DELICIAS.- Por parecerles demasiado costosas, la mayoría de los clientes que acuden a la exposición de artesanías sureñas no valoran las prendas textiles elaboradas y bordadas a mano en Chiapas, Oaxaca y Puebla, cuyos vendedores llegan cada año a esta ciudad y se instalan en las plazas públicas.
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Lucía, una artesana chiapaneca veinteañera que tiene uno de los puestos instalados en la Plaza de Armas, comentó que tejer un vestido típico de manta puede tomar dos o tres semanas, ya que hacerlo en telar es complicado, razón por la cual lo ofrecen hasta en 700 pesos.
Dijo que son muy pocas las personas que valoran una prenda bordada a mano y consideran que su precio es demasiado caro. Sin embargo, los turistas, sobre todo los norteamericanos, sí están dispuestos a desembolsar 35 dólares por uno de estos vestidos, lo cual habla del aprecio que los extranjeros tienen hacia las artesanías mexicanas.
Explicó que la manta es el material preferido para confeccionar estos textiles, ya que es más fresca para quien porta el vestido, particularmente en climas calurosos como los del sureste y norte del país.
Hortensia Castillo Rojas, artesana originaria del Estado de México, se dedica por su parte a la elaboración de prendas hechas de estambre e hilo de algodón, oficio que heredó de su madre y abuela. Su habilidad la reforzó con lo aprendido en un internado de monjas.
En su tendejón ofrece al público ropa en la que emplea el punto de cruz en figura, prendas de caminos de deshilado y vestidos doble vista.
Resaltó que ella vende prendas únicas y poco comunes, como los vestidos tejidos para usarse en toda ocasión porque “sacan de cualquier apuro”. Afirmó que hay quienes se deleitan en los textiles que vende, pero en general –dijo- son poco conocidos.
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