El oficial Jorge Alberto Valles Martínez fue por 10 años el compañero de Tobe, elemento canino que se jubiló de la Dirección de Seguridad Pública Municipal, mismo que fue donado a su manejador tras cumplir con su servicio en la dependencia.
“Uno como manejador debe crear un vínculo muy fuerte con el ejemplar canino; tras un proceso de selección, cuando entras al grupo, te designan un ejemplar y comienzas a crear un vínculo”.
El oficial explicó que se realiza aproximadamente una capacitación de un mes y medio o dos meses, con el objetivo de preparar tanto al manejador como al ejemplar para que puedan trabajar como una unidad.
Esta relación tiene una duración aproximada de 10 años, pues en este caso en particular, Tobe cumplió su servicio como ejemplar canino de la DSPM, cuando fue donado al oficial Valles Martínez, con quien permaneció tres años más, hasta su muerte.
“Tengo muchas anécdotas con él, pero la más fuerte que tuvimos fue en el Cerro de la Cruz, donde nos estaban reportando que ingresó a un domicilio una persona drogada y agresiva, por lo que acudimos al lugar para hacer lo propio”, explicó el oficial.
Sin embargo, lo que el reporte no decía en un inicio era que el sujeto contaba con un tanque de gas, que utilizaba para lanzar flamazos a quienes se quisieran acercar para detenerlo, ya sea persona o can.
“Esta persona intentó incendiar el domicilio, junto con su madre en el interior, por lo que tuvimos que usar las herramientas especiales para poder abrir el domicilio, y cuando entramos yo descendí a mi compañero, y entre comandos verbales se trató de hacer que la persona saliera del domicilio y que soltara la ‘marranita’ de gas”.
Al negarse a atender las indicaciones de los uniformados, el siguiente paso fue mandar al ejemplar canino, pero al momento que lo observa, este sujeto abrió la válvula y con el encendedor de su mano prendió las llamas en contra de Tobe.
“Al prender el encendedor, éste incendia a mi ejemplar canino, causándole quemaduras de primero y segundo grado en genitales, pelo, rostro; por lo que tuvimos que sacarlo y apagarlo, pero tuvimos que volverlo a mandar, para que no decayera el ánimo de Tobe”.
El protocolo indica que en estos casos el ejemplar debe volver al trabajo, de lo contrario puede caer en una depresión, que podría ser más contraproducente que algún daño físico para el animal.
“Lo volvimos a mandar y en el segundo caso tuvimos éxito con la detención, pero al regresar llevamos de urgencia a Tobe con el veterinario para que atendiera sus quemaduras; duró dos meses hospitalizado, pero después volvió a la acción”.
Jorge Alberto Valles indica que el vínculo con un ejemplar canino es tan estrecho que se llegan a relacionar como cualquier compañero policía, pues conviven hasta diez horas seguidas en el trabajo, más el tiempo en casa.