/ jueves 25 de enero de 2018

Obispo de El Paso festejó 100 años de ordenación del padre Maldonado

Homilía del Obispo de El Paso para "El Mártir de Chihuahua"

Hoy hace 100 años en un ambiente anticlerical, la represión radical contra el cristianismo, la legislación que condenaba el culto religioso, expulsiones del país por defender la fe, un país convulsionado y un estado inestable, el diácono Pedro de Jesús Maldonado Lucero profesaba los votos sacerdotales en la Catedral de San Patricio, en El Paso, Texas, en una ceremonia presidida por el recién nombrado obispo Antonio J. Schuler para dedicar su ministerio, su lucha y, finalmente, entregar su vida por su fe.

 

El 25 de enero de 1918, El Paso, Texas, tenía apenas unos meses de haber sido nombrada Diócesis por el Papa Pío X, y fue el lugar donde el joven diácono de 26 años recibió su orden sacerdotal, debido a que el obispo de Chihuahua, Nicolás Pérez Gavilán se encontraba ausente de la Diócesis, en la Ciudad de México. Durante la lucha de la Revolución Mexicana, los adelantos tecnológicos que innovaban la vida de los chihuahuenses, el fortalecimiento de las agrupaciones sindicales que alzaban la voz de lucha, la filtración de líderes masones contrarios a la Iglesia y la penetración de sectas protestantes, el ambiente no era idóneo para elegir la vocación de la vida sacerdotal.

 

 

De acuerdo con Javier Contreras Orozco, en su libro de investigación “El Mártir de Chihuahua, Historia de una Persecución”, el soldado de Cristo, San Pedro de Jesús Maldonado Lucero, aceptó el camino del servicio a Dios bajo un clima hostil a nivel nacional, con la guerra cristera, la promulgación de la Ley Calles que hacía ilegal la práctica de culto; a nivel estatal con la indiferencia del obispo Antonio Guízar Valencia para quien fue un sacerdote loco y desobediente y el gobernador Rodrigo M. Quevedo con la feroz persecución que emprendió contra la Iglesia y en el poblado de Santa Isabel (entonces Ángel Trías), con los rencores de los socialistas, familias enemistadas y el desprecio de los socialistas que se enfrentaban a él cara a cara.

 

Además, las fuerzas oscuras del socialismo, la masonería, el protestantismo, que se infiltraban amenazantes en contra de la fe católica, enrarecía el ambiente en el que contra todo, el mártir chihuahuense dio hasta el último día de vida para proclamar el evangelio, denunciar las injusticias agrarias, celebrar misa en rocas, arroyos y cuevas, impartir los sacramentos, con el corazón siempre en el cielo y el sagrario.

 

La Diócesis de El Paso, Texas, se convirtió en un punto de llegada de los expulsados por el gobierno mexicano, por la violación de la Ley de Cultos, al ser depositados por Ciudad Juárez hasta el país vecino, por no permitírseles vivir en el país ni en el estado de Chihuahua, víctimas de la represión religiosa. A cien años de haber dado el ‘sí’ al Señor, este 2018 vuelve como San Pedro de Jesús Maldonado a través de sus reliquias a la Catedral que lo viera nacer como sacerdote, al servicio de Dios.

 

Antonio Guízar Valencia

El obispo Antonio Guízar Valencia estuvo frente a la Diócesis de Chihuahua durante las dos etapas de persecución más difíciles de 1926 a 1929 y de 1932 a 1937, cuando ocurrió el asesinato del padre Maldonado.  Fue el tercer obispo y el primer arzobispo de Chihuahua. A pesar de haber participado en la reinstalación de los jesuitas en la Misión de la Tarahumara, y de haber aportado a fortalecer el Seminario, también estuvo en contra de las agrupaciones católicas de combate, en especial al movimiento armado de los cristeros. Se caracterizó por un sospechoso silencio ante los excesos del gobierno contra los sacerdotes, y en especial por su nula reacción y callada actitud de reclamo por el asesinato del padre Maldonado.

 

En 1927 amenazó con la excomunión a quien participara en el movimiento armado, y en 1929 declaró que la guerra de los cristeros por defender su derecho de libertad religiosa sólo eran disturbios. Halagó a Emilio Portes Gil como el ‘nuevo Constantino’, con una opinión que nadie compartía, ni el mismo Portes Gil, pues él veía la actitud de los obispos conciliadores como sometidos al gobierno.  El papa Pío, en el extremo opuesto, concedió una indulgencia plenaria en artículo de muerte a los que murieron gritando ¡Viva Cristo Rey!, ¡Viva Santa María de Guadalupe!

 

Guízar Valencia lanzó una instrucción el 23 de mayo de 1926 “decía absteneos y cuidad, más que en otro tiempo, de que los vuestros se abstengan de ingresar en sociedades prohibidas de la Iglesia, o sospechosas. Especialmente absteneos de ingresar a la masonería y en la sociedad llamada Asociación Cristiana de Jóvenes o YMCA”, por la identificación de la masonería con las sectas protestantes.

