/ domingo 12 de agosto de 2018

El extraño padecimiento del sector salud

Cadena de víctimas en el rubro

La delgada línea entre salvar vidas y pasar a ser la víctima, parece difícil. Sobre todo cuando desempeñas una profesión tan humana como todas las que encajan dentro del sector salud.

En el estado se ha suscitado una inusual ola de muertes en los últimos meses y desde el año pasado, el sector de la salud se ha visto afectado por un extraño padecimiento; varios enfermeros, doctores y camilleros han pasado a ser las principales víctimas del crimen por algo que parece ser un patrón.

De acuerdo con la Federación Nacional de Colegios de Medicina de México, al año se reportan en promedio 500 denuncias de médicos, enfermeros, paramédicos o practicantes de especialidades que son intimidados, extorsionados, secuestrados u obligados a atender a heridos del crimen organizado.



Caso 1, Doctor desaparecido, después de 9 meses sigue igual



El 2017 marchaba bien, iniciando el mes de noviembre las celebraciones por el Día de Muertos pintaban las calles del estado de vivos colores que se preparaban para la llegada de los del más allá.

Pasadas las celebraciones del día festivo, el 8 de noviembre, se llevaría a cabo el primer golpe: “Secuestran a director de hospital en Chihuahua", especulaban las primeras declaraciones, sin percatarse de que el hecho generaría un efecto dominó dentro de los profesionales de la salud.

El director del hospital de Gómez Farías había desaparecido. De inicio, se supuso que el médico estaba relacionado con una serie de balaceras y movilizaciones que ocurrieron en la región de Peña Blanca y Gómez Farías. Sin embargo según las primeras declaraciones de las autoridades, dadas el 9 de noviembre, revelaron que la desaparición del doctor no estaba relacionada con los actos de enfrentamientos entre los grupos criminales.

Lo anterior arrojó de primera instancia que se trataba de un caso aislado, aunque no se descartó la posibilidad de que el médico hubiera sido secuestrado para atender a algún integrante de un grupo criminal.

El tiempo avanzaba, la agonía por parte de la familia del doctor se hacía cada vez más grande. El 14 de noviembre, este rotativo publicó lo temido por todos: “'El 80' fue el responsable de secuestrar al doctor de Gómez Farías: autoridades”.

Así pues, Carlos Arturo Quintana Quintana, alias el 80, saltó a la investigación cuando se afirmó que había sido el responsable de privar de su libertad al doctor Blas Juan Godínez Ortega la madrugada del miércoles 8 de noviembre, tras un enfrentamiento que sostuvieron con integrantes del grupo contrario Gente Nueva que se habían establecido en la comunidad desde el mes de marzo del año pasado.

La versión de las autoridades fue comprobada por habitantes de varias comunidades aledañas a Gómez Farías, quienes confirmaron que fue “La Línea” la que privó de la libertad al médico, quienes acudieron a su casa, lo sacaron y dispararon contra varios vehículos que se encontraban en el hogar; su esposa, quien presenció el secuestro, observó cómo los encapuchados amarraban a su marido para después partir con él rumbo a Namiquipa, por la carretera a Peña Blanca y Soto Máynez.

Quince días habían transcurrido y las autoridades no lograban localizar al doctor, Blas era buscado por 250 elementos de la Comisión Estatal de Seguridad y de la Policía Ministerial, en los municipios de Madera, Temósachic, Matachí, Gómez Farías, Ignacio Zaragoza, Namiquipa, Guerrero, Bachíniva y Cuauhtémoc, sin embargo ningún esfuerzo daba resultados.

El problema se hacía cada vez más grande, tanto que la Organización de las Nacionales Unidas (ONU), intervino después de recibir una carta escrita por parte del hijo del doctor, quien señaló la ineficiencia de las autoridades locales al no localizar a su padre. “Estamos angustiados, ya son dos semanas que no sabemos nada de mi padre y lo peor es que padece de presión arterial, es hipertenso, por eso tenemos miedo de que algo le pueda suceder. Hemos exigido mayores niveles de seguridad, como cámaras de video en los hospitales de la sierra, para poder saber qué tipo de personas llegan a los hospitales y qué tipo de personas pueden llegar a poner nuestra vida en riesgo”, manifestó el hijo del doctor Blas Juan Godínez.


