/ domingo 26 de enero de 2020

Fincas históricas, rebasadas por mancha urbana

La ciudad de Chihuahua cuenta con 66 monumentos históricos, muchos de ellos permanecen en el abandono y deterioro

La fortaleza de la cantera que vistió a las haciendas y casonas de los adinerados en Chihuahua permanece en el arco que daba entrada al edificio de la Empacadora, lugar histórico donde se firmó el plan de la primera etapa de la Revolución Mexicana que lleva su nombre, y del que la apatía, el paso del tiempo y los pocos esfuerzos por preservar la finca que se encontraba en las afueras de la ciudad, ha sido alcanzada por la mancha urbana y actualmente está rodeada de viviendas y la escuela primaria Niño Artillero.

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El edificio de la Empacadora se ubica a unos tres kilómetros del casco de la Quinta Carolina, a un costado de la cuchilla que une a la avenida Heroico Colegio Militar con la avenida Quinta Carolina, a espaldas del fraccionamiento San Miguel. Los habitantes de la zona identifican el soberbio arco de cantera que se asoma por la barda que lo protege desde años recientes, pero la mayoría desconoce la relevancia histórica que posee, así como otras fincas que por su temporalidad previa al año de 1900 los hace parte del patrimonio de los 660 monumentos históricos de la ciudad de Chihuahua catalogados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia.

El edificio bautizó al Plan de la Empacadora, u Orozquista, firmado el 25 de marzo de 1912 y fue firmado por Pascual Orozco, sus generales y coroneles bajo el lema “Reforma, Libertad y Justicia”, en el que desconocían el gobierno de Francisco I. Madero con reformas que trascendieron hasta la Constitución de 1917.

El inmueble era una empacadora de carne, y hasta hace poco se conservaba la nave del edificio, pero sin los cuidados adecuados sólo queda un muro de adobe que es parte de la barda perimetral y el arco de alrededor de ocho metros, con diseños en la cantera que dan cuenta de los virtuosos canteros.

PATRIMONIO VIVO

“Los monumentos siguen vivos, no son muertos. Y regularmente creemos que ya están en la historia como si estuvieran congelados, no, son monumentos que reflejan nuestra forma de ver, cómo evoluciona una ciudad, cómo tratamos a los monumentos históricos. A mí me da la impresión que es el mismo trato que a veces le damos a nuestros adultos mayores, sí hay abandono, desconsideración, falta de sensibilidad y de incluso apoyos que nunca consultamos si los quieren o no, como si tuviéramos la facultad de decidir sobre ellos, de imponer las intervenciones”, destacó el antropólogo Jorge Carrera Robles, delegado en Chihuahua del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

“La ciudad de Chihuahua ha tenido un crecimiento importante y ha arropado en sus colindancias y presencia en algunas edificaciones históricas, el caso más relevante es la Quinta Carolina; la Hacienda El Torreón también está dentro de la mancha metropolitana, y otras edificaciones históricas como el Acueducto, la presa Chuvíscar que fue inaugurada por Porfirio Díaz, son elementos que han sido parte fundamental de la ciudad y su relación va advirtiéndonos de la evolución”, dijo.

“Nos falta madurar como comunidad y a veces no tienen la misma intencionalidad de apoyar iniciativas con criterio de mantenimiento a estos espacios y se vuelven una carga gubernamental, que no nos parece del todo correcto, porque no es nada más de Gobierno. Claro, que los gobiernos son parte importante del cuidado, pero los ciudadanos y organizaciones comunitarias no tienen voluntad de sumarse a iniciativas para la conservación de los espacios históricos”.

En este sentido, manifestó que no hay elementos de la policía que alcancen para cuidar monumentos históricos, considerando que la ciudad de Chihuahua tiene alrededor de 660, la mayoría son casas particulares, donde tienen el cuidado permanente, aunque en algunos casos no tienen la mejor actitud para su conservación.

