La Diócesis de Chihuahua cumple 131 años, nació en el porfiriato, ha sobrevivido a la Revolución, a la persecución religiosa y ha tenido notables obispos que han sabido renovar la vida de la comunidad diocesana.
El padre Gustavo Sánchez Prieto, rector del Santuario de San Judas y vocero de la Arquidiócesis informó que monseñor Constancio Miranda Weckmann ha enviado un mensaje invitando a los fieles y religiosos a celebrar el aniversario de la Diócesis, la cual 60 años después fue erigida como Arquidiócesis.
Destacó que este aniversario es un signo de madurez y crecimiento porque a los largo de estos años se ha vivido el magisterio de distintos papas, la dirección de distintos obispos, desde hace más de 10 años con monseñor Constancio Miranda.
La historia asienta que el 23 de junio de 1891 el Papa León XIII mediante la bula pontificia Illud in primis, erigió la Diócesis de Chihuahua, como un desprendida de territorio de la Arquidiócesis de Durango.
El primer Obispo fue don José de Jesús Ortiz y Rodríguez, quien fue elegido el 15 de junio de 1893, siendo ordenado como tal el 10 de septiembre de 1893 y tomando posesión como tal 3 de octubre de 1893.
La primera desmembración territorial que tuvo la diócesis chihuahuense fue el 6 de mayo de 1950 con la erección de la entonces misión sui iuris de Tarahumara.
Posteriormente, el 10 de abril de 1957, se erigió la diócesis de Ciudad Juárez, siendo ésta su último desmembramiento territorial antes de ser erigida como Arquidiócesis, el 22 de noviembre de 1958 por el Papa Juan XXIII mediante la bula pontificia Supremi Muneris. Fue
Monseñor Antonio Guízar y Valencia, quien se desempeñaba como Obispo de Chihuahua, el primer Arzobispo.
El padre Sánchez Prieto resaltó que la diócesis vivió la persecución religiosa donde fue martirizado San Pedro de Jesús Maldonado. Vinieron los años del Concilio Vaticano II y la participación de don Adalberto Almeida como obispo de Zacatecas, para luego en 1969 llegar como Arzobispo de Chihuahua con la dinámica del concilio para renovar la vida de la comunidad diocesana.
Se vivieron los años de la renovación carismática y la proyección social del evangelio, experiencias que han sido muy bonitas.
“Que el Señor sigue bendiciendo a nuestra Arquidiócesis a pesar de las circunstancias que vivimos hoy en día, la pandemia por un lado, la violencia creciente por todos lados y las situaciones de violencia que se multiplican cada día, que están reclamando de nosotros un testimonio vivo y una palabra clara en el respeto a la vida, fidelidad al evangelio y obediencia a la ley de Dios”.
El sacerdote elevó su plegaria para que Dios siga bendiciendo el camino de la Arquidiócesis, al obispo, al clero ahora mermado a causa de la Covid, al Seminario y a todos los laicos, religiosas y religiosos. “Tenemos mucho camino que seguir recorriendo juntos”.