Caso 2, enfermeros desaparecidos en Parral


Tal parece que la inseguridad no discrimina por edad, sexo o locación, ya que el pasado 28 de mayo tres jóvenes de 22 años, originarios de Jiménez y una joven de 18, originaria de Balleza, todos estudiantes de enfermería, desaparecieron en la ciudad de Parral.

Los jóvenes identificados como Sigrid Casandra Díaz Huerta, Oswaldo Galván Gutiérrez, Mayra Mendoza y Merari Lozano Muñoz trabajaban en un hospital de la ciudad minera donde prestaban su servicio social y se desempeñaban dentro de los mismos horarios.

Se cree que todo el caso parte exclusivamente de la joven Mayra Mendoza, quien tenía relación con los otros tres secuestrados. Todo comenzó la noche del domingo 27 cuando Mayra contactó primeramente a Merari para asistir a una fiesta a la que nunca llegaron. Posteriormente, el lunes 28, sujetos armados sustrajeron a las otras 2 víctimas de su apartamento en la colonia Kennedy, en Parral, quienes resultaron ser compañeros de cuarto de Mayra.

Sin embargo, a raíz de este caso salieron a la luz otra serie de secuestros de jóvenes en Parral. Aarón, quien vivía en la parte superior del departamento de Mayra, Sigrid y Oswaldo, había sido privado de su libertad mes y medio antes del secuestro de sus compañeros; Aarón, también enfermero, fue liberado, sin embargo se vio obligado a salir de la ciudad minera.

Testigos relatan que la noche del 28 de mayo, cuando los secuestradores irrumpieron en el departamento de Sigrid, los delincuentes preguntaban efusivamente por Aarón, quien en ese momento ya no se encontraba en Parral.

Familiares y amigos aseguran que tanto Oswaldo como Sigrid estuvieron en el lugar equivocado, ya que a ambos no les gustaba salir de fiesta y estaban enfocados a la escuela y su trabajo. Sin embargo su compañera de casa, Mayra, salía seguido y en veces no llegaba a dormir al departamento, por lo que al no tener contacto con ella la noche anterior, no corrieron con sospechas.

Nueve días después del caso, se develó que en el lugar de los hechos había tarjetas de presentación de Mayra, donde ofrecía servicios tipo escort (acompañante sexual), en donde se plasmaba el número de la joven.

Las investigaciones continúan, sin dar alguna conclusión final. Ya han pasado dos meses y aún no se cuenta con la localización de las víctimas.

Caso 3, enfermero asesino, empleado del IMSS








Podría ser el tema perfecto para una película de suspenso o un episodio de la famosa serie de televisión CSI o la Ley y el Orden, pero no. Es un caso real, suscitado en un hospital normal en donde todo aparenta estar bien.

Apodado por los medios locales y nacionales como el enfermero asesino, Jorge Alberto Ceballos le dio un giro a la moneda. Él en vez de ser la víctima pasó a ser el malo de la película (¡y vaya película!).

Pongámoslo así, Jorge Alberto tenía todo perfectamente calculado para tener la vida deseada sin que nadie lo sospechara. Un trabajo estable, una linda casa, esposa, autos, etc., pero como siempre se observa en las películas, el más mínimo detalle puede traer todo abajo. ¿Cuál fue el detalle? Ceballos no se preocupó por guardar o destruir los documentos oficiales de las víctimas, ya que la pieza clave para detenerlo fue que en su casa encontraron las credenciales de Laura Soto y Hazael Díaz, dos de sus víctimas.

Días antes del cateo, realizado el 4 de julio, una noticia que atormentó a varios: “Asesinan a familia de 5 integrantes en Chihuahua”, agentes encontraron en una vivienda de la colonia Lomas Universidad a una familia asesinada, 3 mujeres y dos hombres, dejando vivo a un pequeño de dos años y medio de edad, el día 29 de junio. Al principio no se sabía la razón, descartaron desde el inicio que se tratara del crimen organizado, pero jamás imaginaron lo que se veía venir.

