Cd. Cuauhtémoc, Chih.- “Se nos están yendo familia completas y personas muy jóvenes”, expresa el subdirector del hospital general Javier Ramírez Topete, el doctor Pablo Ramírez Olivas, quien recuerda el fallecimiento en el área Covid de hermanas adultas mayores, de una madre y su hijo, y de un matrimonio donde el varón perdió la vida un día en la mañana y por la tarde la mujer.
El la última semana al menos una decena de contagiados perdieron la vida. De los decesos han sido testigos un equipo de cinco enfermeros que a pesar del riesgo que implica, la mayoría ha optado por continuar en el área Covid aunque se les ofrezca un cambio.
Reydesel, Ana y Dalia, van más allá de sus obligaciones. Se han vuelto amigos de los pacientes. Los animan, los miman y día a día luchan por salvarles la vida, aunque eso implique que al presentarse decesos, la mayoría de las familias los señalen como culpables.
SOCIEDAD SIN CONCIENCIA LOS CULPA
El médico nefrólogo Carlos Mariscal, luego de pasar la noche atendiendo pacientes, sale del área Covid a la zona de desinfección a quitarse su equipo. Con marcas rojas en la cara y bañado en sudor, se distingue en su mirada lo mismo que la de sus compañeros enfermeros: amor y dolor, cansancio y esperanza.
Sabe que una reportera lo espera y dispuesto accede a contestar unas preguntas. Comenta que son pocos médicos y que seguido cubre algunos turnos. Aunque en sus ocho horas no registró decesos, explica que el sentir cuando un paciente muere es de profunda tristeza.
“Desgraciadamente la sociedad no tiene conciencia. Se divierten, se la pasan suave, no pasa nada, pero al momento que están aquí los pacientes es culpa de los médicos, es culpa de la institución, es culpa de las enfermeras. A todos nos quieren culpar. Lo único que nosotros tratamos de hacer es ayudar a los pacientes y sacarlos adelante”, expresó.
Expuso que sacar a un paciente grave adelante, es un orgullo. No obstante, cuando alguno muere sus familiares buscan culpar al médico, cuando en realidad lo atendió y estuvo al pendiente.
Dijo que el riesgo de médicos y enfermeros que atiende a personas con coronavirus, no sólo es para ellos sino también para sus familias, diariamente.
“Muchas veces en lugar de recibir un premio, recibimos críticas. Es muy duro porque nos llevamos el dolor de aquel paciente que se nos fue y encima las críticas de ciertas personas”, manifestó.
PACIENTES RECUPERADOS LES REGRESAN EL ALIENTO
Pablo Ramírez Olivas, es médico internista, subdirector del hospital, pero además se ha encargado del área Covid desde el inicio de la pandemia. Experiencias buenas y malas ha vivido todo el equipo de trabajo, donde ha visto a los enfermeros convertirse en apoyo de los pacientes ante la ausencia de las familias.
“También hemos tenido experiencias bonitas de pacientes muy graves que han logrado regresar con sus familias. Cada paciente que sale fuera del riesgo de muerte, es una satisfacción muy grande para nosotros y es un aliento para seguir adelante”, expresó.
Explicó que desafortunadamente el brote del virus se ha agudizado en las últimas semanas, donde han recibido pacientes más jóvenes que al inicio de la pandemia, que van de los 35 a los 50 años.
“Es mucha responsabilidad de la gente que se ha descuidado, se ha confiado y dejado de lado las medidas sanitarias, contagiando a sus mismas familias. Siguen haciendo sus fiestas, yéndose de vacaciones, haciendo sus bodas y fiestas, y eso nos ha agudizado el problema”, comentó.
Dijo que el área Covid ha salido avante hasta el momento gracias al equipamiento que les ha proporcionado la Secretaría de Salud y a muchas donaciones de material médico que han recibido.
LA PACIENTE QUE LOS DIBUJABA
Reydesel Salvidres tiene 9 años de enfermero y ha laborado en el área Covid desde que inició la pandemia. Expresó que es difícil ver sufrir a los pacientes. Para ayudarlos, los auxilian a hacer videollamadas para que tengan contacto con sus familiares.
“Platicamos y convivimos mucho con ellos. Les hacemos sus ejercicios respiratorios. Hemos tenido pacientes que han durado más de un mes. Hace poco una mujer de 58 años llegó en muy malas condiciones, hasta que la dimos de alta. Tenía la torre de alto flujo. Ella dibujaba, nos dibujó a nosotros. A mí me puso en una ambulancia y me puso un casco de rey, por mi nombre”, manifestó.
Comenta que tiene dos hijos pequeños y su esposa también es enfermera, pero está en otra área dentro del mismo hospital.
Pidió a la población “soportar un poquito más” y los conminó a evitar salir y hacer aglomeraciones, a fin de que la enfermedad no se siga propagando.
REÍR, LLORAR Y JUGARSE LA VIDA
La enfermera Ana Hernández, tiene poco en el área Covid, no obstante dijo no haber tenido temor cuando le solicitaron integrarse, pues ya tenía un tiempo recibiendo a personas en el triage respiratorio, que es lugar al que canalizan a todas las personas que llegan con síntomas al hospital.
“Hemos vivido muchas cosas, buenas y malas. Nos encariñamos mucho con los pacientes. Nos ha tocado reír y llorar. Desafortunadamente los ciudadanos están con la negativa de que el Covid no existe. Los pacientes llegan muy ansiosos, con mucha tos. Estar en un área donde no pueden ver a sus familiares es muy difícil”, comentó.
Dalia González, es enfermera intensivista, y coordina a los enfermeros del área Covid. Ella fue parte importante de la planeación del área cuando comenzó la pandemia. Atiende emergencias de pacientes y explica que son principalmente sus compañeros los que están dentro jugándose la vida.
“Son un equipo excelente, están muy bien coordinados. Han aprendido mucho con los pacientes Covid. Es un equipo muy disponible, siempre están trabajando a como les toque. Estamos al pendiente de ellos y cuando alguno enferma les damos su tratamiento y los enviamos a casa”, dijo.
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