 

Tuvo conflicto con el padre Maldonado por la Reforma Agraria, porque mientras que el obispo estaba de acuerdo en la indemnización por las tierras, el sacerdote decía que era un robo. Al obispo Guízar le generaban conflicto las críticas del padre Maldonado hacia el gobierno, en contraste con su posición. Nunca lo nombró párroco de Santa Isabel, y estuvo 13 años como párroco interino.

 

Masonería

La Logia Cosmos desde inicios de 1900 fue semillero y madre de todas las logias, por donde pasaron gobernadores, diputados, comerciantes y hombres de influencia, recibiendo consignas y aplicándolas en especial en los tiempos de la persecución anticatólica, particularmente durante la mayor represión de 1934 a 1937, encabezada por Rodrigo M. Quevedo, narra el doctor Contreras en su libro, producto de una investigación sobre el santo de Chihuahua realizada durante 5 años.

 

Las objeciones de la Iglesia Católica a las sectas masónicas y por las cuales las ha condenado son: naturalismo, secretos ilícitos, indiferentismo religioso e intrigas contra la Iglesia y los poderes legítimos civiles.

 

Ley Calles

El presidente Plutarco Elías Calles reformó el artículo 130 constitucional, en 1926 se inició el cierre de escuelas católicas por instrucciones del presidente Plutarco Elías Calles, quien reprendió al gobernador coronel Jesús Antonio Almeida por su ‘lenidad’. Entre las principales peticiones de los grupos católicos de Chihuahua para enfrentar la clausura de escuelas católicas y la estricta reglamentación del funcionamiento de dichos planteles, estaba la destitución de Luis Vargas Piñera, quien era director de la Instrucción Pública del Estado. Cientos de niños se quedaron desprotegidos al cerrar orfanatorios católicos.

 

Además, bajo esta legislación, censuró y controló los medios de comunicación con versiones oficiales. Los periodistas Silvestre Terrazas, Rodolfo Uranga, Cecilio Robles, León Barrí, sufrieron persecución.

 

Rebelión

“El año en que ascendería al poder Plutarco Elías Calles, 1924, en todo el país ya se vivía el preámbulo de lo que sería la más sanguinaria persecución contra los católicos mexicanos. El ambiente ateo y socialista creado por casi la mayoría de los generales revolucionarios se respiraba en todos los estados. Chihuahua no estaba exento de tal clima. El odio hacia la Iglesia de Cristo se enraizaba cada vez más. La simbiosis de masones, socialistas y protestantes enrarecían el aire con ataques constantes contra los representantes de la Iglesia, contra los sacerdotes, contra las escuelas católicas y prácticamente contra todos los mexicanos, partiendo del hecho de que la casi totalidad de ellos eran católicos”, expresa Javier Contreras.  En 1925 iniciaron los ataques contra sacerdotes, con protestas públicas de grupos religiosos, congregaciones y fieles católicos.

 

Los cristeros tarahumaras

En la Sierra Tarahumara la persecución anticatólica inició el 10 de octubre de 1925 cuando el padre Eduardo Iglesias había ido a Bocoyna a celebrar misa. Cecilio Bustillos el presidente municipal lo acusó del cargo de rebeldía contra la Ley Calles por oficiar misa sin estar autorizado por las autoridades del lugar. Previamente había acusado al padre José Mier y Terán de quebrantar la ley y violar el artículo 130 de la Constitución. Las religiosas fueron obligadas a vestirse como profesoras seglares, sin sus hábitos.

 

Los rarámuris se levantaron en armas, acciones que fueron llamadas como levantamientos tarahumaras cristeros quienes enarbolaban estandartes con la imagen de la Virgen de Guadalupe y la inscripción de “¡Viva Cristo Rey!”; al quedar sin guías espirituales por las detenciones de los misioneros jesuitas. Muchos fallecieron en combate y otros fueron fusilados. Entre los líderes se encontraba Francisco Lozano, Marcelo Estrada y el mestizo Basúchil.

 

En la sierra clausuraron los templos de Creel, Norogachi y Tónachi. Luego cerrarían el de Sisoguichi. Finalmente fueron cerrados todos los templos de la misión. En julio de 1926 cerraron el Seminario Conciliar de Chihuahua, donde estudió el padre Maldonado, al retomar las clases asistían a una casa en la calle Segunda y Ojinaga y otros fueron enviados a El Paso, Texas.

 

La fe como delito

El 31 de julio de 1926 entró en vigor la reforma al Código Penal para el distrito y territorios federales sobre delitos y faltas en materia de culto religioso y disciplina externa, en la que se excluía a extranjeros para ejercer el ministerio de cualquier culto; ninguna corporación religiosa ni ministro de culto podría establecer o dirigir escuelas de instrucción primaria; no se permitía el establecimiento de órdenes monásticas, de cualquier denominación. Las sanciones iban desde penas económicas y castigos de varios años de prisión. Se arrestaba a quienes inclinaran a un menor de edad a la renuncia de la libertad por votos religiosos, aunque fueran sus padres.

