Cerca del 80 por ciento de los niños y adolescentes con algún tipo de cáncer pueden ser curados si se detecta a tiempo y en forma oportuna la enfermedad, y ello depende en gran medida de la labor de padres de familia, quienes deben observar regularmente a sus hijos para identificar a tiempo las señales de alerta, afirmó el especialista en oncología pediátrica Francisco Rivera.
Agregó que además es necesario llevar a los niños a revisiones médicas periódicas aunque no estén enfermos, para asegurar que todo marcha bien en su crecimiento, desarrollo y estado de salud.
Además, lo ideal es que sea siempre el mismo médico que ha llevado el control del niño quien lo revise, ya que de esta forma es más fácil detectar cualquier cambio.
“El cáncer infantil y en adolescentes es una de las principales causas de mortalidad por enfermedad en este grupo de edad y tiene un gran impacto físico, emocional, social, espiritual y económico, tanto para el paciente como para su familia”, refirió.
Es por lo anterior que resulta de vital relevancia conocer más acerca de este tema, “para estar atentos al desarrollo y el estado de salud de nuestros hijos o niños cercanos”.
El cáncer infantil no es una sola enfermedad, sino un grupo de enfermedades que ponen en riesgo la vida de los niños, así como su integridad física y que tienen implicaciones importantes en su condición de salud que impiden que los niños realicen la actividad cotidiana normal para su edad.
El cáncer se manifiesta con síntomas muy inespecíficos, que no son propios de la enfermedad y que pueden fácilmente confundirse con otros padecimientos. Por ejemplo, algo tan común como la fiebre, en la mayor parte de los niños, seguramente será consecuencia de una infección pasajera.
“¿Cuándo debemos preocuparnos? Cuando hay fiebre persistente por más de dos semanas o no responde con los tratamientos habituales y ha recibido más de dos tipos de antibióticos y persiste, debemos descartar que la fiebre sea de origen maligno o por algún tipo de cáncer como la leucemia”.
“La mejor manera de detectar oportunamente este grupo de enfermedades es a través de un buen control del niño sano, es decir, llevarlo con su pediatra en forma regular y no sólo cuando estén enfermos”.