El rugir de los motores de Custom Riders lideró una fila de más de medio centenar de motociclistas en una rodada de Chihuahua a Santo Domingo para celebrar el 35 aniversario del club.
El conocido sonido de las motocicletas comenzó a sonar cerca de las 14 horas, cuando los primeros pilotos arribaron al parque El Palomar, pese a las primeras gotas de lluvias que comenzaban a caer. Al lugar acudieron más de 50 motociclistas en compañía de sus esposas, novias, madres e hijas como copilotos y algunas como conductoras.
En el trascurso de una hora, el estacionamiento se inundó de cuero negro, botas negras y distintos logotipos de más de diez clubes. Todos los pilotos se mantenían cerca de sus poderosas bestias de acero, ansiosas por dejar marca en el asfalto.
A pesar de que la lluvia se incrementó y medianos causales se formaron por las calles de la ciudad, esto no fue suficiente para que los motociclistas desistieran en su deseo de emprender el viaje, “ya estamos acostumbrados”, dijeron mientras disfrutaban la inclemencia del clima como parte de la vida de ser un motociclista.
Cerca de las 16:00 horas emprendieron viaje rumbo a Santo Domingo, vistiendo sus cascos de seguridad y algunos impermeables, fueron escoltados por policías viales y un grupo de motociclistas capacitados para brindar primeros auxilios en caso de algún suceso inesperado.
La diversión del camino y del evento en el destino no fue sólo de los amantes de la velocidad, sino también de los vecinos de las poblaciones que se atraviesan en su camino a la orilla de la carretera. Familias enteras se detuvieron a ver a los paseantes para tomarles fotografías y videos, es todo un espectáculo visual.
Los viajantes arribaron a su destino en la zona de acampar Santo Domingo, donde ya les esperaban personas y comida para solventar la noche de diversión e integración. Cinco grupos de rock del estado ofrecieron un concierto, el conocido rodeo biker se disfrutó como nunca. La pasión y la fraternidad van acompañadas del viaje, buenos amigos, familia y una motocicleta, ingredientes perfectos que pueden converger para hacer sonar el motor.