De acuerdo con la Secretaría de Salud federal, durante los primeros cuatro meses del año se han detectado 57 nuevos casos de cáncer infantil en el estado, mientras que en el mismo periodo de 2020 se registraron 62 y entre enero y abril de 2019 la cifra fue de 60 casos. Del total de casos en 2021, 32 corresponden a Ciudad Juárez, 12 al municipio de Chihuahua, cuatro a Parral y tres casos en los municipios de Parral, Cuauhtémoc y Casa Grandes.
En lo que respecta a grupos de edad, el de mayor incidencia fue entre los 0 a 4 años con un 45.4%; de 5 a 9 años el 34.28% y de 10 a 14 años, el 20.32%.
Conforme a la Red Nacional de Cáncer, los principales síntomas que pueden indicar algún tipo de cáncer infantil, son: fiebre, palidez progresiva, pérdida de apetito, dolores articulares e infecciones constantemente por la baja de las defensas, dolores de cabeza y vómito.
Aunque no se toma como única causa de la aparición de cáncer, diversos estudios han indicado que factores como la mala alimentación, poca actividad física, entre otros hábitos, influyen para que se desarrolle la enfermedad.
Por su parte, la Secretaría de Salud del Estado dio a conocer signos y síntomas de alarma que todo el tiempo deben de verificar madres, padres y tutores.
Actualmente se aplica un cuestionario de 30 preguntas enfocadas en el comportamiento del menor, en el cual con tan solo un sí deben llevarlo a la unidad médica correspondiente para realizar un análisis que detecte o descarte la enfermedad.
Los aspectos a considerar son los siguientes: Fiebre mayor a 38°C por más de siete días sin causa aparente.
Dolor de cabeza, persistente y progresivo, de predominio nocturno y que despierta al menor, o aparece al momento de levantarse y puede acompañarse de vómito.
Dolores óseos unilaterales que han aumentado progresivamente en el último mes e interrumpen su actividad.
Moretones o sangrados sin explicación. Palidez palmar o conjuntival severa. Leucocoria (ojo blanco). Estrabismo que ha ido apareciendo. Alteración en la visión (borrosa, doble o ceguera súbita). Aniridia (falta de iris). Hifema (sangre en el ojo) y/o proptosis (ojo saltado). Ganglios mayores a 2.5 centímetros de diámetro, duros, no dolorosos.
Otros aspectos son: convulsión sin fiebre ni enfermedad neurológica de base, debilidad unilateral (una de las extremidades o un lado del cuerpo), asimetría física (facial), cambios del estado de conciencia o mental (comportamiento, confusión) pérdida del equilibrio al caminar, cojera por dolor y dificultad para hablar.
Además, masa palpable en abdomen, riñón, hígado, bazo u ovario, hepatomegalia (agrandamiento del hígado) y/o esplenomegalia (agrandamiento del bazo), crecimiento asimétrico testicular, masa palpable en alguna región del cuerpo, extremidades o tronco, pérdida de apetito en los últimos tres meses.
Pérdida de peso en los últimos tres meses, cansancio o fatiga en los últimos tres meses.
Sudoración nocturna importante, sin causa aparente, linfadenopatía dolorosa o con evolución menor a cuatro semanas o con diámetro menor a los 2.5 centímetros o consistencia no dura y/o aumento de volumen en cualquier región del cuerpo con signos de inflamación.
De todos los casos que se detectan a tiempo, el 80% tiene grandes posibilidades de curación, por ello es necesario observar constantemente a niñas, niños y adolescentes para ser capaces de descubrir a tiempo cualquier anomalía en su salud.