A poco más de un mes para que finalice el año, en muchos hogares, parques, plazas comerciales y locales se acostumbra a poner el nacimiento navideño, cuyo fin es representar la llegada de Jesús de Nazareth. Sin embargo, aunque se trata de una costumbre que comparten millones de personas en todo el mundo desde hace siglos, algunos elementos se han modificado.
De acuerdo con información del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, la creación se le atribuye a San Francisco de Asis, y data de aproximadamente 800 años, en Italia. Aunque se debe señalar que un rasgo característico fue que se trató de hacer a escala real y natural, por lo que implicó la participación de personas y animales.
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No obstante, después de varios años se utilizaron objetos para representar este acontecimiento que se comenzó a replicar en cada casa. Posteriormente, durante el periodo de evangelización de la conquista, la escena se convirtió en parte de las tradiciones debido al sincretismo cultural entre los pueblos originarios y las personas novohispanas.
Consecuentemente, se adoptaron diferentes figuras, ya que en cada región había un grupo distinto con costumbres y diversas maneras de comprender el mundo.
Los elementos más característicos que han perdurado son: las figuras de la Virgen María, el niño Jesús y el carpintero José, junto con los tres Reyes Magos: Melchor, Gaspar y Baltasar. Asimismo, se suele complementar con animales y con la decoración del lugar en el que se cree que sucedió ese suceso, como la estrella de Belén, que de acuerdo a la creencia, guio a los Reyes Magos al lugar del nacimiento de Jesucristo. También se utiliza un pecebre para poner al niño, el heno como vegetación del lugar y algunos animales de granja, como burros, ovejas y bueyes.
Empero, como se mencionó anteriormente, es común que se utilicen distintos materiales y diferentes maneras de mostrar algunos elementos, pues cada cultura tiene una peculiar manera de asimilación y reinterpretación de los acontecimientos relevantes. Por ende, hay una diversidad de manifestaciones de esta fecha clave para la tradición cristiana, tal como se muestra a continuación.
Según información consultada en Casa Mejicú, en el municipio de Santiago Montoya Vázquez se elaboran figuras de silbato hechas con barro natural y, como se puede apreciar, con trazos peculiares que no se ven en otra región, pues son distintivos.
De acuerdo con la dependencia, el entorno natural también influye en el relativismo cultural entorno a esta práctica, ya que en la elaboración se utilizan materiales naturales, por lo que se proporciona una estética particular en cada caso.
En México se suele poner durante el inicio de las posadas, y se retira hasta el 6 de enero, aunque en algunas regiones se aplaza hasta el 2 de febrero, durante el Día de la Candelaria.
Nota original de El Heraldo de Juárez