Como un agente hecho a la antigua, capaz en su labor, valiente y al mismo tiempo atento para con las personas que se acercaban a solicitarle un servicio, así es recordado Ramón Layzola Flores, excomandante de la Policía Municipal Ramón, quien falleció la noche del martes tras padecer una larga enfermedad que fue minando su salud y ánimo.
Originario del Valle de Zaragoza, Layzola Flores llegó a radicar a la ciudad de Delicias junto con su familia, iniciando en las filas de la Policía Municipal como oficial de Barandilla. Posteriormente ascendió hasta convertirse en subdirector de la corporación durante la administración municipal de Homero Chávez Vázquez, entre 1971 y 1974.
Rosendo Navarro Armendáriz, quien fue amigo de Layzola, recuerda que después fue comandante policiaco en Saucillo, luego subdirector de la corporación en la ciudad de Chihuahua en 1980, cuando iniciaba su periodo el entonces gobernador Óscar Ornelas Küchle. También se convertiría en jefe del Servicio Secreto en la capital del estado.
Navarro evoca que por motivos de salud Layzola tuvo que regresar a Delicias, donde fue comandante de la Policía Municipal durante el trienio del alcalde Jaime Riosvelasco Grajeda, de 1986 a 1989. Ese sería su último encargo dentro de Seguridad Pública.
"Fue un policía de carrera y lo que más le ayudaba a nuestro buen amigo Ramón Layzola era su forma de tratar a la gente; hasta donde podía ayudaba. Era un hombre muy valiente, porque tuvo enfrentamientos dos, tres veces… o varias veces, pero cuando le hablaban (los ciudadanos) sabía escucharlos… Era un hombre noble, fue mi gran amigo porque coincidimos en muchas cosas", expresa don Rosendo.
Recordando el valor del que el comandante solía demostrar, Rosendo Navarro destacó que en una ocasión, siendo jefe de la Policía Judicial en Delicias, Layzola enfrentó a uno de sus propios agentes que se había insubordinado al negarle la entrega de un fusil. Pese a la desventaja, Layzola se supo imponer al elemento rebelde y logró desarmarlo.
Hace dos semanas fue la última vez que Navarro vería a su amigo, con quien se reunió en casa de éste para charlar y entregarle un libro. Para entonces -comenta-, su ánimo y semblante se notaban más decaídos. Días más tarde, la noche de este martes pasado, recibió por teléfono la noticia del fallecimiento del jefe, como se refería siempre a Layzola.
El cuerpo de Layzola fue velado en capillas San José durante el miércoles y el día de ayer se le dio el último adiós en la iglesia del Santuario. Sus restos fueron cremados.