Con ayuda de cobijas, cartón, y piedras, principalmente, Armando construyó su pequeño hogar en el Canal y calle Guadalupe, dónde habita desde hace más de un año, y cuando el frío cala hasta los huesos, lo comparte con otros compañeros de la calle.
"No busco meterme en problemas, ya que mi meta es mantenerme aquí, y hacerme creer a mi mismo que sí se puede salir adelante de una u otra manera", comentó el hombre de 40 años.
Dijo que hasta el momento no ha logrado conseguir trabajo; por lo que a la fecha se dedica a buscar entre la basura aluminio, fierro viejo, así como pedazos de cobre para vender, y de vez en cuando consigue ropa y otros artículos que le sirven.
Hizo saber que en ocasiones comparte el espacio con otros compañeros, que le piden poder pernoctar con él para sortear las bajas temperaturas. "Cuándo el frío cala machín, le caen, y cómo quiera le hacemos", señaló.
Armando detalló que a pesar de lo precario de su "choza", los materiales logran detener en buena medida las frías corrientes de viento, esto gracias también a qué dentro improvisó una estufa que por las noches enciende para mantener un poco de calor.
Asimismo, cuenta con un colchón y una base, pero aún así son muchas las necesidades que tiene; sin embargo, dice estar feliz por al menos tener dónde dormir.
Armando manifestó que trata de mantener limpio en lugar, para evitar llamadas de atención de las autoridades, y que trata de siempre acomodar los productos que comercializa para mantener ordenado el lugar.