/ miércoles 23 de junio de 2021

Conmemora don Juan María el día del agricultor con escasez de agua

La falta de lluvias han reducido su producción de calabacita, acelga, rábano y cebolla de rabo, además de cilantro, con apenas una pulgada y media en la noria de donde extrae agua para regar

Juan María Bustillos, agricultor de la zona de siembra al poniente de la ciudad de Chihuahua, enfrenta los azotes de la sequía, que han reducido su producción de calabacita, acelga, rábano y cebolla de rabo, además de cilantro, con apenas una pulgada y media en la noria de donde extrae agua para regar.

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Así lo compartió mientras se encontraba deshierbando los zurcos de cilantro, de los que dijo que por hoy ya había logrado el riego que tuvo que incrementar a diario, por las altas temperaturas y el implacable sol que queman los cultivos más tiernos y las hojas más nuevas.

“Estamos levantando calabaza y cilantro, poquito a poquito; pero no estamos sacando ni los gastos, pagan muy barato, es muy poca producción por falta del agua, la lucha como toda la vida, si cae un aguacero en las cumbres de Majalca, crece el río y se llena un poquito la noria, pero ahora nada. Las plantas se charrascan con el sol, todo lo más tierno se reseca con la puntas de las hojas. Del agua, le echábamos agua cada tercer día, ahora, la calabaza a diario, y el cilantro a diario. Hay que pagar el de sueldo de dos trabajadores, casi no sale”, refirió el longevo productor quien atesora 80 años de vida, y sigue esforzándose en el trabajo del campo.

En el marco del día del agricultor, el 24 de junio, relató que el pasado 5 de marzo arribó a la octava década de vida, y que desde el año de 1969 se dedica a hacer producir la tierra con frutos del campos. Durante más de 50 años como agricultor, ha enfrentado sequías, pero también crecidas de agua, que terminan por llevarse todo su sembradío y que en ninguno de los dos casos, ha recibido algún apoyo de gobierno, ni de ningún programa de ayuda.

Foto: Gerardo Aguirre | El Heraldo de chihuahua

“Nunca se arrimó nadie a ayudarnos, nada más el trabajo de las manos. No vamos a dar marcha atrás, hasta que nos muramos”, afirmó

Don Juan María compartió que es el proveedor de su familia, y que en su casa habitan su esposa y su hija mayor, para quienes es la fuente de ingresos.

“Uno sí produce para comer, si alguien viene y piden calabacitas, cebolla, cilantro, ¡hasta regalado!, porque piden regalado. A lo mejor por eso estamos aquí, para alimentar a las personas. En mi casa nomas vivimos mi señora y yo, y una de mis hijas, la mayor de la familia, somos tres los que estamos viviendo en mi casa. Y gracias a Dios yo las mantengo, con mi trabajo de aquí de la tierra, comemos frijolitos, pero no nos falta, pero si dejo de trabajar, dejamos de comer, y ¡hay que repartir el dinerito!”, dijo con una alegre risa al terminar la oración.

En los cambios que le han tocado ser testigo a lo largo de su vida y como agricultor, ha advertido los efectos del cambio climático, que explicó se presentan como los cambios de la edad, de poco a poquito, casi sin darse cuenta, pero que a la vuelta de los años, se puede ver que las cosas ya son diferentes.

“Todo ha cambiado mucho, aunque tengo muchos años de vida, gracias a Dios, todas las cosas que más o menos se saben no son iguales. Han cambiado mucho las atmósferas: antes le atinaba ahora, va a llover ahora o mañana, pero ahora ya no. Poco a poquito, 80 años”, refirió, y concluyó que la buena salud, la fuerza para seguir trabajando y el buen ánimo, se los han dado el aire y Dios.

Juan María Bustillos, agricultor de la zona de siembra al poniente de la ciudad de Chihuahua, enfrenta los azotes de la sequía, que han reducido su producción de calabacita, acelga, rábano y cebolla de rabo, además de cilantro, con apenas una pulgada y media en la noria de donde extrae agua para regar.

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Así lo compartió mientras se encontraba deshierbando los zurcos de cilantro, de los que dijo que por hoy ya había logrado el riego que tuvo que incrementar a diario, por las altas temperaturas y el implacable sol que queman los cultivos más tiernos y las hojas más nuevas.

“Estamos levantando calabaza y cilantro, poquito a poquito; pero no estamos sacando ni los gastos, pagan muy barato, es muy poca producción por falta del agua, la lucha como toda la vida, si cae un aguacero en las cumbres de Majalca, crece el río y se llena un poquito la noria, pero ahora nada. Las plantas se charrascan con el sol, todo lo más tierno se reseca con la puntas de las hojas. Del agua, le echábamos agua cada tercer día, ahora, la calabaza a diario, y el cilantro a diario. Hay que pagar el de sueldo de dos trabajadores, casi no sale”, refirió el longevo productor quien atesora 80 años de vida, y sigue esforzándose en el trabajo del campo.

En el marco del día del agricultor, el 24 de junio, relató que el pasado 5 de marzo arribó a la octava década de vida, y que desde el año de 1969 se dedica a hacer producir la tierra con frutos del campos. Durante más de 50 años como agricultor, ha enfrentado sequías, pero también crecidas de agua, que terminan por llevarse todo su sembradío y que en ninguno de los dos casos, ha recibido algún apoyo de gobierno, ni de ningún programa de ayuda.

Foto: Gerardo Aguirre | El Heraldo de chihuahua

“Nunca se arrimó nadie a ayudarnos, nada más el trabajo de las manos. No vamos a dar marcha atrás, hasta que nos muramos”, afirmó

Don Juan María compartió que es el proveedor de su familia, y que en su casa habitan su esposa y su hija mayor, para quienes es la fuente de ingresos.

“Uno sí produce para comer, si alguien viene y piden calabacitas, cebolla, cilantro, ¡hasta regalado!, porque piden regalado. A lo mejor por eso estamos aquí, para alimentar a las personas. En mi casa nomas vivimos mi señora y yo, y una de mis hijas, la mayor de la familia, somos tres los que estamos viviendo en mi casa. Y gracias a Dios yo las mantengo, con mi trabajo de aquí de la tierra, comemos frijolitos, pero no nos falta, pero si dejo de trabajar, dejamos de comer, y ¡hay que repartir el dinerito!”, dijo con una alegre risa al terminar la oración.

En los cambios que le han tocado ser testigo a lo largo de su vida y como agricultor, ha advertido los efectos del cambio climático, que explicó se presentan como los cambios de la edad, de poco a poquito, casi sin darse cuenta, pero que a la vuelta de los años, se puede ver que las cosas ya son diferentes.

“Todo ha cambiado mucho, aunque tengo muchos años de vida, gracias a Dios, todas las cosas que más o menos se saben no son iguales. Han cambiado mucho las atmósferas: antes le atinaba ahora, va a llover ahora o mañana, pero ahora ya no. Poco a poquito, 80 años”, refirió, y concluyó que la buena salud, la fuerza para seguir trabajando y el buen ánimo, se los han dado el aire y Dios.

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