Ricardo Chávez Pérez y María Romero Armendáriz, él ingeniero civil y ella arquitecta, eran esposos y laboraban en una empresa constructora. De acuerdo con allegados a la familia, eran destacados empleados y no tenían problemas mayores, por lo que sorprendió su asesinato. Daniela Romero, hermana de María, también era profesionista. Por ello, de acuerdo con las investigaciones, el crimen no estaba relacionado con actividades ilegales de las víctimas.

¿Qué relación tendría entonces la familia con Jorge Alberto? Ceballos, enfermero del Instituto del Seguro Social (IMSS), ofrecía la venta de plazas de manera ilegal a sus clientes, ellos pagaban grandes cantidades de dinero y él a cambio, les conseguía un buen puesto dentro del seguro. En el caso de la familia, Ceballos ofreció conseguir un riñón para Daniel Romero Vega, quien previamente le había pagado 500 mil pesos. Sin embargo, al ver que el enfermero no daba respuesta la familia lo había citado en su domicilio para hablar claro.

Cuando la reunión se llevaba a cabo, el agresor utilizó un arma de fuego calibre 9 milímetros y disparó contra las cinco víctimas, a quienes sorprendió a tiros, dando muerte primero a dos que estaban junto con él en la sala; luego fue a donde estaban dos más en la cocina, y por último le dio alcance a la quinta víctima, quien al escuchar los disparos trató de escapar por la escalera a la segunda planta, pero fue asesinado en el primer escalón.

Luego el asesino subió a la planta alta donde encontró al niño de apenas dos años y medio, a quien siguió por unos momentos hasta que el pequeño se escondió en una de las recámaras, situación que al parecer llevó a desistir al homicida de darle muerte al menor y tras tomar algunas cosas de la vivienda el sujeto salió a prisa y se perdió en las calles aledañas.

Se cree que Jorge Ceballos participó en el homicidio junto con otra persona, que no ha sido identificada. Aunque podría tratarse de su esposa, quien se encuentra prófuga y su paradero es desconocido.


Caso 4, doctora embarazada muere estrangulada en el baño de hospital







Otro caso estremecedor que parece, de igual manera, sacado de algún capítulo de “Muertes inesperadas”. El extraño hecho ocurrió el domingo 5 de agosto en el interior del hospital Christus Muguerza, sin embargo no se supo nada hasta el miércoles 8, ya que se trató de ocultar la información.

La anestesióloga Karen Estrada Ávila, del Christus Muguerza, quien tenía medio año laborando en el recinto, fue localizada sin vida la mañana del domingo y se creía que había muerto por causas naturales, ya que no se observó alguna huella de violencia.

Sin embargo, tras el reporte del Servicio Médico Forense, Karen presentó lesiones causadas por el agresor al momento de defenderse, en su intento por salvar su vida, pero su fuerza física fue menor a la de su agresor.

Las contusiones sufridas en diversas partes del cuerpo revelaron que la doctora se defendió hasta debilitarse, debido a la fuerza con la que fue golpeada y asfixiada. En las manos de la doctora fueron encontrados pequeños rastros de piel, como parte del forcejeo que tuvo con su atacante, por lo que todo encontrado en la escena del crimen es parte de una rigurosa investigación.

El esposo de la víctima compartió en sus redes sociales un mensaje de nostalgia, donde declaró que él se haría cargo de su pequeño hijo, “no logro imaginar que alguien pueda hacerle daño a una mujer embarazada y acabar con dos vidas sin remordimiento”, compartió.

Por el momento se desconoce el motivo del crimen, por lo que siguen las indagatorias para encontrar al presunto responsable.



Caso 5, camillero del ISSSTE







Hasta ahora el menor de los casos, sin embargo, se espera que las autoridades realicen las investigaciones correspondientes para saber la causa del asesinato de Nicolás Gavaldón Becerra, un camillero de aproximadamente 30 años que fue abatido el pasado 6 de agosto mientras conducía un vehículo Spark color morado acompañado de su hijo.

Los hechos fueron realizados en el kilómetro 23 de la carretera a Aldama, cuando sujetos armados dispararon en repetidas ocasiones al vehículo, recibiendo varios impactos en el cuerpo, así como en la cabeza.


Paramédicos acudieron al lugar para atender a los lesionados, sin embargo, al llegar se percataron que un hombre ya no contaba con signos vitales. El menor fue resguardado tras el incidente por personas que se encontraban laborando al interior de un local cercano.


