/ viernes 15 de octubre de 2021

Empresarios & Sociedad: El Centro Cultural Chihuahua

El sector privado chihuahuense promovió en el siglo pasado importantes iniciativas a favor de la cultura

El sector privado chihuahuense promovió en el siglo pasado importantes iniciativas a favor de la cultura. En esta ocasión, abordaremos brevemente el caso del Centro Cultural Chihuahua, encabezado por Eloy S. Vallina, ejemplo de un proyecto con visión regional, nacional y universal y que sirvió de modelo para otras instituciones privadas y públicas en el Estado.

Antecedentes: el Banco Comercial Mexicano

Ya desde los años 60, el Grupo Chihuahua a través del Banco Comercial Mexicano y su Departamento de Relaciones Públicas, auspiciaba conferencias y eventos culturales. El Heraldo de Chihuahua del 28 de octubre de 1963, destacaba que Aníbal de Iturbide había hecho la introducción de Carlos Gómez Palacio, miembro de la Sociedad Astronómica Mexicana, quien sustentó una charla sobre el Sistema Solar en presencia de un numeroso grupo de hombres de negocios.

El viernes 15 de agosto de 1969, el Departamento de Relaciones ya mencionado, patrocinó el Programa Cultural del Banco Comercial Mexicano. Como parte de este proyecto se anuncia el IV Encuentro de Pintores Chihuahuenses en la Sala Vallina. El Heraldo de Chihuahua, al siguiente día, nos describe que la ceremonia de inauguración estuvo a cargo de Eloy S. Vallina, Luis Monroy y José Fuentes Mares.

El Centro Cultural Chihuahua

Bajo el patrocinio de Eloy S. Vallina, a fines de la década de los 70, el Banco Comercial Mexicano adquirió la antigua casa de Luis Terrazas que, como narra Alma Montemayor en el libro La Casona del General, había sido utilizada en distintas épocas, ya como residencia de religiosas o como escuela para señoritas; pero también había sido en años más recientes, dedicada a la promoción de la cultura por el Instituto Mexicano-Norteamericano.

Con la participación de María Lagüera de Vallina y de Felipe Colomo Castro en el Consejo, y bajo la dirección de Mario Arras, se fundó el Centro Cultural Chihuahua. La antigua casa, entonces, tuvo una época de gran esplendor. Albergó exposiciones de pintura, conferencias de gran envergadura y nutridos seminarios sobre historia y cultura. Coincidió también el Centro Cultural con la edificación del nuevo Teatro de los Héroes, del Teatro de Cámara y del Teatro al aire libre, hacia el final de la gubernatura de Manuel Bernardo Aguirre.

Intención del Centro Cultural

En la “Intención” del álbum titulado Centro Cultural Chihuahua, firmada por Eloy S. Vallina, en diciembre de 1980, leemos: “El Grupo Chihuahua, al entregar a su ciudad capital este Centro Cultural, satisface a la vez ilusiones y deberes antiguos. Integrado primaria y fundamentalmente por hombres de negocios, no margina otros intereses, y menos los de la educación y la cultura, que tan cordialmente nos atañen. Comprometido sería definir qué nos complace más, si inaugurar una fábrica, o entregar ahora este Centro Cultural.”

También refiere: “Se advertirá que cargamos el acento en el carácter chihuahuense del Centro, o sea en su arraigo preferentemente regional. Sin renunciar por supuesto a cualesquiera manifestaciones de la cultura nacional o universal, nuestro centro define su preferencia por lo que más entrañablemente nos concierne: el Chihuahua del presente y del futuro: la nota diferencial de su historia, su arte y estilo de vida, obra de su peculiar contorno físico y moral…”

Foto: Eloy S. Vallina

Exposiciones y ediciones

En el Centro también había clases de música y en épocas de fiesta se representaba Don Juan Tenorio, se levantaban altares de muertos y en diciembre se llevaban a escena pastorelas. Igualmente se desplegaban exposiciones pictóricas y de antropología cultural chihuahuense. En 1981, una muestra de aquellos productos artísticos fue el magnífico texto: Paquimé. La cultura de Casas Grandes, que contribuyó a expandir el espacio a ediciones culturales de calidad. Las exhibiciones de este original arte plástico han trascendido al tiempo y al espacio.