 

“En Chihuahua se reglamentó el artículo 130 permitiendo sólo ejercer a un ministro religioso por cada 9 mil habitantes, y el 31 de julio de 1926, como en todo el país y por acuerdo del Episcopado Mexicano, se cerraron los templos católicos como protesta y porque en esas condiciones la Ley Calles amordazaba la libertad de creencia, restringía la libertad de expresión e imponía severas sanciones hasta a quien en su propio domicilio realizara un oficio religioso”, escribió Javier Contreras sobre la pugna estatal que encabezó el gobernador Rodrigo M. Quevedo.

 

En ese mismo año inició la persecución al padre Maldonado como párroco de Santa Isabel al ser acusado por violación de la Ley de Cultos y pasó todo ese año escondiéndose para llevar los sacramentos. En 1927 continuaba con su ministerio, perfeccionando sus escondites y ocultándose con la ayuda de los defensores de la fe. Celebraba misa sobre una roca, en un arroyo seco o en cuevas, destaca el autor.

 

La desventura de los religiosos y sacerdotes en México conmovió al papa Pío XI, quien ofreció 40 mil dólares para ayudar a los sacerdotes necesitados y perseguidos de México; y el obispo de El Paso, Jesús Schuler quien ordenó al padre Maldonado, destacaba a los mártires de México quienes lucharon por el honor y la dignidad de la Iglesia Católica.

 

En 1927 se da la orden de llevar a todos los sacerdotes y católicos conocidos en los trenes exploradores para que sean los que mueran primero. Incautar por todos los medios los bienes de los sacerdotes, católicos y Caballeros de Colón, aquietar a los clericales, denunciar a los católicos empleados del Gobierno o sindicalizados para fusilarlos.

 

En su obra, el doctor Contreras describe la persecución a los sacerdotes y menciona el arresto del padre Edmundo Galván en Sisoguichi, que ocurrió sin orden escrita porque el gobernador del estado, Jesús Antonio Almeida, de palabra había dado la orden de conducir a todos los sacerdotes a Chihuahua y que si no quería ir con agrado, iría a la fuerza. El cargo era ejercer el ministerio sacerdotal sin haberse registrado. Por su parte, en Bocoyna el padre Francisco Pichardo se presentó de voluntario, tratando de suavizar la situación y con un motivo de negociación en caso de que hubiera orden de fusilamiento. El padre Pichardo no obedeció órdenes de permanecer en Chihuahua, sino que viajó a El Paso a informar lo que ocurría. Regresó a Chihuahua  y junto con el padre Galván y el padre José María Peña fue llevado a la Ciudad de México. En Moris fue detenido el padre Narciso Ortiz bajo el cargo de haber oficiado y no quitarse la sotana en público. Las órdenes de aprehensión contra los sacerdotes llevaban la encomienda de que fueran llevados vivos o muertos a la Ciudad de México.

 

Juventud, baluarte de la lucha armada

En 1927, El Paso, Texas fue refugio de René Capistrán Garza y José Gándara, líderes de la ACJM y de la Liga Defensora de la Libertad Religiosa, responsables de los planes de un levantamiento armado, al ser amenazados de pagar con sus cabezas si volvían a México.  La participación de la juventud mexicana católica durante el conflicto religioso, concretamente de la persecución a la Iglesia Católica en el primer periodo de 1926 a 1929 fue una de las bases para las estrategias de defensa.

 

En 1928 los católicos sufrían tortura sicológica al ser víctimas de simulacros de fusilamiento, acorralamientos, persecución constante, expulsiones del país, que encontraron en El Paso un lugar donde establecerse católicos, sacerdotes y religiosos expulsados de México por la legislación antirreligiosa.

 

Para el año de 1929, de los 15 sacerdotes que había en la Misión de la Tarahumara sólo quedaban 2; y de las 8 cabeceras únicamente había presencia en Sisoguichi, Cajurichi y Carichí. La Policía Rural se había convertido en feroces perseguidores.

 

La negociación de la paz

El 25 de mayo de 1929 el padre Andrés Lara, después de haber sido preso de los callistas, es enviado a negociar a Colima la rendición de los cristeros, quienes también lo hacen prisionero, y lo tratan duramente. Luego de estar famélico, vuelve a ser arrestado por los federales y finalmente es enviado a Chihuahua, a cambio de su libertad por haber tratado de negociar.

 

Emilio Portes Gil como presidente de México dio fin al enfrentamiento armado de los cristeros en 1929, al negociar con unos obispos que traicionaron a los cristeros y aceptaron la paz, sin condiciones. Posteriormente, el gobierno mexicano sorprendió y asesinó a los elementos de la Guardia Nacional, que eran los cristeros. La Secretaría de Gobernación ordenó la entrega de los templos católicos a los sacerdotes católicos mexicanos por nacimiento.

