DELICIAS.- Familiares, amigos y conocidos de la joven Salma Montes Soto le dieron ayer el último adiós luego que sus restos mortales llegaran a esta ciudad tras ser identificados en un laboratorio particular.
Sin avisar a nadie más que a sus allegados, la familia de Salma veló su cuerpo desde la noche de antier en Capillas de Fátima, de donde el cortejo fúnebre se dirigió al templo del Sagrado Corazón de Jesús en la colonia Benito Juárez, barrio que vio crecer a la finada.
En su mensaje, el sacerdote refirió que había esperanza de que Dios pudiera regresar sana y salva a Salma a su hogar. Aseguró que aún en tragedias como la ocurrida la presencia del Señor se manifiesta y ante todo lo relativo de la sociedad –dijo- los creyentes están llamados a unir fuerzas y no perder la esperanza ante todo aquello que los agobia.
Pidió el religioso que con ayuda del Ser Supremo los feligreses puedan tener fe y expresó, a nombre de la grey, estar seguro de que “nuestra hermana Salma” haya sido feliz en sus últimos días que pasó con su familia y sus familiares.
“Y también confiamos que la presencia del Señor estuvo con ella, aun cuando tal vez haya llegado el sufrimiento… Para Dios no hay imposibles y pedimos esa fortaleza para ustedes”, agregó el ministro.
Durante el servicio religioso, familiares de Salma se acercaron a los reporteros para pedir de manera amable pero firme que se retiraran del lugar, porque no querían la presencia de los medios de comunicación pese a tratarse de un sitio público.
El ataúd con los restos de Salma sería trasladado momentos después hacia el panteón para darles cristiana sepultura.
Salma tenía 22 años cuando fue vista por última vez el 31 de mayo del presente año, por lo que su familia solicitó ayuda a los medios informativos para encontrarla. Sin embargo, la esperanza de hallarla viva empezó a desvanecerse cuando el 7 de junio se encontró el cuerpo sin vida de una mujer joven junto a un dren agrícola.
Posteriormente, el 29 de julio, la Fiscalía Especializada de la Mujer informó a la familia Soto que los restos pertenecían a la muchacha, quien estudiaba la carrera de Derecho, pero se solicitó un segundo estudio a un laboratorio particular en la Ciudad de México que terminó por confirmar lo que se temía.
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