La delgada línea entre salvar vidas y pasar a ser la víctima, parece difícil. Sobre todo cuando desempeñas una profesión tan humana como todas las que encajan dentro del sector salud.

En el estado se ha suscitado una inusual ola de muertes en los últimos meses y desde el año pasado, el sector de la salud se ha visto afectado por un extraño padecimiento; varios enfermeros, doctores y camilleros han pasado a ser las principales víctimas del crimen por algo que parece ser un patrón.

De acuerdo con la Federación Nacional de Colegios de Medicina de México, al año se reportan en promedio 500 denuncias de médicos, enfermeros, paramédicos o practicantes de especialidades que son intimidados, extorsionados, secuestrados u obligados a atender a heridos del crimen organizado.



Caso 1, Doctor desaparecido, después de 9 meses sigue igual



El 2017 marchaba bien, iniciando el mes de noviembre las celebraciones por el Día de Muertos pintaban las calles del estado de vivos colores que se preparaban para la llegada de los del más allá.

Pasadas las celebraciones del día festivo, el 8 de noviembre, se llevaría a cabo el primer golpe: “Secuestran a director de hospital en Chihuahua", especulaban las primeras declaraciones, sin percatarse de que el hecho generaría un efecto dominó dentro de los profesionales de la salud.

El director del hospital de Gómez Farías había desaparecido. De inicio, se supuso que el médico estaba relacionado con una serie de balaceras y movilizaciones que ocurrieron en la región de Peña Blanca y Gómez Farías. Sin embargo según las primeras declaraciones de las autoridades, dadas el 9 de noviembre, revelaron que la desaparición del doctor no estaba relacionada con los actos de enfrentamientos entre los grupos criminales.

Lo anterior arrojó de primera instancia que se trataba de un caso aislado, aunque no se descartó la posibilidad de que el médico hubiera sido secuestrado para atender a algún integrante de un grupo criminal.

El tiempo avanzaba, la agonía por parte de la familia del doctor se hacía cada vez más grande. El 14 de noviembre, este rotativo publicó lo temido por todos: “'El 80' fue el responsable de secuestrar al doctor de Gómez Farías: autoridades”.

Así pues, Carlos Arturo Quintana Quintana, alias el 80, saltó a la investigación cuando se afirmó que había sido el responsable de privar de su libertad al doctor Blas Juan Godínez Ortega la madrugada del miércoles 8 de noviembre, tras un enfrentamiento que sostuvieron con integrantes del grupo contrario Gente Nueva que se habían establecido en la comunidad desde el mes de marzo del año pasado.

La versión de las autoridades fue comprobada por habitantes de varias comunidades aledañas a Gómez Farías, quienes confirmaron que fue “La Línea” la que privó de la libertad al médico, quienes acudieron a su casa, lo sacaron y dispararon contra varios vehículos que se encontraban en el hogar; su esposa, quien presenció el secuestro, observó cómo los encapuchados amarraban a su marido para después partir con él rumbo a Namiquipa, por la carretera a Peña Blanca y Soto Máynez.

Quince días habían transcurrido y las autoridades no lograban localizar al doctor, Blas era buscado por 250 elementos de la Comisión Estatal de Seguridad y de la Policía Ministerial, en los municipios de Madera, Temósachic, Matachí, Gómez Farías, Ignacio Zaragoza, Namiquipa, Guerrero, Bachíniva y Cuauhtémoc, sin embargo ningún esfuerzo daba resultados.

El problema se hacía cada vez más grande, tanto que la Organización de las Nacionales Unidas (ONU), intervino después de recibir una carta escrita por parte del hijo del doctor, quien señaló la ineficiencia de las autoridades locales al no localizar a su padre. “Estamos angustiados, ya son dos semanas que no sabemos nada de mi padre y lo peor es que padece de presión arterial, es hipertenso, por eso tenemos miedo de que algo le pueda suceder. Hemos exigido mayores niveles de seguridad, como cámaras de video en los hospitales de la sierra, para poder saber qué tipo de personas llegan a los hospitales y qué tipo de personas pueden llegar a poner nuestra vida en riesgo”, manifestó el hijo del doctor Blas Juan Godínez.


