Javier Campos Morales, S.J., a quien de cariño le llamaba “El Gallo” y Joaquín César Mora Salazar, S.J. apodado “El Morita” se distinguieron por su amor y entrega a los más necesitados. Trabajaron durante décadas de la mano de pueblos indígenas y comunidades serranas, eran amados por su pueblo, quienes ahora lloran su partida a la casa celestial.
Quienes los conocieron afirman que eran hombres de una sola pieza, dispuestos a entregar la vida por el prójimo, tal y como quedó de manifiesto la tarde del lunes, cuando balas asesina apagaron su vida terrenal.
Ellos tuvieron el valor y el amor por los otros para trabajar por aquellos que de todo carecen. A través de las redes sociales han manifestado sus mensajes de dolor y profundo agradecimiento de la gente a la que protegieron, amaron y acompañaron.
Joaquín César Mora Salazar, S.J. apodado “El Morita
Joaquín César Mora Salazar, S.J. apodado “El Morita” nació el 28 de agosto de 1941 en Monterrey, NL. Durante 23 años y medio misionó en la Tarahumara.
Ingresó a la Compañía de Jesús el 30 de julio de 1958, a los 16 años. Fue ordenado sacerdote el 1º de mayo de 1971 en Monterrey, NL, su ciudad natal.
Misionó en la Sierra Tarahumara durante 6 meses en 1976 en Sisoguchi, donde fue Vicario Cooperador. En la misma Tarahumara realizó su Tercera Probación (1976 – 1977) y regresaría en 1998-1999. Desde el 2000 fungió como Vicario Parroquial en Chínipas, hasta 2006, posteriormente como Vicario Cooperador en Cerocahui, Chih., desde 2007 hasta la fecha.
Los pobladores y asiduos asistentes a misa a Santa Inés de Chínipas le recuerdan como una gran persona, preocupado por los matrimonios y los jóvenes cristianos. A los matrimonios les escribía mensajes.
Daba clases en la escuela secundaria particular Plancarte, donde recuerdan que contaba chascarrillos y aconsejaba a los jóvenes. “Era muy querido lo invitaban a comer a sus casas, le encantaba comer caldos, barbacoa y hasta frijolitos y nopales”, relató una de las pobladoras.
Otra de las estudiantes del internado de Hijas de María Inmaculada de Guadalupe relató que el padre Joaquín se llevaba las galletas que les regalaban para compartirlas con las internas.
Además se le recuerda como salía con su bastón y su moral al hombro a caminar por el río a fin de recorrer las comunidades más cercanas.
Javier Campos Morales, S.J., a quien de cariño le llamaba “El Gallo”
Javier Campos Morales, S.J., a quien de cariño le llamaba “El Gallo”, permaneció en misión durante 34 años en la Tarahumara. Nació el 13 de febrero de 1943 en la Ciudad de México.
Durante su niñez y adolescencia vivió en Monterrey, NL. Posteriormente ingresó al Instituto de Ciencias en Guadalajara, Jalisco. Ingresó a la Compañía de Jesús el 14 de agosto de 1959, a la edad de 16 años, para ser ordenado sacerdote el 8 de junio de 1972 en la Ciudad de México.
En 1973 empezó su misión como superior local, vicario pastoral y episcopal en la Sierra Tarahumara, en la comunidad de Norogachi. Llegando a ser Párroco en Guachochi (1974-1983), Chinatú (1987 – 1999), en Cerocahui (1996 – 2016), para regresar en 2019-2022 donde fungiría como Superior de la Misión Jesuita, Párroco, Vicario de Pastoral Indígena de la Diócesis de Tarahumara, Asesor Regional de CEB’S-Comunidades Eclesiales de Base.
Ambos fueron misioneros que dieron su vida sirviendo a los pueblos indígena y mestizo de la misión y Diócesis de la Tarahumara.