CUAUHTÉMOC, CHIH.- “Ya no saben buenos los tomatillos”, dicen los niños en las comunidades indígenas donde el frijol y el maíz se han convertido en un alimento de lujo, señalaron los dirigentes indígenas de la Alta y Baja Tarahumara, Alejandro Rivas en Babirigame, José Luis Carrillo en Urique, Nicéforo Ramírez Cruz en Guachochi y Cástulo Aranda en Carichí, quienes elaboran una carta describiendo la situación en la visita del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.
En Baborigame hacen falta médicos y atención en la salud, señala Alejandro Rivas, presidente de los odames, quien considera que las enfermedades se van agravando en niños y ancianos quienes esperan curarse solos, por arte de hierbas o de la providencia.
Y a su vez, por falta de comida, de frijol o maíz, simplemente comen los tomatillos silvestres o que ellos mismos siembran para hacerse una especie de sopa.
En los albergues eso es lo único que hay de comida y de vez en cuando frijoles y maíz, cuando les mandan los menonitas, las asociaciones de ganado o los fruticultores.
José Luis Carrillo, presidente del Supremo Consejo de la Baja Tarahumara, coincide y señala que las cosechas de maíz y frijol se fueron extinguiendo, según ellos por la cuestión del eclipse de sol que se presentó en esos días.
“Se quemaron algunas cosechas y se fueron secando las plantas, las vainas no llenaron”, asegura el líder indígena de los municipios de Chínipas, Urique, Guazapares y parte de Bocoyna.
Lo peor es que la situación va a agudizarse, están a días de iniciar la siembra de temporal y no hay semillas, por lo que no hay expectativas de poder mejorar las condiciones de hambre que hay en la sierra.
De no darse, simplemente estarán igual o peor, dependiendo de la kórima, de los trabajos fuera de la sierra, de buscar y pedir, de seguir comiendo hierbas y tomatillos.
Nicéforo Ramírez Cruz, presidente de la Alta Tarahumara, desde Guachochi, expone lo mismo y se suma a lo que dice Cástulo Aranda González, presidente del Consejo de la Alta y Baja Tarahumara con las mismas coincidencias en la situación que prevalece sin maíz, avena o frijol.
Lo único que sostiene es que hay pequeñas dotaciones que envían los menonitas, ganaderos y manzaneros, mientras que los funcionarios de gobierno están comiendo guisado, señalaron.