Con el propósito de agravar los delitos de violación y abuso sexual cuando se suministre a la víctima alguna sustancia psicotrópica o estupefaciente en contra de su voluntad o sin su conocimiento, previo o durante la comisión del delito, la diputada presidenta Georgina Bujanda, presentó iniciativa a fin de adicionar la fracción VIII al artículo 175 del Código Penal del Estado de Chihuahua.
La legisladora, detalló que en México la violencia sexual en contra de las mujeres es muy alta. Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, durante 2020 se registraron un total de 5 mil 3 casos de abuso sexual, mientras que al cierre de octubre del presente al año suman ya 5 mil 216; es decir este año finalizará con un alza en la incidencia de este delito en todo el país. En tanto que Chihuahua, ocupa en este mismo tiempo el segundo lugar nacional con 602 casos de abuso sexual.
Asimismo, expuso que se tiene registro a nivel nacional de 3 mil 029 incidentes del delito de Violación hasta octubre de este año. Mientras que en Chihuahua, esta cifra asciende a 257 casos, poniendo a nuestra entidad en cuarto lugar nacional.
Ante este lamentable escenario, destacó que es importante analizar las tareas pendientes en nuestro estado. “La prevención, siempre será la mejor arma para combatir el delito, sin embargo, es importante que nuestra legislación atienda el contexto social actual”, dijo.
Aparte, Bujanda indicó que según señala el documento “Violencia sexual contra las mujeres y consumo de drogas” elaborado por el Instituto Nacional de las Mujeres, hasta 17% de las agresiones sexuales podrían considerarse como casos de sumisión química por exposición involuntaria de la víctima a alguna sustancia psicoactiva. Asimismo, dispone que algunas de las víctimas no denuncian, en parte por el efecto amnésico de las sustancias.
Las adolescentes pueden no reconocer que han consumido alcohol o drogas cuando han sido víctimas de una agresión sexual: según resultados de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, 10.3% de las adolescentes han sufrido problemas de salud debido a agresiones sexuales, de las cuales 9.6% señaló que no sabía o no respondió a la pregunta de si estaba bajo los efectos del alcohol o drogas cuando ocurrió la agresión, lo que puede interpretarse como una respuesta evasiva por el estigma social que culpabiliza a la víctima.