Antes de la Granja.
Un antecedente de la Granja Hogar que hoy conocemos se ubica en 1949, con la inauguración de la Casa Hogar (ahora) de Niñas. No en la finca de Nombre de Dios, sino en un local pequeño a un costado del templo de la Sagrada Familia, ese inmueble de fachada neogótica que se eleva en la avenida Venustiano Carranza. Por cierto, el doctor Jorge Iberri Márquez, en aquel tiempo, conjuntó una aportación de cien mil pesos para la construcción y habilitación de la Casa.
Ya en aquel 1949, según leemos en notas del Heraldo, un grupo de reconocidas señoras había decidido fundar una Asociación Civil, dedicada a dar casa a los niños sin hogar. Originalmente el proyecto fue creado para atender a niños huérfanos varones, que deambulaban en las calles. Con el paso del tiempo incluyó a niñas y, naturalmente, el espacio contiguo al templo, no fue ya suficiente para albergar a la niñez necesitada y por ello se dieron a la tarea de buscar otro lugar.
El 14 de enero de 1956, ante el Lic. Carlos Guízar Ocaranza, acudieron Gracia Terrazas de Cortazar, Ana María Llorente de Álvarez, Enriqueta Gill de Uranga, Guadalupe Chabre de Almeida, Natalia Terrazas de García, María Lagüera de Vallina y Margarita Torres de Terrazas, a formalizar el Acta Constitutiva del Asilo de Niños y Casa Hogar, en la figura legal de Institución de Beneficencia Privada, con el objetivo de “prestar toda clase de servicios de asilo, hospitalarios, económicos y culturales a los niños indigentes de este Estado de Chihuahua.”
Empresarios comprometidos con la niñez menesterosa.
En el libro Testimonios de una vida, un recuento de memorias sobre la madre Reynoso (inspiración y alma de la Granja), recogidas por Patricia Cano Luján, hay un breve texto escrito por la propia religiosa, en donde señala que el terreno que actualmente ocupa ésta, fue donado a la Asociación, mediante un fideicomiso, por Miguel Márquez Terrazas, Josefina Prieto de Márquez y Miguel Márquez Prieto. A esa propiedad, le agregaron un nogalera a fin de que el usufructo proveyera parcialmente a satisfacer las necesidades de la Granja.
Como relatamos en una entrega anterior, la familia Márquez se había hecho cargo del sustento de otra casa para la niñez trabajadora, específicamente para niñas y señoritas. La Amiga de la Obrera, como su nombre lo indica, se dedicó a asistir chiquillas cuyas madres tenían que trabajar y no les era posible cuidar de sus hijas de manera adecuada. Además, en su origen, la Amiga de la Obrera también se distinguió por albergar niñas de la etnia ralámuli, habitantes de nuestra ciudad.
En su recuento, la madre Reynoso, menciona “el altruismo y la generosidad de los integrantes de un club de servicio: los Sembradores de la Amistad”, ahora casi desaparecido en Chihuahua, pero que fue muy importante en los 50 y 60. En El Heraldo de esa época, observamos que ahí concurrían empresarios destacados como Ramiro Uranga Fernández, del ramo cervecero; o Leopoldo Mares Paredes, comerciante de auto servicio. También perteneció Luis Lara Leos, entonces un industrial promotor del queso Chihuahua y su presidente, el señor Rubén Legarreta.
Los Sembradores de Amistad.
Con una trayectoria menos extensa y menos documentada que otros Clubes de servicio, hemos seguido los trazos del Club Sembradores de Amistad a través de algunas notas del Heraldo y de recuerdos de empresarios que participaron o conocieron de las actividades de este Club entre los años 50 y hasta principios de los 80 en la ciudad de Chihuahua.
De acuerdo con una pequeña nota en la página de la red nacional de Sembradores de Amistad, ubicamos la formación de círculos principalmente en el norte y en algunas ciudades del centro del país. Adicionalmente, encontramos clubes en el sur de los Estados Unidos. En Ciudad Juárez aún opera un grupo bajo la denominación de Club Paso del Norte, y el directorio de la página consigna también el Club del Paso, Texas.
Siguiendo con esa misma página leemos un interesante artículo del conocido periodista Catón, Armando Fuentes Aguirre. En él establece brevemente que el Club fue fundado en Monterrey, en 1936, por don Eugenio Garza Sada y otros importantes industriales neoleoneses, con el fin de ofrecer una alternativa a los clubes de servicio originados en los Estados Unidos.
El imposible equilibrio de un cometido humano.
La Granja fue dirigida de 1960 a 1964 por el padre Humberto de Alba. En 1964, asumió la dirección el padre Agustín Pelayo; y luego la madre Reynoso se hizo cargo desde 1971 hasta 2004. A su muerte, la dirigió la madre Müggemburg, de la misma congregación del Sagrado Corazón de Jesús. Recientemente, ha habido una transición hacia directoras seglares: Irma Villalobos Loya e Idalí López González, ambas laicas comprometidas, han coordinado este proyecto solidario.
Algunos Patronos en los últimos años son: Norma Almeida García, Presidente; Luisa Ricaud de Cano, Tesorera; Rodrigo Tena Cruz, Secretario. Vocales: Azucena Antúnez de Picard, Augusto Champion Chapa, Jaime Creel Sisniega, Federico Elías Madero, Patricia Hernández Botello, Álvaro Madero Muñoz, Sergio Mares Delgado, Manuel Milán Reyes, Carlos Muñoz Olea, Enrique Terrazas Torres, Federico Terrazas Torres, Octavio Trevizo Domínguez.
En una carta a un empresario que reflexionaba acerca de la posibilidad de lograr un equilibrio financiero de la institución, mediante el trabajo de los niños internados, la madre Reynoso le escribe: “La parte económica no hemos podido nivelarla, pero creo que uno de mis deberes es seguir colaborando al concientizar a los que han sido más favorecidos económicamente, de su serio y justo deber de solidaridad con estos niños que son nuestros conciudadanos…”
Mañana celebramos la Natividad, misterio divino y humano. La niñez aporta sentido a la vida. La Granja apoya en un 80 % a niños ralámuli. Juntos somos una familia chihuahuense que nos hemos adoptado mutuamente.