Entre otros legados importantes del Centro Cultural Chihuahua se recuerda la integración de artistas chihuahuenses que vivían en la ciudad de México o en el extranjero. Escritores como José Vicente Anaya, Víctor Hugo Rascón Banda, Ignacio Solares, Joaquín Armando Chacón, Carlos Montemayor y Jesús Gardea, conformaron un grupo que contribuyó a enriquecer los circuitos culturales. A partir de entonces se habló con mayor fuerza de la existencia de una literatura chihuahuense.

Asambleas y recepciones

Sebastián, Águeda Lozano y Benjamín Domínguez, fueron algunos de los autores plásticos que también se vincularon de nuevo y más de cerca con Chihuahua. A través de asambleas de escritores y de artistas, promovidas por Mario Arras, este movimiento de congresos culturales, fue luego retomado por el Instituto Chihuahuense de la Cultura, agencia creada principios de los años 90 por el gobernador Fernando Baeza Meléndez.

Los eventos diplomáticos y políticos también tuvieron su lugar en los elegantes espacios de la casona. Fue el caso de Crispin Tickel y Peter Denison, embajador y secretario comercial de la Embajada de Inglaterra en México, respectivamente, ambos de visita en Chihuahua con una agenda de negocios. Por otro lado, el Centro fue escenario de la reunión de empresarios con el presidente Miguel de la Madrid, en aquellos años complejos para el sector privado.

Foto: Mario Arras

Relevo y referencia

Mario Arras (+) opinaba que el Centro Cultural Chihuahua había recibido el legado de la Asociación de Conciertos de la Comunidad de Chihuahua que ya no existía en los años 70, en gran medida por la ausencia de sus líderes, las entusiastas señoras Elías, Shelton y Falomir. Su trabajo altruista había prohijado eventos culturales durante varias décadas, a través del sistema de carnets colocados previamente en las empresas chihuahuenses, como el Banco Comercial, las cuales, a su vez, distribuían boletos entre sus empleados, sin vender entradas en taquilla.

Lamentablemente, con la incautación bancaria, perpetrada en 1982, el Centro Cultural fue paulatinamente perdiendo sus bríos iniciales, aunque supo mantener la calidad de sus programas y entregar a tiempo la estafeta a otros proyectos privados y públicos, prácticamente hasta el año 2000, fecha en que el inmueble dio lugar a la cultura gastronómica, referente local, nacional y de otras latitudes del planeta. Otro motivo de identidad y deleite para propios y extraños.


El sector privado chihuahuense promovió en el siglo pasado importantes iniciativas a favor de la cultura. En esta ocasión, abordaremos brevemente el caso del Centro Cultural Chihuahua, encabezado por Eloy S. Vallina, ejemplo de un proyecto con visión regional, nacional y universal y que sirvió de modelo para otras instituciones privadas y públicas en el Estado.

Antecedentes: el Banco Comercial Mexicano

Ya desde los años 60, el Grupo Chihuahua a través del Banco Comercial Mexicano y su Departamento de Relaciones Públicas, auspiciaba conferencias y eventos culturales. El Heraldo de Chihuahua del 28 de octubre de 1963, destacaba que Aníbal de Iturbide había hecho la introducción de Carlos Gómez Palacio, miembro de la Sociedad Astronómica Mexicana, quien sustentó una charla sobre el Sistema Solar en presencia de un numeroso grupo de hombres de negocios.

El viernes 15 de agosto de 1969, el Departamento de Relaciones ya mencionado, patrocinó el Programa Cultural del Banco Comercial Mexicano. Como parte de este proyecto se anuncia el IV Encuentro de Pintores Chihuahuenses en la Sala Vallina. El Heraldo de Chihuahua, al siguiente día, nos describe que la ceremonia de inauguración estuvo a cargo de Eloy S. Vallina, Luis Monroy y José Fuentes Mares.

El Centro Cultural Chihuahua

Bajo el patrocinio de Eloy S. Vallina, a fines de la década de los 70, el Banco Comercial Mexicano adquirió la antigua casa de Luis Terrazas que, como narra Alma Montemayor en el libro La Casona del General, había sido utilizada en distintas épocas, ya como residencia de religiosas o como escuela para señoritas; pero también había sido en años más recientes, dedicada a la promoción de la cultura por el Instituto Mexicano-Norteamericano.

