El arzobispo de Chihuahua, Constancio Miranda Weckmann, presidió la sagrada eucaristía desde la Catedral Metropolitana de Chihuahua, quien exhortó a prepararse para la fiesta de Pentecostés, al reconocer al Espíritu Santo, como el don más grande que dejó Jesucristo.
Durante la ceremonia religiosa, participó el coro de los niños, quienes apoyaron en el ministerio de la alabanza, y en palabras de monseñor Miranda, ayudaron a levantar el alma hacia el Señor con el canto.
“El espíritu santo es el regalo del resucitado, dejó la tumba vacía, venció a la muerte, dejando una vida en plenitud. De acuerdo con las lecturas dominicales, la liturgia prepara a la feligresía para la fiesta del Pentecostés, el Espíritu Santo es el don, el regalo más grande que Jesucristo con su Pascua ha traído a la humanidad”, destacó Constancio Miranda.
Así mismo, explicó que la dimensión cristiana tiene diferentes dimensiones, que va desde la persona, que se basa en construir para entrar al Cielo; y también una dimensión familiar y comunitaria, para el bien de la Iglesia; y la comunidad más amplia que es la sociedad. En estas tres, el arzobispo afirmó que trabaja el Espíritu Santo.
“La dimensión familiar y social, necesitan de la presencia del Espíritu Santo que llevamos en nosotros: niños, jóvenes y adultos. A cada paso nos damos cuenta que hay gente que andan buscando al Señor, que tienen sed de Él; y nosotros podemos y debemos comunicárselos, llevárselos”, exhortó.
Monseñor Miranda mencionó que el Espíritu Santo es la presencia viva del Señor, y es quien impulsa a actuar, el que enseña, recuerda, abre el entendimiento y empuja a hacer la voluntad de Dios.
En ese sentido, instó a prepararse para vivir la fiesta del pentecostés, para que el Espíritu Santo les impulse para hacer las cosas de Jesucristo.
Monseñor Miranda, hizo una mención por ser este 22 de mayo día de Santa Rita, patrona de la ciudad de Chihuahua, durante la consagración.
En las peticiones y acciones de gracia, expresó las solicitudes de Valeria, la familia Medina, Gabriela; los difuntos, Verónica, Manuel, Soledad, Carlos y José Luis, además de los parientes, y bienhechores difuntos.
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