/ martes 24 de abril de 2018

“La gente odia a quienes le hacen sentir su propia inferioridad”: Lord Chesterfield

Muchos políticos actuales tienen como ejemplo y paradigma a Joseph Goebbels, ministro de Propaganda del NSDAP y del Tercer Reich. Su habilidad esencial era mentir, se le atribuye la frase: “Repite una mentira mil veces y la convertirás en odio, perdón, en verdad”. Los merolicos de día de plaza sacaban dinero para “el chivo” mintiendo, utilizando la frase: “Que no le digan, que no le cuenten, porque a la mejor le mienten, compre ‘Fosfo Vitacal’”. Hoy el “sumo pontífice” moreno dice lo mismo de manera maniquea: “Yo y sólo yo”, a los demás, que no comparten mi pensamiento, ódienlos, son malos y corruptos. Día tras día, semanas, meses y años ha repetido lo mismo.

Olvidaremos su ambición de poder, cuando fue duramente cuestionado por el PRD y su dirigencia y militancia. Se dedicó a “recoger” desechos de otros institutos políticos y creó su propio partido, tal como lo hizo Francisco Ignacio Madero, cuando rechazó a los hermanos Vázquez Gómez y al Partido Antirreeleccionista. Su “Fosfo Vitacal” es su delirante egolatría de ser presidente de nuestra patria y gobernarla a capricho, tal como lo hizo el “führer”nazi en Alemania. Dividir y enconar a la sociedad, con etiquetas y epítetos, como en Alemania, donde se anatematizó a los comunistas, demócratas y judíos. Pero el proceso no quedó allí, sino que se les criminalizó y se les secuestró y asesinó. Sólo nos falta que organice las “marchas nocturnas de antorchas” y los ataques brutales a los que no comparten sus ideas y procedimientos.

Muy anacrónicos son los recursos políticos de considerarse junto a sus grupos o partidos como prístinos y ejemplares. Su presunción es tal que inventan escenarios etéreos de su posible gestión gubernamental. Acabaremos con los “malos” y triunfaremos los “buenos”, porque yo soy muy bueno. Los mexicanos ya terminamos la época del caudillaje y del paternalismo, somos laboriosos y responsables, por ello rechazaremos a los merolicos y a los maniqueos en el próximo proceso electoral.


Muchos políticos actuales tienen como ejemplo y paradigma a Joseph Goebbels, ministro de Propaganda del NSDAP y del Tercer Reich. Su habilidad esencial era mentir, se le atribuye la frase: “Repite una mentira mil veces y la convertirás en odio, perdón, en verdad”. Los merolicos de día de plaza sacaban dinero para “el chivo” mintiendo, utilizando la frase: “Que no le digan, que no le cuenten, porque a la mejor le mienten, compre ‘Fosfo Vitacal’”. Hoy el “sumo pontífice” moreno dice lo mismo de manera maniquea: “Yo y sólo yo”, a los demás, que no comparten mi pensamiento, ódienlos, son malos y corruptos. Día tras día, semanas, meses y años ha repetido lo mismo.

Olvidaremos su ambición de poder, cuando fue duramente cuestionado por el PRD y su dirigencia y militancia. Se dedicó a “recoger” desechos de otros institutos políticos y creó su propio partido, tal como lo hizo Francisco Ignacio Madero, cuando rechazó a los hermanos Vázquez Gómez y al Partido Antirreeleccionista. Su “Fosfo Vitacal” es su delirante egolatría de ser presidente de nuestra patria y gobernarla a capricho, tal como lo hizo el “führer”nazi en Alemania. Dividir y enconar a la sociedad, con etiquetas y epítetos, como en Alemania, donde se anatematizó a los comunistas, demócratas y judíos. Pero el proceso no quedó allí, sino que se les criminalizó y se les secuestró y asesinó. Sólo nos falta que organice las “marchas nocturnas de antorchas” y los ataques brutales a los que no comparten sus ideas y procedimientos.

Muy anacrónicos son los recursos políticos de considerarse junto a sus grupos o partidos como prístinos y ejemplares. Su presunción es tal que inventan escenarios etéreos de su posible gestión gubernamental. Acabaremos con los “malos” y triunfaremos los “buenos”, porque yo soy muy bueno. Los mexicanos ya terminamos la época del caudillaje y del paternalismo, somos laboriosos y responsables, por ello rechazaremos a los merolicos y a los maniqueos en el próximo proceso electoral.