 

En 1932 llega a ser gobernador Rodrigo M. Quevedo, desatando la persecución más feroz contra los católicos que en otros estados. Luego de haber participado en la sofocación de la Revolución Renovadora de 1929 y por sus triunfos contra los cristeros. En 1926 promulgó el decreto de que “el número de ministros de cada uno de los cultos religiosos que pueden ejercer en el estado será de uno”. Inició una feroz represión religiosa con las campañas ‘desfanatizantes’, con brigadas ‘culturales’, en las que exigían educación sexual y socialista en escuelas primarias, clausuraban colegios católicos, asaltaron al Seminario y destruían imágenes en los templos. También el edificio de Caballeros de Colón.

 

El mártir chihuahuense padeció varios ataques como en abril de 1934 cuando un grupo de policías llevó al exilio a El Paso, Texas al padre Maldonado. El viaje fue de forma violenta, simularon varias veces que lo iban a fusilar y le dieron la orden de que no volviera. Volvió de forma secreta y fue capturado de nuevo en noviembre de ese mismo año, pero fue liberado por hombres armados. Huyó escondiéndose en la sierra para continuar con su ministerio. Las autoridades piden al obispo Antonio Guízar Valencia que cambie al padre Maldonado de Ángel Trías, como se llamó a Santa Isabel, con la negativa del obispo.

 

El 24 de octubre de 1934 partían en tren al exilio el señor obispo y los sacerdotes, se aglutinó el pueblo en la estación de Ferrocarriles de México para recibir la bendición. Un año más tarde en el mes de enero, se prohíben los servicios de doctrina cristiana en los templos por considerar que infringe las disposiciones legales de esa época. En Parral hubo un levantamiento en el mes de marzo, y por su cuenta los ciudadanos abrieron los templos de San Nicolás, San Juan de Dios, El Santuario, el del Rayo y la Parroquia.

 

Las capillas y templos eran convertidos en escuelas de oficios, se prohibía enarbolar la bandera nacional, en su lugar, ondeaba la rojinegra. Se trabajó el agrarismo anticlerical formado al convencer a los trabajadores del campo en que la religión es el opio del pueblo, que en los templos roban y engañan y que el salario aportado a la Iglesia servía para las orgías de los curas. En 1935 hubo noticias de levantamientos armados en Santa Isabel, entonces llamado Ángel Trías.

 

En 1936 terminó el periodo de Quevedo con un panorama oscuro para los católicos en el que había encierro, destierro y luto. Posteriormente inició el periodo de Gustavo L. Talamantes. Ese año, durante el Viernes Santo alrededor de la medianoche atacaron a balazos al padre Maldonado y lo persiguieron en un tramo de 200 metros, luego de acudir a dar auxilios espirituales a unos moribundos. En otra ocasión intentaron atacarlo cerca de su casa, pero al llegar rodeado de niños no pudieron matarlo.  Fue llamado loco y desobediente por defender su fe por otros sacerdotes que comulgaban con las ideas del obispo.

 

A inicios de 1937 fue asesinado el hijo de Andrés Rivera por los hermanos Coronel, cuya madre había recibido los auxilios espirituales del padre Maldonado, lo que generó odio hacia el sacerdote. La madrugada del 10 de febrero incendiaron la escuela oficial de Santa Isabel, inculpando al sacerdote.

 

Entre la una y dos de la tarde del 10 de febrero, se presentaron donde oficiaba la conmemoración del Miércoles de Ceniza para apresar al  padre Maldonado en el poblado de Boquilla del Río. Después de unas horas de forcejeo, a las 17:00 horas salió el padre para llevarlo preso. Caminaron unos 3 kilómetros hasta la Presidencia Municipal de Ángel Trías, donde fue golpeado hasta el anochecer. Más tarde fue trasladado al Hospital Central de la ciudad de Chihuahua y falleció la madrugada del 11 de febrero.

 

Javier Contreras destaca el poder de convocatoria que causó entre el pueblo de Chihuahua el asesinato del padre Maldonado, y rememora cuando el cuerpo de éste se puso en el Obispado, que entonces se ubicaba frente al parque Lerdo, sobre el Paseo Bolívar y calle Octava. La noticia del asesinato del sacerdote corrió como pólvora y los jardines del parque Lerdo se llenaron para entrar a despedirlo a partir de las 17:00 horas del 11 de febrero. Había orden de enterrarlo en el panteón de Dolores a las 18:00 horas. Las manifestaciones se presentaron después de la muerte del padre Maldonado, brotando de miles de gargantas silenciadas por años  de represión, asesinatos, vejaciones y amenazas el grito de ¡Viva Cristo Rey!, ¡Viva el padre Maldonado! Jesús Salcido, presidente municipal de General Trías, Andrés Rivera y Francisco Frescas de la O, fueron llevados a juicio por el homicidio del padre Pedro Maldonado, quienes quedaron exonerados y el crimen impune.

