/ miércoles 1 de diciembre de 2021

Ya casi llegamos | Diciembre ha llegado

Por: Sebastián Sáenz Nieto

Este mes entre tonos grises y azules donde arriba la nostalgia respecto a lo que hicimos, lo que no hicimos, lo que queremos antes de que concluya el año y lo que disfrazaremos con una buena excusa para el inicio del que viene. Ya sentimos en las yemas de nuestros dedos la línea de meta.

Es momento donde nuestras mamás desempolvan los adornos navideños y los sacan a relucir en nuestros hogares. De igual manera que los partidos políticos, asociaciones civiles y colectivos, con campañas para entregar abrigo, alimentos y juguetes a los que no tienen.

Muchas veces como ciudadanos, decimos que estos actos son meramente de oportunismo político; sin embargo, también debemos tomar en cuenta que el servicio no tiene etiqueta alguna, el ayudar a nuestros vecinos no es algo que posea banderas naranjas, azules, rojas o guindas.

¨Yo también estoy necesitado¨

Nos hemos quejado sobre lo dura que está la situación económica en general y lo difícil que será atracar en la estabilidad. Como ejemplo podemos tomar a las nuevas generaciones que entran en la adultez y el patrimonio que nunca conseguirán. La vida es lo que sucede mientras se trabaja, se paga renta, la mensualidad de un coche y a final de mes, no quedan ni cinco pesos para ahorrar.

El tiempo se va mientras que con brazos cruzados lo condenamos por hacer su función y la falta de dinero nos hace sentir los protagonistas en alguna pintura de realismo social como los más desfavorecidos.

Si volteamos hacia los lados, nos daremos cuenta que aun así somos privilegiados.

En enero tuve la oportunidad de platicar con una madre de familia, me contaba que la navidad pasada se celebró bajo el frío, no tuvieron una gran cena y los niños no destrozaron envoltorios de regalo; sin embargo, se reunieron en una pequeña habitación a dar gracias por el enorme obsequio que todos pudieron gozar, el tenerse los unos a los otros después de haberse contagiado de COVID-19, no sabían si iban a vivir para contarla.

Es aquí donde vuelvo a lo de las asociaciones y los partidos. El servicio es el servicio, las cobijas y juguetes que se junten muy indistintamente del objetivo real que se tenga, si van a llegar a las personas que de verdad lo necesitan.

La energía la tenemos los jóvenes y si un gobierno nos respalda con acciones, el trabajo se le facilita, si una sociedad nos da el voto de confianza, el objetivo se cumple más rápido. Es en este mes cuando mejor se puede alimentar esa energía y permitir ayudar a las personas. Es momento de hacer enmiendas con el año y cerrarlo de buena manera. Agradezcamos que llegamos porque yo agradezco que estoy escribiendo esto.

Si no quieres ir con una organización, (y dando a notar este vicio de la lengua) pues organízate con tu familia, con tus amigos y vecinos, ponle una chincheta en el mapa a la necesidad que seguirá coexistiendo en tu localidad.

Aún no es momento de cantarle victoria al 2021 pero por lo pronto, ya casi llegamos.


Por: Sebastián Sáenz Nieto

Este mes entre tonos grises y azules donde arriba la nostalgia respecto a lo que hicimos, lo que no hicimos, lo que queremos antes de que concluya el año y lo que disfrazaremos con una buena excusa para el inicio del que viene. Ya sentimos en las yemas de nuestros dedos la línea de meta.

Es momento donde nuestras mamás desempolvan los adornos navideños y los sacan a relucir en nuestros hogares. De igual manera que los partidos políticos, asociaciones civiles y colectivos, con campañas para entregar abrigo, alimentos y juguetes a los que no tienen.

Muchas veces como ciudadanos, decimos que estos actos son meramente de oportunismo político; sin embargo, también debemos tomar en cuenta que el servicio no tiene etiqueta alguna, el ayudar a nuestros vecinos no es algo que posea banderas naranjas, azules, rojas o guindas.

¨Yo también estoy necesitado¨

Nos hemos quejado sobre lo dura que está la situación económica en general y lo difícil que será atracar en la estabilidad. Como ejemplo podemos tomar a las nuevas generaciones que entran en la adultez y el patrimonio que nunca conseguirán. La vida es lo que sucede mientras se trabaja, se paga renta, la mensualidad de un coche y a final de mes, no quedan ni cinco pesos para ahorrar.

El tiempo se va mientras que con brazos cruzados lo condenamos por hacer su función y la falta de dinero nos hace sentir los protagonistas en alguna pintura de realismo social como los más desfavorecidos.

Si volteamos hacia los lados, nos daremos cuenta que aun así somos privilegiados.

En enero tuve la oportunidad de platicar con una madre de familia, me contaba que la navidad pasada se celebró bajo el frío, no tuvieron una gran cena y los niños no destrozaron envoltorios de regalo; sin embargo, se reunieron en una pequeña habitación a dar gracias por el enorme obsequio que todos pudieron gozar, el tenerse los unos a los otros después de haberse contagiado de COVID-19, no sabían si iban a vivir para contarla.

Es aquí donde vuelvo a lo de las asociaciones y los partidos. El servicio es el servicio, las cobijas y juguetes que se junten muy indistintamente del objetivo real que se tenga, si van a llegar a las personas que de verdad lo necesitan.

La energía la tenemos los jóvenes y si un gobierno nos respalda con acciones, el trabajo se le facilita, si una sociedad nos da el voto de confianza, el objetivo se cumple más rápido. Es en este mes cuando mejor se puede alimentar esa energía y permitir ayudar a las personas. Es momento de hacer enmiendas con el año y cerrarlo de buena manera. Agradezcamos que llegamos porque yo agradezco que estoy escribiendo esto.

Si no quieres ir con una organización, (y dando a notar este vicio de la lengua) pues organízate con tu familia, con tus amigos y vecinos, ponle una chincheta en el mapa a la necesidad que seguirá coexistiendo en tu localidad.

Aún no es momento de cantarle victoria al 2021 pero por lo pronto, ya casi llegamos.