/ jueves 11 de enero de 2018

Elecciones 2018

“Los políticos tienen todos la misma política”

  • José María de Queirós -

Si algo le sobra a la clase política de nuestro país es el hartazgo de la sociedad, pónganle el color que quieran, rojo, azul, amarillo, da lo mismo, el pueblo ya no cree en ellos y esto desde luego que implica un gran problema en un futuro inmediato. Los partidos políticos lo saben y tratan de convencer de que ahora sí a través de sus candidatos llevarán por buen camino al país.

El no acudir a las urnas a expresar nuestro voto en nada ayuda, ya que de igual manera alguno de los que se encuentran en la boleta electoral será el próximo presidente, así es de que es mejor analizar las propuestas y en la medida de nuestras posibilidades exigir que nos den soluciones y no más problemas.

Hablando de los posibles candidatos dicen que Andrés Manuel López Obrador encabeza la mayoría de las encuestas que circulan en las redes sociales, no obstante, a pesar de que en cada estado que visita quiere hacerse ver como la única persona que puede salvar a nuestro querido México y que con sus acciones acabará de tajo con la corrupción, me atrevo a decir (con las naturales posibilidades de estar en un error) que el dueño de Morena nuevamente se quedará en el camino sin llegar a ocupar Los Pinos. Argumentos para pensar así hay muchos, pero el que predomina es que ni el PRI ni el PAN ni el PRD (además de los otros partidos adheribles) permitirán que el tabasqueño salga avante en las urnas.

José Antonio Meade, Roberto Anaya, Rafael Moreno Valle, Miguel Ángel Mancera, Margarita Zavala y Jaime Rodríguez son personajes que tienen tiempo de pertenecer al círculo de la política en el poder y desde luego que si resulta necesario preferirían una estrategia encaminada a que cualquiera de ellos salga como triunfador con tal de que AMLO no llegue. ¿Difícil de que puedan aliarse? No tanto, no tanto.

Si bien es cierto que el PRI se encuentra un tanto depreciado por diferentes causas el PAN, el PRD y el mismo Morena no andan tan bien que digamos, todos tienen su lado tambaleante (así de mal estamos) y los independientes tienen de independientes lo que su servidor de astrólogo. El candidato que se visualiza como más ciudadano de todos es Meade, abanderado del partido tricolor sin pertenecer a él. Existe la posibilidad de que conforme avancen las campañas y evaluando los tiempos Anaya, el Bronco y Zavala decidan enfocar sus energías para que Meade gane en las urnas, siempre y cuando él sea el que se encuentre mejor posicionado de los cuatro, situación que no se antoja difícil a pesar de la ayudadota que Corral le acaba de dar al chico maravilla.

El próximo presidente de México tendrá un reto muy grande, se requiere una persona cuya capacidad logre una verdadera comunión entre gobierno y ciudadanía, alguien ajeno a la intolerancia y conocedor de los verdaderos problemas que aquejan a un pueblo al que le urge confiar en sus autoridades, pero sobre todo le urge que la desigualdad en la que se encuentra se reduzca a su mínima expresión porque desaparecerla es prácticamente imposible.

Iniciamos el 2018 con la esperanza de que un nuevo gobierno sea más sensible, de lo contrario las consecuencias pueden ser indescriptibles. Ora pues.

Hasta la próxima.

 

“Los políticos tienen todos la misma política”

  • José María de Queirós -

Si algo le sobra a la clase política de nuestro país es el hartazgo de la sociedad, pónganle el color que quieran, rojo, azul, amarillo, da lo mismo, el pueblo ya no cree en ellos y esto desde luego que implica un gran problema en un futuro inmediato. Los partidos políticos lo saben y tratan de convencer de que ahora sí a través de sus candidatos llevarán por buen camino al país.

El no acudir a las urnas a expresar nuestro voto en nada ayuda, ya que de igual manera alguno de los que se encuentran en la boleta electoral será el próximo presidente, así es de que es mejor analizar las propuestas y en la medida de nuestras posibilidades exigir que nos den soluciones y no más problemas.

Hablando de los posibles candidatos dicen que Andrés Manuel López Obrador encabeza la mayoría de las encuestas que circulan en las redes sociales, no obstante, a pesar de que en cada estado que visita quiere hacerse ver como la única persona que puede salvar a nuestro querido México y que con sus acciones acabará de tajo con la corrupción, me atrevo a decir (con las naturales posibilidades de estar en un error) que el dueño de Morena nuevamente se quedará en el camino sin llegar a ocupar Los Pinos. Argumentos para pensar así hay muchos, pero el que predomina es que ni el PRI ni el PAN ni el PRD (además de los otros partidos adheribles) permitirán que el tabasqueño salga avante en las urnas.

José Antonio Meade, Roberto Anaya, Rafael Moreno Valle, Miguel Ángel Mancera, Margarita Zavala y Jaime Rodríguez son personajes que tienen tiempo de pertenecer al círculo de la política en el poder y desde luego que si resulta necesario preferirían una estrategia encaminada a que cualquiera de ellos salga como triunfador con tal de que AMLO no llegue. ¿Difícil de que puedan aliarse? No tanto, no tanto.

Si bien es cierto que el PRI se encuentra un tanto depreciado por diferentes causas el PAN, el PRD y el mismo Morena no andan tan bien que digamos, todos tienen su lado tambaleante (así de mal estamos) y los independientes tienen de independientes lo que su servidor de astrólogo. El candidato que se visualiza como más ciudadano de todos es Meade, abanderado del partido tricolor sin pertenecer a él. Existe la posibilidad de que conforme avancen las campañas y evaluando los tiempos Anaya, el Bronco y Zavala decidan enfocar sus energías para que Meade gane en las urnas, siempre y cuando él sea el que se encuentre mejor posicionado de los cuatro, situación que no se antoja difícil a pesar de la ayudadota que Corral le acaba de dar al chico maravilla.

El próximo presidente de México tendrá un reto muy grande, se requiere una persona cuya capacidad logre una verdadera comunión entre gobierno y ciudadanía, alguien ajeno a la intolerancia y conocedor de los verdaderos problemas que aquejan a un pueblo al que le urge confiar en sus autoridades, pero sobre todo le urge que la desigualdad en la que se encuentra se reduzca a su mínima expresión porque desaparecerla es prácticamente imposible.

Iniciamos el 2018 con la esperanza de que un nuevo gobierno sea más sensible, de lo contrario las consecuencias pueden ser indescriptibles. Ora pues.

Hasta la próxima.