 

Línea del tiempo

 

1884: Llegan a Chihuahua el telégrafo y teléfono

 

1891: Se promulga la Encíclica Rerum Novarum Sobre la Cuestión Obrera, que fue la bandera social de la Iglesia Católica contra el socialismo materialista y el liberalismo capitalista

 

1892: El 15 de junio nació Pedro de Jesús Maldonado Lucero

 

1893: Es preconizado primer obispo don José de Jesús Ortiz, cuando tenía 43 años. Permaneció 9 años. Chihuahua contaba con 49 parroquias

 

1894: Se funda el Seminario de Chihuahua. Se funda las Damas de San Vicente de Paul. Se funda la Asociación Guadalupana.

 

1895: Se reconoce al Sindicato de los Artesanos Católicos

 

1896: Llega el fonógrafo a Chihuahua

 

1897: Llega a Chihuahua la electricidad

 

1898: Funda la Sociedad Católica de Artesanos de Chihuahua

 

1899: Llega el cine

 

1900: Regresan los jesuitas a Sisoguichi, luego de haber sido expulsados por Carlos III en 1767. Inició la Adoración Nocturna en México, siendo el padre Maldonado uno de sus grandes promotores al fundar grupos en Santa Isabel, San Andrés, Santa Rosa, San Lorenzo, entre otros lugares.

 

1909: Se fundó el Partido Católico Nacional. Pedro Maldonado ingresa al Seminario Conciliar de Chihuahua.

 

1913: Surge la Asociación Católica de la Juventud Mexicana

 

1917: Pedro Maldonado recibe el diaconato

 

1918: El diácono Maldonado es enviado a El Paso, Texas a recibir la orden sacerdotal el 25 de enero, ordenado por el obispo Jesús Schuler en la Catedral de San Patricio.  El 11 de febrero celebró su Canta Misa, en la Sagrada Familia de la ciudad de Chihuahua. En marzo fue enviado a la parroquia de San Nicolás de Carretas. Ahí fundó un turno de la Adoración Nocturna.

 

1921: Tomó posesión de la Diócesis de Chihuahua el obispo Antonio Guízar Valencia. Atentado con una bomba a la Basílica de Guadalupe.

 

1922: El padre Maldonado es enviado a Santa Isabel. Se funda en Chihuahua el Consejo de Caballeros de Colón.

 

1924: Inicia el periodo presidencial de Plutarco Elías Calles; y como gobernador de Chihuahua Jesús Antonio Almeida. Inicia la ACJM en Chihuahua.

 

1923: Se fundan las Congregaciones Marianas de Jóvenes del Santuario y la de las Señoritas de la Catedral en Chihuahua.

 

1924: Después de cambios de parroquias, nuevamente es enviado a Santa Isabel en calidad de párroco interino como permaneció hasta su muerte. Fundó ahí la Adoración Nocturna.

 

1925: Martín Jurado organiza una sociedad para defensa de los intereses católicos, con la intención de levantarse en armas.

 

28 de julio detienen al sacerdote Pedro Royo, iniciando la persecución contra sacerdotes. En agosto se registran ataques contra el padre Leopoldo M. Aguilar, Pbro. Luis Guízar Barragán, padre José Quezada y el dirigente de Caballeros de Colón, Leandro Gutiérrez.

 

1926: Inicia la Guerra Cristera. La ACJM enfrenta en el Teatro de los Héroes a la española Belem de Zárraga, con tintes masones y contra la postura católica de los mexicanos, bajo la premisa “Si hay Dios, que me maten”. Se acusa al padre Maldonado de violar la Ley de Cultos. Inicia su ministerio escondido de sus perseguidores.

 

1927: El obispo Antonio Guízar Valencia está exiliado en el Paso, Texas. Levantamiento de los tarahumaras cristeros.

 

1928: Se recrudecen las detenciones y expulsiones del país contra sacerdotes. Asume la gubernatura Marcelo Caraveo.

 

1929: Inicia la Revolución Renovadora el 3 de marzo y finaliza el 19 de abril. Termina la guerra cristera. Se desintegró la ACJM

 

1932: Llega a la gubernatura Rodrigo M. Quevedo con la persecución más feroz contra los católicos.

 

1934: Iniciaron los disturbios contra la educación sexual y socialista en Chihuahua. Se registran detenciones contra sacerdotes y padres de familia en oposición a la educación socialista. Asaltan el Seminario de Chihuahua. Las autoridades piden al obispo Antonio Guízar Valencia que cambie al padre Maldonado de Ángel Trías, como se llamó a Santa Isabel, con la negativa del obispo.

 

1936: Quevedo firmó el decreto en el que decía que sólo podía haber un ministro por cada culto en el estado. Inicia la gubernatura de Gustavo L. Talamantes.

 

1937: Fue asesinado el joven Andrés Rivera, hijo de quien asesinaría posteriormente al padre Maldonado. El 10 de febrero fue arrestado y llevado a la Presidencia Municipal alrededor de las 17:00 horas, donde fue atormentado. Posteriormente fue trasladado a un hospital en la ciudad de Chihuahua donde falleció la madrugada del 11 de febrero.

