Desaparición forzada deja huella imborrable

Cuauhtémoc, Chih.- Hace casi cinco años que una parte del corazón de Paty no regresó a casa, desde entonces su vida no ha sido igual, el crimen le arrebató a su hijo, José Alfredo Delgado Vázquez, un joven universitario que forma parte de una larga lista de víctimas de desaparición forzada en Cuauhtémoc.

La burocracia e insensibilidad de las entidades gubernamentales son, quizá, la parte más dolorosa de este transitar por la vida de manera incompleta. La mañana del 12 de septiembre del 2013, José Alfredo salía de su casa, acompañado de su esposa embarazada e hijo de 2 años, con rumbo al domicilio de su madre, para dejarle al bebé e irse a la universidad a tomar clases.

Pasaron horas y él no llegó, ella intentaba comunicarse por todos los medios, pero los teléfonos apagados ya le presagiaban que algo andaba muy mal. Horas más tarde, su nuera le llamó y le dijo que se habían llevado a su hijo y que a ella y su bebé los habían liberado, en ese momento se desvaneció.

Ahí comenzó una pesadilla, que tristemente en Cuauhtémoc se ha repetido en más de mil familias. Con su esposo, acudió a la Fiscalía de zona a poner la denuncia por desaparición forzada; de un escritorio a otro, la angustia de la madre crecía por los minutos que pasaban y no buscaban a su hijo.

Finalmente, cuando le recibieron la querella, apenas la mujer estaba rindiendo declaración ante el Ministerio Público y su esposo ya había recibido una llamada en donde le decían que sabían que estaba denunciando y que habría represalias por ello.

Un año pasó y nadie preguntó, nadie llamó, nadie buscó. Su nuera regresó a su pueblo atemorizada, llevándose a su pequeño bebé y a su segundo hijo en sus entrañas, jamás le pidieron hacer una declaración, pese a que fue testigo y víctima de los hechos.

La insistencia de Paty, que jamás dejó de luchar, la llevó frente al entonces gobernador César Duarte, al exfiscal Jorge González Nicolás, a quienes gritó exigiendo la búsqueda de su hijo. ¿Por qué una madre debería pasar por un dolor así y aún sufrir la indolencia del sistema?

Fue así como encontró a Lucha Castro, quien entonces dirigía el Centro de Derechos Humanos de la Mujer, organización que con el paso del tiempo y las necesidades de una realidad compleja que lastimaba a Chihuahua, se especializó en el apoyo a familias de víctimas de desaparición forzada.

En Cuauhtémoc, ese es un delito con alta incidencia, a la fecha hay más de 300 expedientes que esperan justicia, sin embargo, la cifra negra de este problema supera ya a las mil personas. Hijos, hermanos, padres, madres que un día salieron de casa para no volver, dejando un vacío y sobre todo el miedo de las represalias por parte de los criminales en caso de que decidan buscarlos.

Hoy, Patricia Vázquez es voluntaria del CEDEHM en Cuauhtémoc y a través de esta organización ayudan a muchas más familias que enfrentan este mismo problema, pugnando porque las autoridades hagan su trabajo.

Aunque gran parte de la estructura que atiende esta problemática dentro de las instituciones de gobierno ha cambiado, se avanza a paso lento, mientras las desapariciones van en aumento. Quedando pendiente el renglón de la búsqueda.

Tras una presión constante, esta organización y otras familias afectadas, así como la voluntad del gobernador Javier Corral, un grupo de forenses argentinos vinieron a esta ciudad a realizar perfiles genéticos de restos óseos encontrados en un periodo de tres años, pero ¿y el resto?

En otras partes de la República Mexicana y Latinoamérica, grupos de madres de familia realizan rastreos en campos y parajes solitarios donde han sido inhumadas miles de osamentas, pero, aquí en Cuauhtémoc no, Patricia responde que las víctimas aún tienen miedo.

Como organización, afirma que han recibido información de donde pudieran encontrarse sepultados clandestinamente muchas de las víctimas, sin embargo, no hay certeza, no hay equipo para realizar las excavaciones y, sobre todo, lo más importante, no existe garantía de protección por parte de las autoridades.

Cada día Paty despierta con la esperanza de cerrar el ciclo de su hijo, como cientos de familias en Cuauhtémoc, pero hoy, a diferencia de hace cinco años, cuando su mundo se vino abajo, es otra y su fortaleza ayuda a los demás a entender esta compleja realidad que se vive en Chihuahua.

“Llegué a la organización como un harapo, como un trapo viejo, sin ganas de vivir, creo que todas llegamos así, sin ganas de vivir; empezamos a conocer, empezamos a pertenecer, me tocó trabajar con la licenciada Lucha Castro y ella es una guerrera, mis respetos para ella. Nos enseñan a pelear por nuestros derechos, platicábamos, ahora ya que tenemos tiempo de estar en CEDEHM, que hoy somos unas leonas buscando a nuestros hijos”.

Si usted desea contactar al CEDEHM puede llamar al 614 1835034.