El auge del llamado “Fast Fashion” ha aumentado debido a las ventajas que presenta a los consumidores con diseños de tendencia a bajo costo. Esta tendencia es un riesgo para el medio ambiente por el uso de productos químicos y la emisión de gases de efecto invernadero. La mejor opción es adquirir ropa de segunda mano.
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Especialista de la Facultad de Ciencias Agrotecnológicas de la UACh hizo un llamado a tomar conciencia del costo ecológico que implica el “Fast fashion”; para la maestra investigadora de la Facultad de Ciencias Agrotecnológicas de la UACh, la doctora Martha Irma Balandrán Valladares, estas tendencias conocida también como “moda rápida” consisten en elaborar prendas copiadas de los diseños creados por marcas comerciales reconocidas, para producirlos a gran escala, de manera rápida, de baja calidad y con poca vida útil, ofertadas a bajo costo y en periodos de tiempo muy cortos. Esto significa que se lanzan al mercado de 6 a 8 colecciones al año lo que aumenta en gran medida la basura.
Balandrán Valladares afirmó que, de acuerdo a diversas investigaciones, se sabe que la industria textil ocupa el segundo lugar en la lista de consumo de agua a nivel mundial, genera el 20% de aguas residuales que contienen diferentes variedades de químicos utilizados durante todo el proceso de fabricación, además de liberar alrededor de medio millón de toneladas de microfibras sintéticas como nylon, poliéster entre otros derivados del petróleo y de muy largo tiempo de degradación.
El auge del “Fast fashion” ha aumentado debido a las ventajas que presenta a los consumidores, principalmente el sentimiento de pertenecer a un grupo selecto capaz de usar diseños de tendencia a bajo costo, el fácil acceso a los lugares de compra, la rápida fabricación de prendas según los gustos del cliente y el pensamiento de oportunidad que crea la tienda bajo la premisa “si no aprovecho hoy, mañana no estará disponible”.
Agregó que si a esto se le suma que las prendas que son desechadas, ya que sólo son utilizadas unas cuantas veces para después cambiarlas por unas nuevas o simplemente porque la prenda no se puede seguir usando por su poca calidad, se enfrenta la problemática de un alto consumo de estas prendas y a las afectaciones que esto provoca al medio ambiente.
Por tal motivo, aseguró que para contribuir a la disminución del impacto ecológico se han considerado alternativas como la adquisición de ropa de segunda mano, que son de mejor calidad que las prendas ofertadas por “Fast fashion”. Dicha práctica está tomando relevancia principalmente en la venta en bazares, aplicaciones especializadas y en tianguis.
“Para seleccionar y adquirir prendas en estos lugares se tiene que tomar en cuenta lo siguiente: primero, revisar la condición de la prenda en este caso si tiene alguna mancha o desperfecto; segundo, revisar la zona de codos, rodillas, cuello, ingle para verificar el desgaste; tercero, tener claro la talla y de ser posible probarla antes de comprarla; cuarto, que sean prendas atemporales, además que se puedan combinar con accesorios que ya tengas y, finalmente, lavar tu compra antes de usarla”, manifestó la docente de la UACh.
Por último, recomendó que siempre se debe tomar en cuenta que es importante comprar con conocimiento y responsabilidad, razonando que cualesquiera de esas decisiones pueden influir de forma positiva o negativa a nuestro entorno. “Recuerda, lo que siempre va a lucir bien es una buena actitud”, señaló la Dra. Balandrán Valladares.
Contribuir al cuidado del medio ambiente es parte del Objetivo 13 denominado Acción por el Clima de la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas, generar la conciencia entre el estudiantado es parte del Modelo Educativo Renovación UACH-Desarrollo Sostenible.
