En esta colaboración comentaremos un poco acerca de los diferentes mecanismos de creación de escuelas populares que impulsó el Club Rotario. En 1948, Julio Calderón, Leandro Sánchez Carlos Stege y Alberto Rico formaron el Comité Pro-Construcción de Escuelas, en respuesta a los acuerdos de las convenciones rotarias nacionales de aquella época. Enseguida esbozaremos tres formas complementarias de gestión de fondos y recordaremos brevemente el perfil de Julio Calderón, líder empresarial, presidente Rotario y eficaz funcionario público.
Registramos al menos siete escuelas con el sello rotario entre 1950 y 1980, aproximadamente, pero hubo muchas otras escuelas apoyadas como la Correccional para menores, un Jardín de Niños, la Casa y la Granja Hogar, por ejemplo, que se dieron a lo largo de varias décadas.
La financiación privada
Carlos Stege y otros empresarios rotarios, recurrieron a la cooperación de los socios para financiar planteles, pero también ellos mismos aportaron directamente recursos privados de las empresas. Por lo menos la Escuela Rotaria # 1, así como su posterior ampliación, contaron con la colaboración privada de las embotelladoras de la familia Stege.
Desde un inicio, los socios Rotarios, a diferencia de otros proyectos privados, acordaron con el Gobierno estatal, entregar los planteles a la autoridad educativa y al magisterio oficial. Nunca se propusieron administrarlos.
Las actividades de cooperación
No obstante, hubo otras formas de obtener recursos y de levantar aulas. El C. P. Jorge Iberri Enríquez, hijo del Dr. Jorge Iberri Márquez (ambos presidentes del Club), recuerda que sus años de infancia, acompañaba a su padre a las distintas actividades realizadas por el Club Rotario con el objeto de financiar la construcción de escuelas, en las que participaban miles de chihuahuenses de manera solidaria (como fue la “Pollocoa” de este pasado fin de semana).
En la revista Chuvíscar que dirigió Iberri Enríquez, encontramos resúmenes de actividades interesantes. La entonces famosa puesta en escena del Don Juan Tenorio, no sólo se montó en una ocasión y no nada más en la ciudad de Chihuahua, sino que también tuvo lugar en Cd. Juárez y en Parral. Los actores cambiaban un poco, aunque el director del montaje, al parecer fue siempre José Fuentes Mares. De pronto, comenta el contador Jorge Iberri, la costumbre de aprenderse el guión y ensayar dejó de ser atractiva para las nuevas generaciones de socios.
Los anuarios rotarios, registran la presentación de los Churumbeles de España y el desfile de caballos franceses para competencias olímpicas, dirigidos el General Mariles, doble medallista de oro; los bazares rotarios dieron frutos igualmente. Sin embargo, hubo otro modo que parece tenía más bien un objetivo ejemplar entre la sociedad chihuahuense. Los socios no dudaron en tomar el pico y la pala para hacer las zanjas de los cimientos de los edificios escolares.
Julio Calderón Licón, un gestor de escuelas
Julio Calderón Licón fue un importante empresario de la rama de materiales de construcción y del desarrollo habitacional. Fue heredero de una vocación por la ingeniería y la edificación, desarrollada por su padre y su abuelo, en la empresa Construcciones Calderón e Hijos y, más tarde en la que se llamó Calera Moderna. Los giros evolucionaron desde la venta de madera, piedra, cal, mezcla hasta a la fábrica de ventanas y el desarrollo de fraccionamientos.
A Julio Calderón le tocó una época, la de los años 40 y 50, en que aún no había seguro social, ni escuelas públicas para los niños de la periferia; tampoco becas de alimentación, matrícula ni de transporte. Por ello él, como algunos empresarios de ese tiempo que podían hacerlo, pagaba medicinas y consultas de sus trabajadores y de sus hijos, y también financiaba sus estudios.
El apoyo que daba a sus colaboradores incluía la entrega de despensas y la cobertura de gastos imprevistos. Su hija, la señora Celia Calderón Fierro, recuerda haberlo acompañado a entregar paquetes de alimentos, verlo quitarse el abrigo en invierno para dárselo a un oficial de tránsito en la calle y cancelar las deudas de personas humildes que no podían pagar los materiales. A este tipo de relación obrero-patronal de aquella época, se le llamó paternalismo.
La gestión de tres escuelas rurales
Paralelamente, Julio Calderón llevaba buena relación con los gobernadores de la época, Óscar Soto Máynez y Teófilo Borunda. Así, participó en el equipo técnico que delimitó el perímetro del Estado de Chihuahua y se desempeñó como Oficial Mayor y Secretario de Obras Públicas. El cronista de la ciudad, Alfonso Escárcega, oportunamente subrayó su honradez y eficacia.
Siendo presidente del Rotario Chihuahua en 1960 y 1961 y, al mismo tiempo, alto funcionario estatal con Teófilo Borunda, gestionó ante las distintas autoridades, el establecimiento de tres escuelas en la zona rural del municipio chihuahuense. El modelo utilizado para habilitar las aulas fue el de material prefabricado, y las poblaciones que se beneficiaron fueron: Ejido Bella Vista, Labor de Terrazas y el Fresno. Fueron las rotarias número 3, 4 y 5 respectivamente.
Durante su desempeño como Secretario de Obras Públicas y presidente del Club Rotario, fue el cerebro y el ejecutor de la canalización del Chuvíscar, sueño que había venido concibiendo años atrás y cuya realización se había visto postergada en dos ocasiones por falta de recursos federales. Julio Calderón vio el proyecto concretarse con apoyo de Adolfo López Mateos.
Una temprana despedida
Julio Calderón Licón fue sorprendido por una prematura muerte, en la plenitud de su trabajo por Chihuahua. Quizás se fue pronto porque ya había hecho lo debido. Dejó una herencia de empresario comprometido con la sociedad. A su deceso, los socios de la creciente Cementos de Chihuahua adquirieron el negocio de Calera Moderna.
La construcción de escuelas rotarias continuó por cerca de diez años más. Hoy, el Rotario continúa atendiendo los planteles que llevan su nombre, y también los de muchas otras de distintas organizaciones, dándoles mantenimiento y apoyando solidariamente al alumnado.
Julio Calderón, Teófilo Borunda y López Mateos, cortesía de Celia Calderón Fierro
Luis Monroy, Carlos Stege y Julio Calderón, cortesía de Jorge Iberri Enríquez