Hoy hace 100 años en un ambiente anticlerical, la represión radical contra el cristianismo, la legislación que condenaba el culto religioso, expulsiones del país por defender la fe, un país convulsionado y un estado inestable, el diácono Pedro de Jesús Maldonado Lucero profesaba los votos sacerdotales en la Catedral de San Patricio, en El Paso, Texas, en una ceremonia presidida por el recién nombrado obispo Antonio J. Schuler para dedicar su ministerio, su lucha y, finalmente, entregar su vida por su fe.

 

El 25 de enero de 1918, El Paso, Texas, tenía apenas unos meses de haber sido nombrada Diócesis por el Papa Pío X, y fue el lugar donde el joven diácono de 26 años recibió su orden sacerdotal, debido a que el obispo de Chihuahua, Nicolás Pérez Gavilán se encontraba ausente de la Diócesis, en la Ciudad de México. Durante la lucha de la Revolución Mexicana, los adelantos tecnológicos que innovaban la vida de los chihuahuenses, el fortalecimiento de las agrupaciones sindicales que alzaban la voz de lucha, la filtración de líderes masones contrarios a la Iglesia y la penetración de sectas protestantes, el ambiente no era idóneo para elegir la vocación de la vida sacerdotal.

 

 

De acuerdo con Javier Contreras Orozco, en su libro de investigación “El Mártir de Chihuahua, Historia de una Persecución”, el soldado de Cristo, San Pedro de Jesús Maldonado Lucero, aceptó el camino del servicio a Dios bajo un clima hostil a nivel nacional, con la guerra cristera, la promulgación de la Ley Calles que hacía ilegal la práctica de culto; a nivel estatal con la indiferencia del obispo Antonio Guízar Valencia para quien fue un sacerdote loco y desobediente y el gobernador Rodrigo M. Quevedo con la feroz persecución que emprendió contra la Iglesia y en el poblado de Santa Isabel (entonces Ángel Trías), con los rencores de los socialistas, familias enemistadas y el desprecio de los socialistas que se enfrentaban a él cara a cara.

 

Además, las fuerzas oscuras del socialismo, la masonería, el protestantismo, que se infiltraban amenazantes en contra de la fe católica, enrarecía el ambiente en el que contra todo, el mártir chihuahuense dio hasta el último día de vida para proclamar el evangelio, denunciar las injusticias agrarias, celebrar misa en rocas, arroyos y cuevas, impartir los sacramentos, con el corazón siempre en el cielo y el sagrario.

 

La Diócesis de El Paso, Texas, se convirtió en un punto de llegada de los expulsados por el gobierno mexicano, por la violación de la Ley de Cultos, al ser depositados por Ciudad Juárez hasta el país vecino, por no permitírseles vivir en el país ni en el estado de Chihuahua, víctimas de la represión religiosa. A cien años de haber dado el ‘sí’ al Señor, este 2018 vuelve como San Pedro de Jesús Maldonado a través de sus reliquias a la Catedral que lo viera nacer como sacerdote, al servicio de Dios.

 

Antonio Guízar Valencia

El obispo Antonio Guízar Valencia estuvo frente a la Diócesis de Chihuahua durante las dos etapas de persecución más difíciles de 1926 a 1929 y de 1932 a 1937, cuando ocurrió el asesinato del padre Maldonado.  Fue el tercer obispo y el primer arzobispo de Chihuahua. A pesar de haber participado en la reinstalación de los jesuitas en la Misión de la Tarahumara, y de haber aportado a fortalecer el Seminario, también estuvo en contra de las agrupaciones católicas de combate, en especial al movimiento armado de los cristeros. Se caracterizó por un sospechoso silencio ante los excesos del gobierno contra los sacerdotes, y en especial por su nula reacción y callada actitud de reclamo por el asesinato del padre Maldonado.

 

En 1927 amenazó con la excomunión a quien participara en el movimiento armado, y en 1929 declaró que la guerra de los cristeros por defender su derecho de libertad religiosa sólo eran disturbios. Halagó a Emilio Portes Gil como el ‘nuevo Constantino’, con una opinión que nadie compartía, ni el mismo Portes Gil, pues él veía la actitud de los obispos conciliadores como sometidos al gobierno.  El papa Pío, en el extremo opuesto, concedió una indulgencia plenaria en artículo de muerte a los que murieron gritando ¡Viva Cristo Rey!, ¡Viva Santa María de Guadalupe!

 

Guízar Valencia lanzó una instrucción el 23 de mayo de 1926 “decía absteneos y cuidad, más que en otro tiempo, de que los vuestros se abstengan de ingresar en sociedades prohibidas de la Iglesia, o sospechosas. Especialmente absteneos de ingresar a la masonería y en la sociedad llamada Asociación Cristiana de Jóvenes o YMCA”, por la identificación de la masonería con las sectas protestantes.

 

Tuvo conflicto con el padre Maldonado por la Reforma Agraria, porque mientras que el obispo estaba de acuerdo en la indemnización por las tierras, el sacerdote decía que era un robo. Al obispo Guízar le generaban conflicto las críticas del padre Maldonado hacia el gobierno, en contraste con su posición. Nunca lo nombró párroco de Santa Isabel, y estuvo 13 años como párroco interino.