Caso 2, enfermeros desaparecidos en Parral


Tal parece que la inseguridad no discrimina por edad, sexo o locación, ya que el pasado 28 de mayo tres jóvenes de 22 años, originarios de Jiménez y una joven de 18, originaria de Balleza, todos estudiantes de enfermería, desaparecieron en la ciudad de Parral.

Los jóvenes identificados como Sigrid Casandra Díaz Huerta, Oswaldo Galván Gutiérrez, Mayra Mendoza y Merari Lozano Muñoz trabajaban en un hospital de la ciudad minera donde prestaban su servicio social y se desempeñaban dentro de los mismos horarios.

Se cree que todo el caso parte exclusivamente de la joven Mayra Mendoza, quien tenía relación con los otros tres secuestrados. Todo comenzó la noche del domingo 27 cuando Mayra contactó primeramente a Merari para asistir a una fiesta a la que nunca llegaron. Posteriormente, el lunes 28, sujetos armados sustrajeron a las otras 2 víctimas de su apartamento en la colonia Kennedy, en Parral, quienes resultaron ser compañeros de cuarto de Mayra.

Sin embargo, a raíz de este caso salieron a la luz otra serie de secuestros de jóvenes en Parral. Aarón, quien vivía en la parte superior del departamento de Mayra, Sigrid y Oswaldo, había sido privado de su libertad mes y medio antes del secuestro de sus compañeros; Aarón, también enfermero, fue liberado, sin embargo se vio obligado a salir de la ciudad minera.

Testigos relatan que la noche del 28 de mayo, cuando los secuestradores irrumpieron en el departamento de Sigrid, los delincuentes preguntaban efusivamente por Aarón, quien en ese momento ya no se encontraba en Parral.

Familiares y amigos aseguran que tanto Oswaldo como Sigrid estuvieron en el lugar equivocado, ya que a ambos no les gustaba salir de fiesta y estaban enfocados a la escuela y su trabajo. Sin embargo su compañera de casa, Mayra, salía seguido y en veces no llegaba a dormir al departamento, por lo que al no tener contacto con ella la noche anterior, no corrieron con sospechas.

Nueve días después del caso, se develó que en el lugar de los hechos había tarjetas de presentación de Mayra, donde ofrecía servicios tipo escort (acompañante sexual), en donde se plasmaba el número de la joven.

Las investigaciones continúan, sin dar alguna conclusión final. Ya han pasado dos meses y aún no se cuenta con la localización de las víctimas.

Caso 3, enfermero asesino, empleado del IMSS








Podría ser el tema perfecto para una película de suspenso o un episodio de la famosa serie de televisión CSI o la Ley y el Orden, pero no. Es un caso real, suscitado en un hospital normal en donde todo aparenta estar bien.

Apodado por los medios locales y nacionales como el enfermero asesino, Jorge Alberto Ceballos le dio un giro a la moneda. Él en vez de ser la víctima pasó a ser el malo de la película (¡y vaya película!).

Pongámoslo así, Jorge Alberto tenía todo perfectamente calculado para tener la vida deseada sin que nadie lo sospechara. Un trabajo estable, una linda casa, esposa, autos, etc., pero como siempre se observa en las películas, el más mínimo detalle puede traer todo abajo. ¿Cuál fue el detalle? Ceballos no se preocupó por guardar o destruir los documentos oficiales de las víctimas, ya que la pieza clave para detenerlo fue que en su casa encontraron las credenciales de Laura Soto y Hazael Díaz, dos de sus víctimas.

Días antes del cateo, realizado el 4 de julio, una noticia que atormentó a varios: “Asesinan a familia de 5 integrantes en Chihuahua”, agentes encontraron en una vivienda de la colonia Lomas Universidad a una familia asesinada, 3 mujeres y dos hombres, dejando vivo a un pequeño de dos años y medio de edad, el día 29 de junio. Al principio no se sabía la razón, descartaron desde el inicio que se tratara del crimen organizado, pero jamás imaginaron lo que se veía venir.

Ricardo Chávez Pérez y María Romero Armendáriz, él ingeniero civil y ella arquitecta, eran esposos y laboraban en una empresa constructora. De acuerdo con allegados a la familia, eran destacados empleados y no tenían problemas mayores, por lo que sorprendió su asesinato. Daniela Romero, hermana de María, también era profesionista. Por ello, de acuerdo con las investigaciones, el crimen no estaba relacionado con actividades ilegales de las víctimas.

