Probablemente, el Río Conchos pueda ser considerado el más importante de los que atraviesan el territorio del vasto estado de Chihuahua. Atraviesa la porción sureste del territorio estatal, pasando por 41 de sus 67 municipios, y también dos municipios al norte del estado de Durango.
A lo largo de su curso, el Río Conchos corre a través de valles, cañones y llanuras de tierra fértil. Este río alimenta importantes distritos de riego, y también sustenta actividades agropecuarias, industriales y el consumo humano en gran parte de Chihuahua.
El río nace en la Sierra Tarahumara, en el municipio de Bocoyna, Chihuahua, a 15 kilómetros de San Juanito, a una altitud de 2.825 metros sobre el nivel del mar. De ahí corre hacia el sur-sureste, alimentado arroyos procedentes de la misma sierra atraviesa la localidad de Bocoyna y Sisoguichi.
Desemboca en el río Bravo, en el municipio de Ojinaga a una altitud de 782 m, después de abastecer de agua a región centro-sur, la mayor zona agrícola del estado, teniendo una anchura de 35 metros en este punto.
La importancia ambiental del Río Conchos
De acuerdo al estudio Degradación y deforestación en la cuenca del río Conchos, este caudal es fundamental para la biodiversidad y el equilibrio ecológico del norte de México. Sus aguas son clave para mantener la flora y fauna locales, además de regular el clima y minimizar la erosión del suelo.
Sin embargo, enfrenta problemas críticos como la deforestación en la cuenca alta, el azolvamiento de presas y los efectos del cambio climático, que alteran su caudal y su capacidad para sustentar actividades humanas.
El río también juega un papel vital en el Tratado de Aguas Internacionales de 1944 entre México y Estados Unidos, contribuyendo al caudal transfronterizo. Esto lo convierte en un recurso estratégico no solo para Chihuahua, sino también para las relaciones bilaterales.
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Desafíos y acciones necesarias
La cuenca del Río Conchos abarca una superficie de más de 67,000 kilómetros cuadrados, y en ella se encuentran diversos ecosistemas forestales que han sufrido una pérdida de más del 27% de su cobertura en las últimas décadas. Este impacto ambiental no solo afecta el ciclo hidrológico, sino también la calidad del agua y la sustentabilidad de las comunidades que dependen de ella.
Es urgente implementar políticas de conservación y manejo sostenible que incluyan la reforestación, el monitoreo del cambio de uso de suelo y la mitigación de impactos por actividades como la minería y la tala clandestina. Estas acciones ayudarían a garantizar que el Río Conchos siga siendo un motor de vida para la región.
