El arzobispo de Constancio Miranda Weckmann presidió la sagrada eucaristía del domingo XIV del tiempo ordinario, en la que refirió al evangelio en el que manifiesta Jesús su preferencia en revelar los misterios del Reino, en decirles las cosas de la Salvación de quienes son sencillos y humildes de corazón.
➡️ Recibe las noticias directo a tu celular. Suscríbete aquí a nuestro canal de WhatsApp
“A la vez que nos hace un llamado para ir hacia él, los que estén fatigados por la carga, ‘porque yo les daré alivio, porque mi yugo es suave y mi carga es ligera’. Los entendidos y sabios, a quienes se refiere el pasaje, son los que confían en su propia sabiduría para interpretar las cosas del mundo y de Dios, y ellos por su autosuficiencia no pueden llegar al conocimiento del Señor, porque su soberbia no los deja aceptar la revelación que Cristo nos ha traído”, explicó monseñor Miranda.
En ese sentido, discernió que los más altos misterios del Reino, están revelados a los sencillos y humildes, de quienes se piensa que son pequeños, pero son los únicos grandes ante el amor de Dios; porque la grandeza del amor de Dios, queda oculta la sabiduría del mundo.
Compartió que ya en el tiempo de Jesús, había gente de esta, como hay ahora: los escribas y fariseos, quienes por su orgullo, no alcanzaron a comprender que ya estaba en la tierra el Mesías, aunque se sabían las escrituras, se les pasó de noche, porque su manera de adentrarse era con la cabeza, con los ritos, y no con la sencillez del corazón.
“En cambio, los que no eran escribas y fariseos, o sea, los apóstoles, sin mayor cultura, con un corazón humilde tuvieron acceso a las íntimas conversaciones y realidades del amor de Dios. Es que la sabiduría del mundo no basta para conocer los misterios y secretos de Dios, si queremos entrar al corazón de Jesús, debemos dejarnos llevar por el amor, por la acción del espíritu santo en nosotros. No pretender hacer, sino dejarse hacer, por el espíritu de Dios, por el Espíritu Santo”, manifestó.
Monseñor Miranda Weckmann citó el evangelio de hoy, como algo muy bonito, las palabras del Señor que alientan para dar confianza cuando el dolor, la preocupación, la aflicción y el miedo lleguen a nuestras vidas.
“Jesús nos llama y nos invita a ir hacia él, a los que sufren algún dolor, alguna miseria, a los agobiados por penas y preocupación a todos nos promete consuelo, nos promete alivio. Jesús nos libera de todos los pesos, que nos agobian. San Agustín, comentando este trozo del evangelio, dice que las cargas más pesadas son los pecados y Jesús puede perdonar nuestros pecados, nos cura, nos libera de nuestra carga y nos invita a compartir su yugo, donde encontraremos descanso. Cuando nuestro camino sigue las pisadas de Cristo, es un camino de alegría, descanso, luz y paz, aunque estemos siempre cargando la cruz, con la ayuda que nos da Dios, encontraremos el camino para la vida hacia el Cielo”, concluyó su homilía.
Así mismo, felicitó a las 26 personas quienes concluyeron exitosamente la Certificación de la Pastoral Juvenil, quienes son un grupo de jóvenes que terminan su estudio como coordinadores o guías.