Meoqui.- Entre el tule, la fauna acuática y silvestre, las aguas acumuladas del río San Pedro son el hábitat que recibe año con año a las aves migratorias provenientes del Canadá, principalmente los afamados pelícanos.
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Estamos en el río San Pedro, en lo que se conoce como el vado de Meoqui. La naturaleza aquí habla: Se oye el eco, el silbido del viento, los sonidos que producen las aves entre graznidos, cantos y gorgojes. Mientras nadan los patos y pelícanos, se escuchan chapoteos que forman ondas en el agua que produce esta fauna al moverse en el río.
Desde hace unos días los pescadores deportivos y visitantes asiduos al relax que brinda la naturaleza son testigos de la llegada de los pelícanos, aves migratorias que ya fueron acogidas como mascota y símbolo del municipio de Meoqui.
A los pelícanos que destacan por su notorio tamaño se agregan gallaretas que habitan todo el año estas aguas. Hay patos y gansos sobre el río, mientras gaviotas, “chanates” y hasta un halcón surcan lo ancho el río seco, que mantiene una vegetación gracias a las aguas que se acumulan en algunas zonas, y mantienen un humedal que ha sido considerado zona protegida.
Aquí los pescadores llegan para recrearse y descansar, el relax es total tirando el anzuelo y la caña. Otras personas buscan los peces también para su supervivencia, para hacer la comida del día. Para todos hay, sobre todo carpas y hasta tilapia.
Don Raúl González, un jubilado del Issste, viene aquí a las orillas del río para tirar su caña y esperar pique algún pez, lo principal es lograr un relax apreciando el ambiente.
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