QUINTA CAROLINA: FALTAN TRAMOS POR REPARAR

El casco de la hacienda cuenta con un instrumento legal que lo protege, en su sentido del contexto urbano, hay una parcial que ha regulado la construcción hasta determinados lugares, porque hay un polígono de protección con restricciones.

El resto de las edificaciones permanecen vandalizadas, con grafiti, atestadas de basura, y los adobes de sus paredes desmoronándose o quebrados por los boquetes que han formado en la construcciones; en un marcado contraste entre la inversión inyectada a la casa y el abandono del resto.

“Ojalá que se pudiera desarrollar más en otros monumentos históricos, porque eso genera capacidad para la defensa, actuación, políticas de conservación que se pueden aplicar. Es una particularidad que se inició desde hace unos 30 años que ha acompañado el Gobierno del Estado, el INAH, municipio y particulares. Sólo en el casco es el que se donó por la familia Muñoz Terrazas. El resto de las construcciones son propiedad de otros particulares, como El Mesón, la caballeriza, las casas, la casa del administrador, la cochera y los establos”.

El delegado del INAH señaló que este ejemplo es un proyecto muy complejo que tiene resultados muy gratos en términos de conservación, protección, términos legales, pero también nos habla de una posibilidad que avanza muy lentamente porque no hay recursos tan amplios para atender proyectos de esa envergadura y donde además, como ya se terminó de dividir la propiedad de un solo dueño, hay algunos que tienen más voluntad que otros para conservar su valor y protegerlo.

Actualmente la Capilla de San Carlos Borromeo se utiliza para la celebración de misas, y pertenece a la parroquia María Madre de Dios.

TEMPLO SAN JUAN BAUTISTA

Se estableció en uno de los primeros asentamientos indígenas que hay del otro lado del río Sacramento, se formó una misión en la construcción de un edificio. El edificio se perdió, pero se volvió a construir. Ha recibido bastante atención para su restauración, y es un monumento activo donde se sigue ejerciendo su vocación como templo católico, con celebraciones eucarísticas y actividades diocesanas.

HOSPITAL VERDE: DEL ESPLENDOR A LA RUINA

El edificio fue construido como la casa de campo de la familia Terrazas, con techo de teja de color verde y adosamientos en cantera. Durante la Revolución, sirvió como un hospital improvisado, y durante la primera mitad del siglo XX se legitimó esa vocación y se transformó en el Hospital San Vicente de Paul, u Hospital Verde como se llamaba coloquialmente. Después de dos incendios, se perdió el bello edificio, y sólo quedan dos torres que han sido protegidas y conservadas dentro de las instalaciones del campus Chihuahua del Instituto Tecnológico de Monterrey, en el área del estacionamiento del Parque de Investigación e Innovación Tecnológica.

Vandalismo, herida para la arquitectura

El antropólogo Jorge Carrera, delegado del INAH, manifestó que en la preservación de patrimonio histórico se hace un esfuerzo para que tanto instituciones gubernamentales como miembros de la sociedad contribuyan a la conservación de espacios.

“Hay una serie de pláticas de presencia y proceso de recuperación donde se trabajó con la gente de la comunidad, con actividades culturales, artísticas para ir haciendo un producto de identidad y comunitario que se defienda, o al menos no se agreda. De ahí a que sea un respeto absoluto de eso es muy complejo, aunque no imposible. La ley contempla que en caso de custodias particulares, le toca al particular atender su conservación y protección, con la concurrencia de instancias de Gobierno”, dijo.

Mencionó que hay iniciativas para que los propietarios de monumentos históricos se sientan como custodios, protectores, conservadores de estos monumentos, como descuentos en el cobro del impuesto predial sobre ellos, pues estas edificaciones conservan parte de los atractivos turísticos y culturales de la ciudad.

