El trabajo que realiza debe ser meticuloso, pues de ella depende parte del mantenimiento preventivo y correctivo que realizan a las aeronaves en la Base Aérea Militar número 13. Su nombre es Salma y tiene dos hijos, Azul y Axel, quienes han sido su motor en la carrera militar.
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Para esta mamá militar el esfuerzo es doble a fin de construir un buen futuro para sus hijos, pero además para criarlos, pues su labor requiere de tiempo, al grado que en ocasiones se pierde los festejos familiares, sin embargo afirma que los beneficios y satisfacciones que obtiene lo compensan.
Salma Nailea Vargas Vargas es sargento segundo de Fuerza Aérea especialista en Electrónica de Aviación; originaria de Delicias, Chihuahua, ella es una de las 26 mujeres que trabajan en la BAM 13, de las cuales 10 son madres de familia.
Su labor es dar mantenimiento a los equipos de navegación y de comunicación, además apoya en las inspecciones de las aeronaves en el área de Tercer Escalón de Mantenimiento.
Salma llegó como soldado oficinista a la Base Aérea Militar número 11 en Santa Gertrudis, decidió ingresar a las fuerzas armadas a fin de proveerles a sus hijos de mejores condiciones, pues al ser madre soltera la labor de crianza es ardua.
Luego buscando ascender se fue a la Escuela Militar de Tropas Especialistas de la Fuerza Aérea en Santa Lucía, Estado de México, donde permaneció por 18 meses.
Reconoce que al inicio le costó mucho la separación de sus hijos Azul y Axel, a ello se suma que estaba sin su familia. Poco a poco se fue adaptando con la meta de contar con un mejor futuro, ya que ir ascendiendo le brinda mayores oportunidades.
“Es una gran experiencia, servir a mi país es algo que me llena de orgullo, a mis hijos verme con uniforme les emociona e incluso quieren ser militares, mi hijo quiere ser piloto”.
Salma ha encontrado las mismas oportunidades que los varones para ir ascendiendo, ella forma parte de la 39 generación de la escuela, pero la primera generación de mujeres especialistas en electrónica, mantenimiento y abastecimiento.
Salma como especialista en electrónica de aviación, igual trabaja en el laboratorio con pequeños componentes, que en el área de Tercer Escalón revisando todo el cableado de un Cessna 182S, así como los tableros de controles, comunicación, navegación, las luces, mantenimiento a las baterías y todo lo que tiene que ver con el funcionamiento eléctrico de la aeronave.
Las inspecciones que se hacen a las aeronaves son preventivas dependiendo de las horas de vuelo. Incluso Salma tiene que salir un mes fuera de plaza para ir a apoyar en el Tercer Escalón de Zapopan en Jalisco, donde actualmente cuatro de sus compañeras están en comisión.
“Me siento muy orgullosa de formar parte de esta gran institución, así como exige también da, ver que mis hijos están orgullosos de mi labor me da fuerzas para seguir”, afirma Salma, quien reconoce que ser mamá es complicado por sí solo, ahora siendo militar se complica un poco, pero vale la pena.
A sus 31 años, está lista para seguir avanzando en sus ascensos.