Memorias de Chihuahua
En 1953 y por cuarta ocasión se celebró la Carrera Panamericana “México” teniendo como punto de partida Tuxtla Gutiérrez, Chiapas y la meta Ciudad Juárez, Chihuahua. Debido a la gran extensión de la competencia, el comité organizador decidió establecer todo el circuito en cinco puntos principales, siendo Oaxaca el primero, seguido de Ciudad de México, continuado por Durango y el estado grande teniendo los últimos dos puntos, Chihuahua capital y Ciudad Juárez.
Para esta edición se inscribieron 182 automóviles de los cuales solamente 60 tuvieron el privilegio de finalizar el recorrido, los demás participantes fueron descalificados por no cumplir en tiempos sus llegadas, fallas mecánicas, accidentes donde el automóvil ya no podía continuar y siniestros fatídicos donde los conductores fallecieron al instante de los impactos.
A lo largo del trayecto existió un constante peligro para los conductores que decidían tomar el riesgo de aventurarse a conducir de sur a norte el territorio mexicano. Siendo esta carrera y carretera tan poco homogénea, era como si a los conductores fueran rodeados por el espectro de la muerte, en la IV edición hubo un total de 20 accidentes de los cuales, dos fueron fatales.
Para el caso de Chihuahua quien se encargó de salvaguardar la seguridad de los conductores y espectadores de la carrera fue el Ejército Mexicano, quien ideó un plan a lo largo de todo el estado para establecer puntos de primeros auxilios a cargo de distintos médicos, servicio de grúas y servicio de supervisión aérea. Si bien, por fortuna estos servicios que brindó el ejército en conjunto con gobierno estatal solamente fueron de prevención debido a que dentro del estado de Chihuahua el saldo fue blanco.
Los conductores antes de llegar a al penúltimo punto de la carrera hicieron una parada en el histórico centro minero, Parral, donde los protagonistas se abastecieron de combustible, hicieron revisiones mecánicas y aprovecharon para descansar escasos minutos. En esta ciudad un gran cúmulo de personas se encontraron arriba de un cerro esperando a darles la bienvenida a los conductores nacionales e internacionales.
Después del breve descanso, el camino marcaba seguir directo hacia ciudad Chihuahua, sin embargo, antes de llegar a su objetivo tuvieron que pasar por Delicias, ciudad donde existió una organización disciplinada conforme al plan estatal, que con días anteriores se había notificado al Ayuntamiento y este mismo se organizó con eficiencia para prevenir cualquier tipo de accidente, los cuales no eran atípicos de estos eventos.
La información encontrada de la carrera panamericana en esta última ciudad se encuentra en el Archivo Histórico Municipal de Delicias, tales documentos nos hablan de las diferentes estaciones encargadas de dar los primeros auxilios, la prevención de accidentes y la activación económica que se desarrolló en el municipio debido al paso de la carrera.
Por los cielos del segundo sector de sobrevolaban aviones, dicho sector fue ubicado entre Delicias y Chihuahua para monitorear el sector. El doctor Rubén Silva fue el encargado de organizar la seguridad del evento en el joven municipio de Delicias y Salvador Chávez fue el comisando para regular las ventas de mercancía perteneciente a la IV Carrera Panamericana.
El director de Comunicaciones y Obras Públicas del Estado, Federico Pérez Márquez fue el enlace directo con los organizadores de la carrera panamericana quien fue felicitado en conjunto con el presidente municipal Antonio Aún Aún, por su gran labor de logística y su comprometido apoyo.
Aunque fue breve el paso que tuvieron los hábiles conductores por Ciudad Delicias, la Carrera Panamericana ayudó a crear una tradición en el municipio que duró toda la existencia de la competencia. Pare el caso de 1953, el resultado final de la carrera favoreció a un argentino, quien tuvo el mérito de ser el primer latinoamericano en completar esta gran carrera, que no era para nada sencilla y que atravesaba un país completo.
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