Con ahorros del veinte al cincuenta por ciento de agua, el sistema de “cero labranza” podría convertirse en el más idóneo para la práctica de la agricultura en regiones áridas y semiáridas como Chihuahua, donde las sequías limitan la disponibilidad del recurso hídrico para regar los campos de cultivo.
Lo anterior fue expuesto por el Máster en Biología David Hernández, director de la empresa Emprendimiento y Biotecnología, quien dictó una charla a un grupo de agricultores en las instalaciones de la Asociación Civil de Usuarios.
Explicó que la “cero labranza” tiene como principios no labrar el suelo y mantener una cobertura en éste, señalando que las investigaciones recientes y de hace más de cincuenta años han arrojado que el sistema tiene ventajas para las zonas áridas y semiáridas.
Para regiones como el centro sur de Chihuahua, la cero labranza ofrece beneficios que no brinda la labranza tradicional, especialmente en lo que se refiere a retención de humedad y ahorro de agua en los campos agrícolas.
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“Los sistemas de cero labranza son importantes porque reducen la cantidad de agua necesaria en los riegos y aprovechan los residuos de las cosechas anteriores para formar acolchados en el suelo, aparte de otros beneficios”, destacó el investigador, quien calculó que el ahorro de agua es significativo con este sistema, de un veinte a un cincuenta por ciento.
Igualmente, ilustró que la cero labranza ayuda a mantener la biodiversidad del suelo, aumentar la materia orgánica y reducir la erosión, pero la razón principal por la que se promueve es por la reducción en el consumo de agua.
“Chihuahua tiene un problema grave y urgente en el manejo del agua en el sector agrícola, entonces nosotros vamos a ofrecer soluciones que realmente se puedan aplicar de manera inmediata en el campo, y que puedan paliar la situación de los productores actualmente”, señaló el entrevistado.
En las zonas áridas y semiáridas, reafirmó, la cero labranza es el sistema que mejor funciona por la capacidad de infiltrar agua al cultivo pero también por evitar la evaporación del líquido cuando llegan los riegos o las lluvias.
Hernández dijo que en la región hay algunos productores que ya están implementando el sistema, mencionando que los aumentos de la producción agrícola comienzan a notarse después de dos o tres años.
Por último, el ponente comentó que comenzarán a elaborar un listado de agricultores que quieran poner en práctica el sistema de cero labranza y monitorear el consumo de agua, como eje central.