En el marco del Día Mundial de la Felicidad, conmemorado cada 1 de agosto, el psicoterapeuta Arizeth Islas Castillo, compartió a detalle el fondo de esta celebración subrayando que “el sentido de vida no es que se encuentre, nosotros lo asignamos, por eso es importante tener alguna causa, algún proyecto, validar nuestros logros personales” para poder alcanzar la verdadera felicidad.
Y es que señaló que hoy en día, la manera en la que vive la sociedad da muestra de que no encuentra un sentido real y confunde el placer con la felicidad, lo cual desencadena un vacío interior que se refleja en los hábitos que se tienen y el estilo de vida de cada persona que, por lo general, no saben esperar y quieren “todo a la de ya”.
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De esa forma, aclaró que las personas felices son las que cuentan con hábitos concretos en su rutina diaria, como el hacer ejercicio, practicar un deporte, abrazar el dolor, buscar algo en lo que siente que fluye, etcétera, pues eso permite aplazar el placer a fin de generar la verdadera felicidad; “nos pasamos la vida buscando la felicidad y lo tenemos al alcance de nuestra mano”.
Aclaró que la felicidad es una respuesta de buscar el bienestar propio y consiste en aprender a vivir la vida con filtros en cuestión de sentimientos buscando un equilibrio, pues añadió que la alegría tiene que ver con el sentido que cada persona le va asignando a su vida.
En ese tenor, el objetivo principal de esta efeméride es resaltar el bienestar de la salud mental y la felicidad en la vida cotidiana, impulsando a la gente a encontrar todo aquello que lo hace sentir pleno y que le es bien a su salud mental y física.
Islas Castillo refirió que el origen de esta conmemoración data del 2008 luego de que Alfonso Becerra reflexionara sobre la importancia de la felicidad en los procesos mentales y de prestar atención a la salud mental. Esto, tras un estudio efectuado en Bután en donde se cuestionó si los indicadores económicos median cómo afectaba la felicidad.
“Lo que medimos afecta lo que hacemos, si la economía solo se medía por lo que se hacía, no se producía más”, explicó respecto a la reflexión hecha en aquel entonces, por lo que empezaron a medir la economía con los estándares con los que se miden la felicidad.
Actualmente, lamentó, la gente no le encuentra sentido a lo que hace y al final del día no se llena, “estamos adictos a las sensaciones meramente, estamos adictos a las experiencias; sin embargo, solo nos dejan un vacío más interior, esta sociedad llena de vacíos realmente lo que nos está invitando a hacer es encontrar un sentido a una parte de nuestra vida”.
Entre algunos de los hábitos que abonan a forjar un sentido a la vida enlistó el deporte, el caminar, el agradecimiento de los pequeños detalles, el pasar más tiempo con la familia y amigos, rodearse de gente positiva y escuchar música. Todo eso, permitirá saber postergar el placer y esperar ante lo que realmente se quiere, “felicidad no es placer, felicidad es un bienestar, un equilibrio en nuestra vida cotidiana”.