¿Qué relación tendría entonces la familia con Jorge Alberto? Ceballos, enfermero del Instituto del Seguro Social (IMSS), ofrecía la venta de plazas de manera ilegal a sus clientes, ellos pagaban grandes cantidades de dinero y él a cambio, les conseguía un buen puesto dentro del seguro. En el caso de la familia, Ceballos ofreció conseguir un riñón para Daniel Romero Vega, quien previamente le había pagado 500 mil pesos. Sin embargo, al ver que el enfermero no daba respuesta la familia lo había citado en su domicilio para hablar claro.

Cuando la reunión se llevaba a cabo, el agresor utilizó un arma de fuego calibre 9 milímetros y disparó contra las cinco víctimas, a quienes sorprendió a tiros, dando muerte primero a dos que estaban junto con él en la sala; luego fue a donde estaban dos más en la cocina, y por último le dio alcance a la quinta víctima, quien al escuchar los disparos trató de escapar por la escalera a la segunda planta, pero fue asesinado en el primer escalón.

Luego el asesino subió a la planta alta donde encontró al niño de apenas dos años y medio, a quien siguió por unos momentos hasta que el pequeño se escondió en una de las recámaras, situación que al parecer llevó a desistir al homicida de darle muerte al menor y tras tomar algunas cosas de la vivienda el sujeto salió a prisa y se perdió en las calles aledañas.

Se cree que Jorge Ceballos participó en el homicidio junto con otra persona, que no ha sido identificada. Aunque podría tratarse de su esposa, quien se encuentra prófuga y su paradero es desconocido.


Caso 4, doctora embarazada muere estrangulada en el baño de hospital







Otro caso estremecedor que parece, de igual manera, sacado de algún capítulo de “Muertes inesperadas”. El extraño hecho ocurrió el domingo 5 de agosto en el interior del hospital Christus Muguerza, sin embargo no se supo nada hasta el miércoles 8, ya que se trató de ocultar la información.

La anestesióloga Karen Estrada Ávila, del Christus Muguerza, quien tenía medio año laborando en el recinto, fue localizada sin vida la mañana del domingo y se creía que había muerto por causas naturales, ya que no se observó alguna huella de violencia.

Sin embargo, tras el reporte del Servicio Médico Forense, Karen presentó lesiones causadas por el agresor al momento de defenderse, en su intento por salvar su vida, pero su fuerza física fue menor a la de su agresor.

Las contusiones sufridas en diversas partes del cuerpo revelaron que la doctora se defendió hasta debilitarse, debido a la fuerza con la que fue golpeada y asfixiada. En las manos de la doctora fueron encontrados pequeños rastros de piel, como parte del forcejeo que tuvo con su atacante, por lo que todo encontrado en la escena del crimen es parte de una rigurosa investigación.

El esposo de la víctima compartió en sus redes sociales un mensaje de nostalgia, donde declaró que él se haría cargo de su pequeño hijo, “no logro imaginar que alguien pueda hacerle daño a una mujer embarazada y acabar con dos vidas sin remordimiento”, compartió.

Por el momento se desconoce el motivo del crimen, por lo que siguen las indagatorias para encontrar al presunto responsable.



Caso 5, camillero del ISSSTE







Hasta ahora el menor de los casos, sin embargo, se espera que las autoridades realicen las investigaciones correspondientes para saber la causa del asesinato de Nicolás Gavaldón Becerra, un camillero de aproximadamente 30 años que fue abatido el pasado 6 de agosto mientras conducía un vehículo Spark color morado acompañado de su hijo.

Los hechos fueron realizados en el kilómetro 23 de la carretera a Aldama, cuando sujetos armados dispararon en repetidas ocasiones al vehículo, recibiendo varios impactos en el cuerpo, así como en la cabeza.


Paramédicos acudieron al lugar para atender a los lesionados, sin embargo, al llegar se percataron que un hombre ya no contaba con signos vitales. El menor fue resguardado tras el incidente por personas que se encontraban laborando al interior de un local cercano.


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