El 20 por ciento de los adolescentes varones que habitan en el asentamiento indígena El Oasis consume alguna droga, como tabaco, alcohol e inhalantes, está última por su costo y accesibilidad.
Las adicciones en el pueblo indígena es un problema colectivo y desde la comunidad se trabaja para que las niñas, niños y adolescentes salgan de la marginación y el rezago educativo, situaciones que los llevan a consumir.
Desde hace un año, en el asentamiento indígena urbano El Oasis se implementó un proceso de acompañamiento psicosocial para la prevención de adicciones en adolescentes y jóvenes. Donde además se les brindan terapias ocupacionales.
La Secretaría de Desarrollo Social y la Comisión de Atención para los Pueblos Indígenas cuentan con un censo poblacional de 9 de las 17 comunidades urbanas que existen en la ciudad. En ellos habitan 316 adolescentes y 409 jóvenes entre los 19 y 29 años de edad.
Denisse Salazar González, del Departamento de Inclusión Social de la Secretaría de Desarrollo Social, explicó que en El Oasis los chicos y chicas no accedieron al sistema educativo o bien algunos fueron expulsados de la secundaria. "Son personas que viven en un entorno de marginación social muy profundo, que no tienen acceso a escuelas, están inscritos en los servicios de salud pública pero no acceden a ellos porque no son pertinentes, ya que no se les ofrece trato cálido, digno y en su idioma”.
Desde el inicio de la administración, la Secretaría de Desarrollo Social y Coepi asumió el compromiso de tratar el problema de las adicciones de una manera integral y con respeto de los derechos colectivos de las personas y comunidades indígenas. “Cualquier intervención, estrategia o política que pudiéramos diseñar tenía que ser diseñada en la comunidad y por la comunidad”.
Lo anterior les ha permitido entender cómo se ve y se vive el problema de las adicciones de las niñas, niños y adolescentes, así como las y los jóvenes del asentamiento El Oasis. “El problema de las adicciones es colectivo, así que la solución no puede estar concentrada en una persona, sino en la comunidad. Es el tema que más les duele e interesa, pero sobre todo piden ayuda”.
Denisse reconoció que uno de los grandes aprendizajes ha sido que deben trabajar en equipo para abordar de manera integral la situación.
Señaló que los inhalantes es la droga que más consumen los estudiantes de secundaria en la Ciudad de México, es una adicción invisibilizada, pero el trabajo en las comunidades indígenas les está dando la pauta para que se aborde la problemática en comunidades no indígenas.
“Los indígenas son parte de nuestro colectivo, su presencia en la ciudad es innegable y es hora de trabajar para darles el lugar que se merecen”, finalizó Denisse Salazar.