/ martes 24 de abril de 2018

Las pasiones políticas

Después de ver el debate presidencial del pasado domingo se constató que en cada elección acaece la misma trama de amor y odio, intriga y burla, pero con rostros renovados; observamos extremos de energía apasionada, no sólo entre candidatos, sino en la sociedad, tal cual partido de futbol entre equipos rivales de ataño. Estamos en medio de un circo electoral donde la propaganda, canciones, spots y “memes” rebosan por donde quiera. Especialmente estos últimos, bufándose de los candidatos por sus discursos, que apabullaron con datos engañosos sobre la realidad del país, para con ello, construir su discurso y justificar por qué son los mejores para ganar. Dejó entrever, como en cada elección, el discurso de la “mentira política”, de la exageración e incluso, la ridiculez, prevaleció.

Escuchaba una entrevista realizada a Ikram Antaki hace algunos años, hablar sobre las pasiones políticas y la mentira: “En México la mentira, la manipulación, la exageración, son parte de nuestro discurso diario, son parte de nuestra cotidianidad, tanto por parte de los políticos como del pueblo en general”. En teoría, ante un engaño, las personas no darían su voto a un mentiroso, pero pareciera que a la sociedad le gusta ser engañada. Ante ello, ¿cuántos sabemos que nuestro candidato nos engaña, y a pesar de ello, votaremos por él o ella?, ¿votaríamos por ellos si dijeran la verdad? Los candidatos se esfuerzan por permear a la opinión pública, emplean mensajes agudos, precisos y, a riesgo de caer en el sarcasmo, al límite de la descalificación y el uso de la propaganda negra. Ahora, hasta el discurso de violar los Derechos Humanos, como cortar las manos a los ladrones, en vez de causar espasmo, causó risa.

Continúa diciendo Antaki que “las emociones, sentimientos y las pasiones acompañan la vida política, desde la irritación causada por una modesta discusión sobre un candidato, hasta las angustias o la embriaguez de una victoria electoral”. Con emociones y sentimientos algunos ponen la razón en manos de la pasión, y con enojo, frustración, cansancio y apatía, ejercerán su voto.

Tenemos el deber de razonar el voto, dejar de ejercerlo de forma emocional; de protesta o de castigo. Intentemos acceder a una democracia que defienda nuestros valores, la separación de poderes, el respeto a los Derechos Humanos y garantice un estado de paz, tan apremiante en nuestro país. A la hora de llegar a las urnas, hagámoslo promoviendo la democracia y no, simplemente por protestar. Cambiemos nuestra realidad, discerniendo inteligentemente y con las pasiones guardadas en la bolsa.


yanez_flor@hotmail.com

www.floryanez.com

Después de ver el debate presidencial del pasado domingo se constató que en cada elección acaece la misma trama de amor y odio, intriga y burla, pero con rostros renovados; observamos extremos de energía apasionada, no sólo entre candidatos, sino en la sociedad, tal cual partido de futbol entre equipos rivales de ataño. Estamos en medio de un circo electoral donde la propaganda, canciones, spots y “memes” rebosan por donde quiera. Especialmente estos últimos, bufándose de los candidatos por sus discursos, que apabullaron con datos engañosos sobre la realidad del país, para con ello, construir su discurso y justificar por qué son los mejores para ganar. Dejó entrever, como en cada elección, el discurso de la “mentira política”, de la exageración e incluso, la ridiculez, prevaleció.

Escuchaba una entrevista realizada a Ikram Antaki hace algunos años, hablar sobre las pasiones políticas y la mentira: “En México la mentira, la manipulación, la exageración, son parte de nuestro discurso diario, son parte de nuestra cotidianidad, tanto por parte de los políticos como del pueblo en general”. En teoría, ante un engaño, las personas no darían su voto a un mentiroso, pero pareciera que a la sociedad le gusta ser engañada. Ante ello, ¿cuántos sabemos que nuestro candidato nos engaña, y a pesar de ello, votaremos por él o ella?, ¿votaríamos por ellos si dijeran la verdad? Los candidatos se esfuerzan por permear a la opinión pública, emplean mensajes agudos, precisos y, a riesgo de caer en el sarcasmo, al límite de la descalificación y el uso de la propaganda negra. Ahora, hasta el discurso de violar los Derechos Humanos, como cortar las manos a los ladrones, en vez de causar espasmo, causó risa.

Continúa diciendo Antaki que “las emociones, sentimientos y las pasiones acompañan la vida política, desde la irritación causada por una modesta discusión sobre un candidato, hasta las angustias o la embriaguez de una victoria electoral”. Con emociones y sentimientos algunos ponen la razón en manos de la pasión, y con enojo, frustración, cansancio y apatía, ejercerán su voto.

Tenemos el deber de razonar el voto, dejar de ejercerlo de forma emocional; de protesta o de castigo. Intentemos acceder a una democracia que defienda nuestros valores, la separación de poderes, el respeto a los Derechos Humanos y garantice un estado de paz, tan apremiante en nuestro país. A la hora de llegar a las urnas, hagámoslo promoviendo la democracia y no, simplemente por protestar. Cambiemos nuestra realidad, discerniendo inteligentemente y con las pasiones guardadas en la bolsa.


yanez_flor@hotmail.com

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