Un ejercicio de contrastes, pero menos complejo de lo que al gobernador le resultó, según palabras propias, saber de qué hablar en su tercer informe de Gobierno (denominado “El rostro de Chihuahua”) fue hacer un recuento de los otros rostros del evento, divididos como éste, en diferentes ejes, a saber:
Eje 1: Un organizado desorden
Los primeros contrastes de la noche afloraron apenas llegando al Centro de Convenciones: el sobrio negro con que vistieron los miembros del staff discordó con la blanca inocencia de aquel que pensó que arribando al lugar minutos antes de las seis encontraría buen lugar tanto dentro como fuera del inmueble.
Ciertamente, el estacionamiento del lugar parecía anoche el lugar ideal para dejar el auto hasta con las ventanas abiertas, dada la presencia de soldados y policías estatales, municipales y hasta viales, pero eso mismo devino en un amontonamiento que provocó un verdadero caos a la hora de buscar un cajón.
El exceso de elementos se notaba desde el semáforo ubicado en la entrada principal del Centro (Tecnológico y Corregidora), donde un ciclista vial, muy ufano, dirigía el tráfico… al ritmo del rojo, amarillo y verde del sincronizado.
Eje 2: Abusos de poder
Con todo, los mencionados agentes se vieron rebasados no sólo a la hora de dar acomodo a los automovilistas que iban llegando al informe. Más de un abusón se burló en las caras de los viales al estacionarse en cajones azules sin la matrícula correspondiente. La comodidad, ante todo, y la civilidad chihuahuense para mejor ocasión.
Pero si se habla de abusos, una de las personas de la puerta principal del inmueble se llevó mención honorífica por ser tan cálida y tan gris como el clima que hizo ayer por la tarde. Su hablar golpeado y carotas a la hora de distribuir gente hacia el salón donde se realizaba el evento en nada se parecían a las sonrisas y trato amable de su personal subordinado, y su conjunto oscuro bien le pudieron otorgar el mote de “prietito en el arroz”… de no haber otros.
Eje 3: ¿Chairos vs fifís?
Quizás el mayor de los contrastes se advirtió al tratar de ingresar al mencionado recinto, pues había dos accesos: uno rosa y otro azul. Los colores no separaban a los géneros, sino a la calidad de sus invitados, pues el primero era para gente importante, compuesta por políticos, empresarios y autoridades civiles y militares.
Viéndolo bien, no hacían falta los colores. Emulando las extrañas ideas del señor Trump, un barandalito separaba a aquellos de los VIP (¡Vaya ingente perrada!, al parecer). Con ello, más de uno recordó la apertura de las puertas de Palacio de Gobierno los primeros días de la actual administración y pensó que, con el tiempo, (después de todo, ya son más de tres años), esa intención se difuminaría.
La sola idea de la separación entre asistentes de igual forma descuadraba con un fondo de pantalla en donde se apreciaban rostros de todos los estratos sociales. Alguien sugirió un utópico escenario donde “chairos” se sentaran al lado de “fifís” para ir acorde con esa imagen…
Eje 4: Los “idos” de marzo
Conforme el mandatario estatal daba números y razones en un discurso leído (otro contraste, dado que él suele ser buen orador) el salón, al principio ocupado en su totalidad, comenzó a mostrar huecos importantes. Ya saben, “la mente capta hasta que las posaderas aguantan”.
Como feligrés que escapa de misa apenas leído el Evangelio, así se fueron dando poco a poco fugas individuales y en grupo, al grado de que casi para finalizar el informe, las ausencias ya eran tan visibles como piojo en calvo.
Poco mérito tuvieron varios de los que se quedaron. Aburridos como estudiante forzado a escuchar una disertación sobre física cuántica y al conjuro de la frase “pásele a ver al león”, a muchos comenzó a faltarles el oxígeno en el cerebro, carencia reflejada en vistosos bostezos. Uno, incluso, se entregó de plano a los brazos de Morfeo.
Pero gran parte de estos “idos” de marzo, divagó por la supercarretera de la información. Unos, whatsappeando, otros viendo memes, pero todos pegados al celular. En este rubro, lo mejor que le pudo ir al gobernador, fue que alguien le tomara un video para subirlo al “face”.
Eje 5: Aplausómetro
Ciertamente, el góber superó la treintena de sesiones de aplausos a lo largo de su informe. Pero siendo estrictos, el grado máximo aplausómetro quedó peleado entre el cónsul chino (quien se puso de pie para recibir la ovación una vez que sorteó las risitas nerviosas por ser paisano del coronavirus) y la primera dama, Cinthia Chavira, por su labor social.
Contrastando (oootra vez) y casualidad o no, el segmento menos aplaudido de Corral, y donde de hecho presentó un par de “lenguadas de traba” fue el tocante a seguridad. Antes, otra parte menos aplaudida fue la referente al transporte público.
Las menciones del titular del Ejecutivo Estatal sobre “calidad en unidades y servicio”, más que aplausos, provocó las risitas de unos y la extrañeza de otros que, quizá tenían “otros datos” al respecto, o pensaron que, al menos en este renglón, se estaba leyendo un informe de otro estado.
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