Con la participación de María Lagüera de Vallina y de Felipe Colomo Castro en el Consejo, y bajo la dirección de Mario Arras, se fundó el Centro Cultural Chihuahua. La antigua casa, entonces, tuvo una época de gran esplendor. Albergó exposiciones de pintura, conferencias de gran envergadura y nutridos seminarios sobre historia y cultura. Coincidió también el Centro Cultural con la edificación del nuevo Teatro de los Héroes, del Teatro de Cámara y del Teatro al aire libre, hacia el final de la gubernatura de Manuel Bernardo Aguirre.

Intención del Centro Cultural

En la “Intención” del álbum titulado Centro Cultural Chihuahua, firmada por Eloy S. Vallina, en diciembre de 1980, leemos: “El Grupo Chihuahua, al entregar a su ciudad capital este Centro Cultural, satisface a la vez ilusiones y deberes antiguos. Integrado primaria y fundamentalmente por hombres de negocios, no margina otros intereses, y menos los de la educación y la cultura, que tan cordialmente nos atañen. Comprometido sería definir qué nos complace más, si inaugurar una fábrica, o entregar ahora este Centro Cultural.”

También refiere: “Se advertirá que cargamos el acento en el carácter chihuahuense del Centro, o sea en su arraigo preferentemente regional. Sin renunciar por supuesto a cualesquiera manifestaciones de la cultura nacional o universal, nuestro centro define su preferencia por lo que más entrañablemente nos concierne: el Chihuahua del presente y del futuro: la nota diferencial de su historia, su arte y estilo de vida, obra de su peculiar contorno físico y moral…”

Foto: Eloy S. Vallina

Exposiciones y ediciones

En el Centro también había clases de música y en épocas de fiesta se representaba Don Juan Tenorio, se levantaban altares de muertos y en diciembre se llevaban a escena pastorelas. Igualmente se desplegaban exposiciones pictóricas y de antropología cultural chihuahuense. En 1981, una muestra de aquellos productos artísticos fue el magnífico texto: Paquimé. La cultura de Casas Grandes, que contribuyó a expandir el espacio a ediciones culturales de calidad. Las exhibiciones de este original arte plástico han trascendido al tiempo y al espacio.

Entre otros legados importantes del Centro Cultural Chihuahua se recuerda la integración de artistas chihuahuenses que vivían en la ciudad de México o en el extranjero. Escritores como José Vicente Anaya, Víctor Hugo Rascón Banda, Ignacio Solares, Joaquín Armando Chacón, Carlos Montemayor y Jesús Gardea, conformaron un grupo que contribuyó a enriquecer los circuitos culturales. A partir de entonces se habló con mayor fuerza de la existencia de una literatura chihuahuense.

Asambleas y recepciones

Sebastián, Águeda Lozano y Benjamín Domínguez, fueron algunos de los autores plásticos que también se vincularon de nuevo y más de cerca con Chihuahua. A través de asambleas de escritores y de artistas, promovidas por Mario Arras, este movimiento de congresos culturales, fue luego retomado por el Instituto Chihuahuense de la Cultura, agencia creada principios de los años 90 por el gobernador Fernando Baeza Meléndez.

Los eventos diplomáticos y políticos también tuvieron su lugar en los elegantes espacios de la casona. Fue el caso de Crispin Tickel y Peter Denison, embajador y secretario comercial de la Embajada de Inglaterra en México, respectivamente, ambos de visita en Chihuahua con una agenda de negocios. Por otro lado, el Centro fue escenario de la reunión de empresarios con el presidente Miguel de la Madrid, en aquellos años complejos para el sector privado.

Foto: Mario Arras

Relevo y referencia

Mario Arras (+) opinaba que el Centro Cultural Chihuahua había recibido el legado de la Asociación de Conciertos de la Comunidad de Chihuahua que ya no existía en los años 70, en gran medida por la ausencia de sus líderes, las entusiastas señoras Elías, Shelton y Falomir. Su trabajo altruista había prohijado eventos culturales durante varias décadas, a través del sistema de carnets colocados previamente en las empresas chihuahuenses, como el Banco Comercial, las cuales, a su vez, distribuían boletos entre sus empleados, sin vender entradas en taquilla.

Lamentablemente, con la incautación bancaria, perpetrada en 1982, el Centro Cultural fue paulatinamente perdiendo sus bríos iniciales, aunque supo mantener la calidad de sus programas y entregar a tiempo la estafeta a otros proyectos privados y públicos, prácticamente hasta el año 2000, fecha en que el inmueble dio lugar a la cultura gastronómica, referente local, nacional y de otras latitudes del planeta. Otro motivo de identidad y deleite para propios y extraños.


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