en el torneo, aumentan su fama y reduce la de sus adversarios. Los hechos pueden usarse para apuñalar, como porra o como un florete para batirse elegantemente en duelo. ¡Vaya locura de quienes desean aplicar las mismas recetas para la seguridad, la pobreza y el desarrollo de nuestro país!

Los panelistas que están de acuerdo o no con la gestión de los gobiernos deberían quitarse la máscara de respetabilidad y mostrar su verdadero rostro. Esto haría más interesante el debate público. Faltan combatientes astutos y acreditados. ¿Dónde están? Tal vez se requiera más obstinación de parte de los que defienden el carácter doctrinario del paradigma dominante para obligar a la oposición a hacer una investigación más sólida. México no debería ser para los políticos como un monasterio habitado por ascéticos monjes que se reúnen en congresos y rezan en paz.

La arena política más bien debería ser un ruidoso parlamento público lleno de controversias y debates donde el gobierno es bombardeado con los descubrimientos de la oposición que contradicen la monolítica doctrina oficial y se ve forzada a defenderse con la artillería del paradigma vigente tratando de explicar con claridad un montón de anomalías de una teoría fallida. El combatiente que sobreviva atacando las ideas enfermas puede hacerse famoso. Son como los buitres de los documentales de animales: es la policía sanitaria de las ideologías cadavéricas.

Como es normal, el nuevo paradigma permanecerá en el poder hasta que nuevos conocimientos vuelvan a adquirirse y no encajen en él. Pero mientras no haya debates interesantes, lo más seguro es que seguiremos viviendo en el mejor de los mundos posibles, hasta que sea insostenible.


Administrador financiero

agusperezr@hotmail.com