/ martes 24 de abril de 2018

El manejo del miedo

Como una estrategia en las campañas electorales, tradicionalmente ha sido el infundir miedo a la población, un factor que sin duda ha influido en el voto de los ciudadanos. Para muestra, el botón del “peligro para México” acreditado a Andrés Manuel López Obrador en elecciones pasadas.

Hoy la táctica es la misma, “tengo miedo” rezan los spots del candidato del PRI José Antonio Meade en la radio y la televisión en un bombardeo indiscriminado de propaganda política que el órgano electoral encargado de organizar las elecciones de este año ha permitido, bajo la premisa de la difusión de los compromisos de campaña de los candidatos, incapaz de controlar lo que se ha convertido en un verdadero martirio al tener que escuchar tanta información repetitiva en la radio y televisión.

Pero el factor del uso del “miedo” poco a poco va perdiendo la fuerza que inicialmente tuvo al comprobar los mexicanos que a pesar de todo; las reformas estructurales, la forma de gobernar, las acciones de muchos políticos en el servicio público, el uso indiscriminado de la impunidad y el avance desmedido de la corrupción, son elementos que no sólo deben infundir miedo, sino terror de que permanezcan o se incrementen en nuestro país.


Porque beneficios en los últimos sexenios que reflejen mejorías sustanciales en el ámbito social y económico para la población están ausentes. El despertar y abrir los ojos descubriendo la falsedad de las promesas de los actores políticos de los partidos que han estado en el poder es un acto de terrorismo social, por lo que ya el pretender infundir miedo a la ciudadanía, es como asustar con el “coco” a los niños de la actualidad.


El debate del domingo pasado nos mostró un escenario diferente al tradicionalmente vivido en años anteriores. Sí, se nota el miedo. El miedo a que López Obrador cumpla su compromiso de combatir y acabar con la corrupción y la impunidad, el miedo a que los beneficios económicos para los políticos millonarios se terminen, el miedo a que los ciudadanos alcancemos niveles más altos de educación y responsabilidades, el miedo a que se revise y se pueda cancelar una obra millonaria con inversiones de los fondos de las pensiones para los trabajadores que representan el 30% de la inversión del nuevo aeropuerto, el miedo a perder el poder y los privilegios que se alcanzan, el miedo a revertir la reforma educativa, energética, fiscal y de seguridad que no han servido para traer educación, bonanza económica y seguridad pública a los mexicanos. Sí, hoy es al revés, los adversarios de López Obrador tienen miedo, lo demostró el pasado debate, y cuánto no será su miedo que ya se habla de la estratégica unión PRIAN para vencerlo.


Correo: vicmedina@hotmail.com

Como una estrategia en las campañas electorales, tradicionalmente ha sido el infundir miedo a la población, un factor que sin duda ha influido en el voto de los ciudadanos. Para muestra, el botón del “peligro para México” acreditado a Andrés Manuel López Obrador en elecciones pasadas.

Hoy la táctica es la misma, “tengo miedo” rezan los spots del candidato del PRI José Antonio Meade en la radio y la televisión en un bombardeo indiscriminado de propaganda política que el órgano electoral encargado de organizar las elecciones de este año ha permitido, bajo la premisa de la difusión de los compromisos de campaña de los candidatos, incapaz de controlar lo que se ha convertido en un verdadero martirio al tener que escuchar tanta información repetitiva en la radio y televisión.

Pero el factor del uso del “miedo” poco a poco va perdiendo la fuerza que inicialmente tuvo al comprobar los mexicanos que a pesar de todo; las reformas estructurales, la forma de gobernar, las acciones de muchos políticos en el servicio público, el uso indiscriminado de la impunidad y el avance desmedido de la corrupción, son elementos que no sólo deben infundir miedo, sino terror de que permanezcan o se incrementen en nuestro país.


Porque beneficios en los últimos sexenios que reflejen mejorías sustanciales en el ámbito social y económico para la población están ausentes. El despertar y abrir los ojos descubriendo la falsedad de las promesas de los actores políticos de los partidos que han estado en el poder es un acto de terrorismo social, por lo que ya el pretender infundir miedo a la ciudadanía, es como asustar con el “coco” a los niños de la actualidad.


El debate del domingo pasado nos mostró un escenario diferente al tradicionalmente vivido en años anteriores. Sí, se nota el miedo. El miedo a que López Obrador cumpla su compromiso de combatir y acabar con la corrupción y la impunidad, el miedo a que los beneficios económicos para los políticos millonarios se terminen, el miedo a que los ciudadanos alcancemos niveles más altos de educación y responsabilidades, el miedo a que se revise y se pueda cancelar una obra millonaria con inversiones de los fondos de las pensiones para los trabajadores que representan el 30% de la inversión del nuevo aeropuerto, el miedo a perder el poder y los privilegios que se alcanzan, el miedo a revertir la reforma educativa, energética, fiscal y de seguridad que no han servido para traer educación, bonanza económica y seguridad pública a los mexicanos. Sí, hoy es al revés, los adversarios de López Obrador tienen miedo, lo demostró el pasado debate, y cuánto no será su miedo que ya se habla de la estratégica unión PRIAN para vencerlo.


Correo: vicmedina@hotmail.com