 

Masonería

La Logia Cosmos desde inicios de 1900 fue semillero y madre de todas las logias, por donde pasaron gobernadores, diputados, comerciantes y hombres de influencia, recibiendo consignas y aplicándolas en especial en los tiempos de la persecución anticatólica, particularmente durante la mayor represión de 1934 a 1937, encabezada por Rodrigo M. Quevedo, narra el doctor Contreras en su libro, producto de una investigación sobre el santo de Chihuahua realizada durante 5 años.

 

Las objeciones de la Iglesia Católica a las sectas masónicas y por las cuales las ha condenado son: naturalismo, secretos ilícitos, indiferentismo religioso e intrigas contra la Iglesia y los poderes legítimos civiles.

 

Ley Calles

El presidente Plutarco Elías Calles reformó el artículo 130 constitucional, en 1926 se inició el cierre de escuelas católicas por instrucciones del presidente Plutarco Elías Calles, quien reprendió al gobernador coronel Jesús Antonio Almeida por su ‘lenidad’. Entre las principales peticiones de los grupos católicos de Chihuahua para enfrentar la clausura de escuelas católicas y la estricta reglamentación del funcionamiento de dichos planteles, estaba la destitución de Luis Vargas Piñera, quien era director de la Instrucción Pública del Estado. Cientos de niños se quedaron desprotegidos al cerrar orfanatorios católicos.

 

Además, bajo esta legislación, censuró y controló los medios de comunicación con versiones oficiales. Los periodistas Silvestre Terrazas, Rodolfo Uranga, Cecilio Robles, León Barrí, sufrieron persecución.

 

Rebelión

“El año en que ascendería al poder Plutarco Elías Calles, 1924, en todo el país ya se vivía el preámbulo de lo que sería la más sanguinaria persecución contra los católicos mexicanos. El ambiente ateo y socialista creado por casi la mayoría de los generales revolucionarios se respiraba en todos los estados. Chihuahua no estaba exento de tal clima. El odio hacia la Iglesia de Cristo se enraizaba cada vez más. La simbiosis de masones, socialistas y protestantes enrarecían el aire con ataques constantes contra los representantes de la Iglesia, contra los sacerdotes, contra las escuelas católicas y prácticamente contra todos los mexicanos, partiendo del hecho de que la casi totalidad de ellos eran católicos”, expresa Javier Contreras.  En 1925 iniciaron los ataques contra sacerdotes, con protestas públicas de grupos religiosos, congregaciones y fieles católicos.

 

Los cristeros tarahumaras

En la Sierra Tarahumara la persecución anticatólica inició el 10 de octubre de 1925 cuando el padre Eduardo Iglesias había ido a Bocoyna a celebrar misa. Cecilio Bustillos el presidente municipal lo acusó del cargo de rebeldía contra la Ley Calles por oficiar misa sin estar autorizado por las autoridades del lugar. Previamente había acusado al padre José Mier y Terán de quebrantar la ley y violar el artículo 130 de la Constitución. Las religiosas fueron obligadas a vestirse como profesoras seglares, sin sus hábitos.

 

Los rarámuris se levantaron en armas, acciones que fueron llamadas como levantamientos tarahumaras cristeros quienes enarbolaban estandartes con la imagen de la Virgen de Guadalupe y la inscripción de “¡Viva Cristo Rey!”; al quedar sin guías espirituales por las detenciones de los misioneros jesuitas. Muchos fallecieron en combate y otros fueron fusilados. Entre los líderes se encontraba Francisco Lozano, Marcelo Estrada y el mestizo Basúchil.

 

En la sierra clausuraron los templos de Creel, Norogachi y Tónachi. Luego cerrarían el de Sisoguichi. Finalmente fueron cerrados todos los templos de la misión. En julio de 1926 cerraron el Seminario Conciliar de Chihuahua, donde estudió el padre Maldonado, al retomar las clases asistían a una casa en la calle Segunda y Ojinaga y otros fueron enviados a El Paso, Texas.

 

La fe como delito

El 31 de julio de 1926 entró en vigor la reforma al Código Penal para el distrito y territorios federales sobre delitos y faltas en materia de culto religioso y disciplina externa, en la que se excluía a extranjeros para ejercer el ministerio de cualquier culto; ninguna corporación religiosa ni ministro de culto podría establecer o dirigir escuelas de instrucción primaria; no se permitía el establecimiento de órdenes monásticas, de cualquier denominación. Las sanciones iban desde penas económicas y castigos de varios años de prisión. Se arrestaba a quienes inclinaran a un menor de edad a la renuncia de la libertad por votos religiosos, aunque fueran sus padres.

 

“En Chihuahua se reglamentó el artículo 130 permitiendo sólo ejercer a un ministro religioso por cada 9 mil habitantes, y el 31 de julio de 1926, como en todo el país y por acuerdo del Episcopado Mexicano, se cerraron los templos católicos como protesta y porque en esas condiciones la Ley Calles amordazaba la libertad de creencia, restringía la libertad de expresión e imponía severas sanciones hasta a quien en su propio domicilio realizara un oficio religioso”, escribió Javier Contreras sobre la pugna estatal que encabezó el gobernador Rodrigo M. Quevedo.