INTERVENCIÓN EXITOSA

“Son casos que pueden alentar a otras personas a que se animen a ver no como una carga la conservación de monumentos históricos, sino como una opción de negocio, de oportunidad y desarrollo. Así como hay vandalismo y la destrucción en unos casos, en otros ha habido la voluntad y posibilidad de un aprovechamiento que en términos de política cultural le llamamos puesta en valor del patrimonio, para que sirva para generar economía, educación, turismo, sin perder la esencia. Se trata de hablar que los monumentos hablen como el valor principal de nuestro patrimonio”, señaló el delegado del INAH.

Entre unos ejemplos destacan el Hotel Plaza, Hotel Maceira, el casco de la Quinta Carolina, Templo de San Juan Bautista, Hacienda del Torreón, Casa Touché, Quinta Gameros, Templo de Santa Rita. La zona Centro en la calle Morelos es donde hay más densidad de monumentos, con construcciones de adobe anteriores al año 1900, y donde se encuentran mejor conservadas.

RESCATE DE INMUEBLES

“La gente piensa que el monumento debe mantenerse intacto, y no. Sí debe conservarse, es parte de la memoria del pueblo de una ciudad, de una comunidad, porque habla de cómo somos, pero debe adecuarse a la vida moderna, porque tiene que ser útil, tiene que seguir vivo. Se debe actualizar o modernizar un inmueble de manera muy sensible y respetuosa para que siga funcionando, es el patrimonio vivo”, Emilia Díaz Arreola, directora de la sección de Monumentos Históricos del INAH.

La arquitecta Díaz invitó a la comunidad, a los propietarios de monumentos históricos y casas antiguas, a acercarse al Instituto y a su equipo de especialistas que otorgan asesorías técnicas gratuitas para que podamos otorgar lineamientos y criterios generales de intervención adecuados para el mantenimiento de los inmuebles, para que no se deterioren, resolver las cosas cotidianas, como las impermeabilizaciones con los materiales y las técnicas adecuadas para que se preserven mucho más años en mejores condiciones.

“Si se cuenta con problemas en la estructura, humedades, otorgamos esta asesoría para decirles cómo se puede restaurar, con qué materiales, con qué técnicas y que ellos presenten un proyecto en el instituto que pueda ser autorizado y llevado a cabo para que se preserve de la mejor manera para las generaciones futuras”.

El contacto es en el teléfono 614-410-8733, 614-416-3098, 614-410-3076, y en las instalaciones del INAH en Paseo Bolívar número 608, de la colonia Centro. La página de internet inahchihuahua.gob.mx.

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El edificio de la Empacadora se ubica a unos tres kilómetros del casco de la Quinta Carolina, a un costado de la cuchilla que une a la avenida Heroico Colegio Militar con la avenida Quinta Carolina, a espaldas del fraccionamiento San Miguel. Los habitantes de la zona identifican el soberbio arco de cantera que se asoma por la barda que lo protege desde años recientes, pero la mayoría desconoce la relevancia histórica que posee, así como otras fincas que por su temporalidad previa al año de 1900 los hace parte del patrimonio de los 660 monumentos históricos de la ciudad de Chihuahua catalogados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia.

El edificio bautizó al Plan de la Empacadora, u Orozquista, firmado el 25 de marzo de 1912 y fue firmado por Pascual Orozco, sus generales y coroneles bajo el lema “Reforma, Libertad y Justicia”, en el que desconocían el gobierno de Francisco I. Madero con reformas que trascendieron hasta la Constitución de 1917.

El inmueble era una empacadora de carne, y hasta hace poco se conservaba la nave del edificio, pero sin los cuidados adecuados sólo queda un muro de adobe que es parte de la barda perimetral y el arco de alrededor de ocho metros, con diseños en la cantera que dan cuenta de los virtuosos canteros.

