“No creo en la reinserción social, porque constitucionalmente el origen viene viciado del sistema penitenciario. Estamos frente a un monstro jurídico, un abismo legislativo en materia penitenciaria porque son totalmente antagónicos el sistema jurídico y proceso de reinserción”, dijo el criminólogo José Carlos Hernández Aguilar, quien detalló que sólo el 2% de la población interna se reinserta.
La conferencia se llevó a cabo en la Comisión Estatal de Derechos Humanos, en conmemoración del segundo aniversario luctuoso del periodista Adrián Rodríguez Samaniego.
El tema abordado fue las realidades y contradicciones de Sistema Penitenciario Mexicano, donde resaltó en primera instancia que el principal problema del sistema CPS es que pretende reinsertar a la persona a la vida socialmente útil, a su egreso. “Es un sistema que va rumbo al fracaso porque no hay esta armonía jurídica, entonces la solución es volver a reglamentar y relegislar”, dijo, apuntando que la reinserción social es un monopolio de gobierno.
“Si me preguntan si creo en la reinserción, y mi respuesta tajantemente es no, para nada, porque constitucionalmente el origen viene viciado del sistema penitenciario”, acotó Hernández Aguilar.
Al abordar las contradicciones entre el Sistema de Justicia Penal y la Reinserción Social, el especialista precisó que el fin de derecho penal es la venganza o la sanción, no la reinserción. “El sistema penitenciario es castigo”.
Hizo saber que la Ley Nacional de Ejecución Penal entró en vigor recientemente en todo el país y, para ahorita, el 80% de los ministerios públicos en Chihuahua y México no conocen las entrañas de esta ley. De acuerdo a su artículo 4, Reinserción Social es la “restitución del pleno ejercicio de las libertades tras el cumplimiento de una sanción o medida ejecutada con respecto a los derechos humanos”.
“Chihuahua, a que estamos jugando, ¿o reinsertamos o castigamos? No pueden ir combinados porque es un fracaso”, dijo y consideró que un criminal de tan alto nivel no podrá reinsertarse socialmente.
Continuó manifestando que actualmente el sistema económico mexicano está hecho a través de la ley penal para despresurizar y vaciar los penales, “la ley está hecha a modo. Las leyes que tenemos en México son mil maneras de evadir la justicia, están hechas para que haya recovecos, lagunas, océanos y contradicciones para que el procesado pueda evadirse, simplemente con la falta del debido proceso”, señaló, al momento que criticó que es tan fácil vulnerar la ley.
Al abundar en las contradicciones reales, en el sistema penal los jueces tienen la obligación de emitir sentencias, condenas; el sistema penal, al emitir su sentencia, impone meses o años de prisión, “nunca se ha visto una sentencia que diga: 10 años de proceso de reinserción; porque todavía estamos castigando como derecho de venganza. En cambio el sistema de reinserción que no existe, los meses o años que una persona debe permanecer en un centro de reinserción que tampoco existe, como consecuencia de una conducta delictiva debería ser llamado meses o años de proceso definitivo de reinserción”.
Ante esto, opinó que hay un lenguaje hipócrita, un lenguaje mentiroso entre castigo y reinserción, puesto que el sistema penitenciario castiga al sistema e reinserción, que le llama penitenciaria o centros penitenciarios y eso que la ley acaba de entrar en vigor en todo el país, en lugar de llamarlos centros de reinserción social.
“¿Por qué es un fracaso el sistema de reinserción?, porque como sociedad estamos obligados a recibir en las entrañas a esta persona que es delincuente, ¿quién recibiría en su casa a un secuestrador, a un violador? Lo que revela la hipocresía y la falacia del sistema penitenciario”, cuestionó.
Por todo lo anterior, sus propuestas conceptuales son el sistema reinsertorio, inserción social, reinserción social y la creación de centros de resiliencia social.
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