El arzobispo Constancio Miranda Weckmann destacó en su mensaje de Navidad 2020 que la celebración por el nacimiento del Niño Dios es motivo de vida y de paz, que anima, ayuda al desarrollo, que fraterniza, fortalece, celebra la familia; además de la vida que produce amor, da estabilidad, hace brotar la oración agradecida, abre la ventana de esperanza y que ilumina la fe.
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“Ante la experiencia dura de la pandemia hemos aprendido a apreciar la vida y la familia. La vida, que se ve amenazada por este flagelo, lucha por su cuidado y nos pide a gritos que pongamos todos los medios para defenderla. La familia, porque ha salido, aunque con grandes dificultades, sobre todo en la cercanía y en la comunicación, en ayuda de los seres queridos que han pasado por este trago amargo”, expresó monseñor Miranda.
En ese sentido, expresó que Dios ha regalado esos dos grandes tesoros: la vida y la familia, que alientan a la fraternidad y a la solidaridad para con los enfermos, y con los necesitados.
“Navidad es tiempo de misericordia, es tiempo de ternura, es la oportunidad inigualable de acercarnos al Niño Dios recién nacido y pedirle que nos ayude a tener un corazón parecido al Suyo; que nos regrese al seno familiar para poder experimentar Su Amor en la persona del esposo y de la esposa, del hijo y de la hija, del hermano y de la hermana, del papá y de la mamá, del que ha enfermado por el Covid y de sus parientes cercanos, del que sufre carencias económicas causadas por esta epidemia”, invitó el arzobispo de la Provincia Eclesial de Chihuahua.
Para finalizar, invitó a celebrar en familia la solemnidad de la Natividad del Señor Jesús, y deseó a toda la comunidad chihuahuense que esta Navidad sea llena de bendiciones, con la Virgen María, Madre del Niño Dios recién nacido.
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