PATRIMONIO VIVO

“Los monumentos siguen vivos, no son muertos. Y regularmente creemos que ya están en la historia como si estuvieran congelados, no, son monumentos que reflejan nuestra forma de ver, cómo evoluciona una ciudad, cómo tratamos a los monumentos históricos. A mí me da la impresión que es el mismo trato que a veces le damos a nuestros adultos mayores, sí hay abandono, desconsideración, falta de sensibilidad y de incluso apoyos que nunca consultamos si los quieren o no, como si tuviéramos la facultad de decidir sobre ellos, de imponer las intervenciones”, destacó el antropólogo Jorge Carrera Robles, delegado en Chihuahua del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

“La ciudad de Chihuahua ha tenido un crecimiento importante y ha arropado en sus colindancias y presencia en algunas edificaciones históricas, el caso más relevante es la Quinta Carolina; la Hacienda El Torreón también está dentro de la mancha metropolitana, y otras edificaciones históricas como el Acueducto, la presa Chuvíscar que fue inaugurada por Porfirio Díaz, son elementos que han sido parte fundamental de la ciudad y su relación va advirtiéndonos de la evolución”, dijo.

“Nos falta madurar como comunidad y a veces no tienen la misma intencionalidad de apoyar iniciativas con criterio de mantenimiento a estos espacios y se vuelven una carga gubernamental, que no nos parece del todo correcto, porque no es nada más de Gobierno. Claro, que los gobiernos son parte importante del cuidado, pero los ciudadanos y organizaciones comunitarias no tienen voluntad de sumarse a iniciativas para la conservación de los espacios históricos”.

En este sentido, manifestó que no hay elementos de la policía que alcancen para cuidar monumentos históricos, considerando que la ciudad de Chihuahua tiene alrededor de 660, la mayoría son casas particulares, donde tienen el cuidado permanente, aunque en algunos casos no tienen la mejor actitud para su conservación.

QUINTA CAROLINA: FALTAN TRAMOS POR REPARAR

El casco de la hacienda cuenta con un instrumento legal que lo protege, en su sentido del contexto urbano, hay una parcial que ha regulado la construcción hasta determinados lugares, porque hay un polígono de protección con restricciones.

El resto de las edificaciones permanecen vandalizadas, con grafiti, atestadas de basura, y los adobes de sus paredes desmoronándose o quebrados por los boquetes que han formado en la construcciones; en un marcado contraste entre la inversión inyectada a la casa y el abandono del resto.

“Ojalá que se pudiera desarrollar más en otros monumentos históricos, porque eso genera capacidad para la defensa, actuación, políticas de conservación que se pueden aplicar. Es una particularidad que se inició desde hace unos 30 años que ha acompañado el Gobierno del Estado, el INAH, municipio y particulares. Sólo en el casco es el que se donó por la familia Muñoz Terrazas. El resto de las construcciones son propiedad de otros particulares, como El Mesón, la caballeriza, las casas, la casa del administrador, la cochera y los establos”.

El delegado del INAH señaló que este ejemplo es un proyecto muy complejo que tiene resultados muy gratos en términos de conservación, protección, términos legales, pero también nos habla de una posibilidad que avanza muy lentamente porque no hay recursos tan amplios para atender proyectos de esa envergadura y donde además, como ya se terminó de dividir la propiedad de un solo dueño, hay algunos que tienen más voluntad que otros para conservar su valor y protegerlo.

Actualmente la Capilla de San Carlos Borromeo se utiliza para la celebración de misas, y pertenece a la parroquia María Madre de Dios.

TEMPLO SAN JUAN BAUTISTA

Se estableció en uno de los primeros asentamientos indígenas que hay del otro lado del río Sacramento, se formó una misión en la construcción de un edificio. El edificio se perdió, pero se volvió a construir. Ha recibido bastante atención para su restauración, y es un monumento activo donde se sigue ejerciendo su vocación como templo católico, con celebraciones eucarísticas y actividades diocesanas.

