/ jueves 18 de octubre de 2018

Y no se preocupó

Lilia Aguilar Gil

Y Rosario Robles no se preocupó, hizo caso al presidente Enrique Peña que muy al inicio de la administración pública federal le soltó la hoy célebre frase: “No te preocupes Rosario, hay que aguantar”… y aguantó. El aguante o cinismo le alcanzó para debatir en la Cámara Baja.


En la comparecencia de hace dos días, las palabras “ESTAFA MAESTRA” resonaron una y otra y otra vez en el salón de sesiones. Hasta para defenderla, los priistas la usaron. Desde investigación convertida en libro, hasta “notas” sin fundamento describieron esa icónica investigación.


Dicho trabajo periodístico documentó cómo se contrataron empresas “fantasma” para desviar recursos con un monto de 7 mil 600 millones de pesos en 11 dependencias de gobierno federal, acción por la que la Secretaría de la Función Pública (SFP) ha sancionado sólo a 11 funcionarios públicos, sin que ninguno de ellos sea algún titular de las 11 dependencias involucradas.


Los funcionarios sancionados corresponden a mandos medios, además de que el castigo no fue ejemplar, no se les deshabilitó, o sea, básicamente no ha habido quién pague por ello.


Esos 7 mil 600 millones de pesos, destinados a coadyuvar en la pobreza de este país, tuvieron otro destino, están perdidos y nadie responde por ellos. Lo único que hizo Rosario fue aguantar y no preocuparse. La impunidad galopante no da tregua, el sistema en contra de la corrupción sigue sin funcionar, no tiene dientes, y Rosario Robles lo sabe, sabe que en este país una investigación periodística no es suficiente para hacer que sea removida, investigada y castigada de ser ella responsable de esa red.


Lo que en otros países sería más que suficiente para hacerlo, aquí no, los actores políticos que cometen fraudes o robos al erario no sólo no son castigados, lo anuncian a los cuatro vientos, y sigue sin pasar nada. Esa es la realidad hoy en México.



Y no sólo eso, en la comparecencia Rosario Robles acusó que la investigación constituía violencia política de género… así como lo lee. El cinismo en su máxima expresión o cuando se confunde la gimnasia con la magnesia. Tratar de salvaguardarse de una investigación que va más allá, mucho más allá del tema de género, es por decir lo menos, hipócrita.

Más lo es cuando este gobierno ha fallado estrepitosamente en lo que a la verdadera violencia política de género.

Al final, Rosario no sólo no se preocupó, aguantó y aún defendió lo indefendible.


lilia.aguilargil.2015@gmail.com



Lilia Aguilar Gil

Y Rosario Robles no se preocupó, hizo caso al presidente Enrique Peña que muy al inicio de la administración pública federal le soltó la hoy célebre frase: “No te preocupes Rosario, hay que aguantar”… y aguantó. El aguante o cinismo le alcanzó para debatir en la Cámara Baja.


En la comparecencia de hace dos días, las palabras “ESTAFA MAESTRA” resonaron una y otra y otra vez en el salón de sesiones. Hasta para defenderla, los priistas la usaron. Desde investigación convertida en libro, hasta “notas” sin fundamento describieron esa icónica investigación.


Dicho trabajo periodístico documentó cómo se contrataron empresas “fantasma” para desviar recursos con un monto de 7 mil 600 millones de pesos en 11 dependencias de gobierno federal, acción por la que la Secretaría de la Función Pública (SFP) ha sancionado sólo a 11 funcionarios públicos, sin que ninguno de ellos sea algún titular de las 11 dependencias involucradas.


Los funcionarios sancionados corresponden a mandos medios, además de que el castigo no fue ejemplar, no se les deshabilitó, o sea, básicamente no ha habido quién pague por ello.


Esos 7 mil 600 millones de pesos, destinados a coadyuvar en la pobreza de este país, tuvieron otro destino, están perdidos y nadie responde por ellos. Lo único que hizo Rosario fue aguantar y no preocuparse. La impunidad galopante no da tregua, el sistema en contra de la corrupción sigue sin funcionar, no tiene dientes, y Rosario Robles lo sabe, sabe que en este país una investigación periodística no es suficiente para hacer que sea removida, investigada y castigada de ser ella responsable de esa red.


Lo que en otros países sería más que suficiente para hacerlo, aquí no, los actores políticos que cometen fraudes o robos al erario no sólo no son castigados, lo anuncian a los cuatro vientos, y sigue sin pasar nada. Esa es la realidad hoy en México.



Y no sólo eso, en la comparecencia Rosario Robles acusó que la investigación constituía violencia política de género… así como lo lee. El cinismo en su máxima expresión o cuando se confunde la gimnasia con la magnesia. Tratar de salvaguardarse de una investigación que va más allá, mucho más allá del tema de género, es por decir lo menos, hipócrita.

Más lo es cuando este gobierno ha fallado estrepitosamente en lo que a la verdadera violencia política de género.

Al final, Rosario no sólo no se preocupó, aguantó y aún defendió lo indefendible.


lilia.aguilargil.2015@gmail.com