Según una tradición europea, la luz fantasma del Teatro de la Ciudad Manuel Talavera Trejo de Delicias permanece encendida a la espera de que nuevamente se reabran las puertas terminada la actual contingencia sanitaria.
“Es una señal de esperanza de que vamos a regresar a encender todo el equipo para ponernos a chambear y darle a la gente esa magia que nada más el teatro tiene”, dijo a Gossip Alejandro Azúa, técnico de audio, quien lamentó que este Día Mundial del Teatro el recinto esté vacío.
“Celebramos la expresión artística que da vida a estos lugares (…), es triste porque no podemos celebrar con lo que nos gusta hacer y hemos hecho en los últimos 28 años, pero tenemos la esperanza de regresar”, añadió.
En diciembre de 1991, Alejandro Azúa trabajaba en la compañía que construía el mencionado teatro. Cuando enfermó el traductor de los técnicos de Estados Unidos que instalaban la torre de tramoya él entró al quite y se fue enterando de cómo funcionaba el equipo, además que su curiosidad le hizo leerse todos los manuales.
En junio de 1992, después del concierto inaugural con la Orquesta Sinfónica Juvenil Carlos Chávez de México dirigida por Moisés Ordaz, lo mandaron de regreso a la constructora, pero ya se había “enamorado” del teatro.
“Fui a aplicar para trabajar y de ese tiempo para acá ya conozco de cabo a rabo todo el espacio, con los ojos cerrados”.
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