HOSPITAL VERDE: DEL ESPLENDOR A LA RUINA

El edificio fue construido como la casa de campo de la familia Terrazas, con techo de teja de color verde y adosamientos en cantera. Durante la Revolución, sirvió como un hospital improvisado, y durante la primera mitad del siglo XX se legitimó esa vocación y se transformó en el Hospital San Vicente de Paul, u Hospital Verde como se llamaba coloquialmente. Después de dos incendios, se perdió el bello edificio, y sólo quedan dos torres que han sido protegidas y conservadas dentro de las instalaciones del campus Chihuahua del Instituto Tecnológico de Monterrey, en el área del estacionamiento del Parque de Investigación e Innovación Tecnológica.

Vandalismo, herida para la arquitectura

El antropólogo Jorge Carrera, delegado del INAH, manifestó que en la preservación de patrimonio histórico se hace un esfuerzo para que tanto instituciones gubernamentales como miembros de la sociedad contribuyan a la conservación de espacios.

“Hay una serie de pláticas de presencia y proceso de recuperación donde se trabajó con la gente de la comunidad, con actividades culturales, artísticas para ir haciendo un producto de identidad y comunitario que se defienda, o al menos no se agreda. De ahí a que sea un respeto absoluto de eso es muy complejo, aunque no imposible. La ley contempla que en caso de custodias particulares, le toca al particular atender su conservación y protección, con la concurrencia de instancias de Gobierno”, dijo.

Mencionó que hay iniciativas para que los propietarios de monumentos históricos se sientan como custodios, protectores, conservadores de estos monumentos, como descuentos en el cobro del impuesto predial sobre ellos, pues estas edificaciones conservan parte de los atractivos turísticos y culturales de la ciudad.

INTERVENCIÓN EXITOSA

“Son casos que pueden alentar a otras personas a que se animen a ver no como una carga la conservación de monumentos históricos, sino como una opción de negocio, de oportunidad y desarrollo. Así como hay vandalismo y la destrucción en unos casos, en otros ha habido la voluntad y posibilidad de un aprovechamiento que en términos de política cultural le llamamos puesta en valor del patrimonio, para que sirva para generar economía, educación, turismo, sin perder la esencia. Se trata de hablar que los monumentos hablen como el valor principal de nuestro patrimonio”, señaló el delegado del INAH.

Entre unos ejemplos destacan el Hotel Plaza, Hotel Maceira, el casco de la Quinta Carolina, Templo de San Juan Bautista, Hacienda del Torreón, Casa Touché, Quinta Gameros, Templo de Santa Rita. La zona Centro en la calle Morelos es donde hay más densidad de monumentos, con construcciones de adobe anteriores al año 1900, y donde se encuentran mejor conservadas.

RESCATE DE INMUEBLES

“La gente piensa que el monumento debe mantenerse intacto, y no. Sí debe conservarse, es parte de la memoria del pueblo de una ciudad, de una comunidad, porque habla de cómo somos, pero debe adecuarse a la vida moderna, porque tiene que ser útil, tiene que seguir vivo. Se debe actualizar o modernizar un inmueble de manera muy sensible y respetuosa para que siga funcionando, es el patrimonio vivo”, Emilia Díaz Arreola, directora de la sección de Monumentos Históricos del INAH.

La arquitecta Díaz invitó a la comunidad, a los propietarios de monumentos históricos y casas antiguas, a acercarse al Instituto y a su equipo de especialistas que otorgan asesorías técnicas gratuitas para que podamos otorgar lineamientos y criterios generales de intervención adecuados para el mantenimiento de los inmuebles, para que no se deterioren, resolver las cosas cotidianas, como las impermeabilizaciones con los materiales y las técnicas adecuadas para que se preserven mucho más años en mejores condiciones.

“Si se cuenta con problemas en la estructura, humedades, otorgamos esta asesoría para decirles cómo se puede restaurar, con qué materiales, con qué técnicas y que ellos presenten un proyecto en el instituto que pueda ser autorizado y llevado a cabo para que se preserve de la mejor manera para las generaciones futuras”.

El contacto es en el teléfono 614-410-8733, 614-416-3098, 614-410-3076, y en las instalaciones del INAH en Paseo Bolívar número 608, de la colonia Centro. La página de internet inahchihuahua.gob.mx.

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