 

En ese mismo año inició la persecución al padre Maldonado como párroco de Santa Isabel al ser acusado por violación de la Ley de Cultos y pasó todo ese año escondiéndose para llevar los sacramentos. En 1927 continuaba con su ministerio, perfeccionando sus escondites y ocultándose con la ayuda de los defensores de la fe. Celebraba misa sobre una roca, en un arroyo seco o en cuevas, destaca el autor.

 

La desventura de los religiosos y sacerdotes en México conmovió al papa Pío XI, quien ofreció 40 mil dólares para ayudar a los sacerdotes necesitados y perseguidos de México; y el obispo de El Paso, Jesús Schuler quien ordenó al padre Maldonado, destacaba a los mártires de México quienes lucharon por el honor y la dignidad de la Iglesia Católica.

 

En 1927 se da la orden de llevar a todos los sacerdotes y católicos conocidos en los trenes exploradores para que sean los que mueran primero. Incautar por todos los medios los bienes de los sacerdotes, católicos y Caballeros de Colón, aquietar a los clericales, denunciar a los católicos empleados del Gobierno o sindicalizados para fusilarlos.

 

En su obra, el doctor Contreras describe la persecución a los sacerdotes y menciona el arresto del padre Edmundo Galván en Sisoguichi, que ocurrió sin orden escrita porque el gobernador del estado, Jesús Antonio Almeida, de palabra había dado la orden de conducir a todos los sacerdotes a Chihuahua y que si no quería ir con agrado, iría a la fuerza. El cargo era ejercer el ministerio sacerdotal sin haberse registrado. Por su parte, en Bocoyna el padre Francisco Pichardo se presentó de voluntario, tratando de suavizar la situación y con un motivo de negociación en caso de que hubiera orden de fusilamiento. El padre Pichardo no obedeció órdenes de permanecer en Chihuahua, sino que viajó a El Paso a informar lo que ocurría. Regresó a Chihuahua  y junto con el padre Galván y el padre José María Peña fue llevado a la Ciudad de México. En Moris fue detenido el padre Narciso Ortiz bajo el cargo de haber oficiado y no quitarse la sotana en público. Las órdenes de aprehensión contra los sacerdotes llevaban la encomienda de que fueran llevados vivos o muertos a la Ciudad de México.

 

Juventud, baluarte de la lucha armada

En 1927, El Paso, Texas fue refugio de René Capistrán Garza y José Gándara, líderes de la ACJM y de la Liga Defensora de la Libertad Religiosa, responsables de los planes de un levantamiento armado, al ser amenazados de pagar con sus cabezas si volvían a México.  La participación de la juventud mexicana católica durante el conflicto religioso, concretamente de la persecución a la Iglesia Católica en el primer periodo de 1926 a 1929 fue una de las bases para las estrategias de defensa.

 

En 1928 los católicos sufrían tortura sicológica al ser víctimas de simulacros de fusilamiento, acorralamientos, persecución constante, expulsiones del país, que encontraron en El Paso un lugar donde establecerse católicos, sacerdotes y religiosos expulsados de México por la legislación antirreligiosa.

 

Para el año de 1929, de los 15 sacerdotes que había en la Misión de la Tarahumara sólo quedaban 2; y de las 8 cabeceras únicamente había presencia en Sisoguichi, Cajurichi y Carichí. La Policía Rural se había convertido en feroces perseguidores.

 

La negociación de la paz

El 25 de mayo de 1929 el padre Andrés Lara, después de haber sido preso de los callistas, es enviado a negociar a Colima la rendición de los cristeros, quienes también lo hacen prisionero, y lo tratan duramente. Luego de estar famélico, vuelve a ser arrestado por los federales y finalmente es enviado a Chihuahua, a cambio de su libertad por haber tratado de negociar.

 

Emilio Portes Gil como presidente de México dio fin al enfrentamiento armado de los cristeros en 1929, al negociar con unos obispos que traicionaron a los cristeros y aceptaron la paz, sin condiciones. Posteriormente, el gobierno mexicano sorprendió y asesinó a los elementos de la Guardia Nacional, que eran los cristeros. La Secretaría de Gobernación ordenó la entrega de los templos católicos a los sacerdotes católicos mexicanos por nacimiento.

 

En 1932 llega a ser gobernador Rodrigo M. Quevedo, desatando la persecución más feroz contra los católicos que en otros estados. Luego de haber participado en la sofocación de la Revolución Renovadora de 1929 y por sus triunfos contra los cristeros. En 1926 promulgó el decreto de que “el número de ministros de cada uno de los cultos religiosos que pueden ejercer en el estado será de uno”. Inició una feroz represión religiosa con las campañas ‘desfanatizantes’, con brigadas ‘culturales’, en las que exigían educación sexual y socialista en escuelas primarias, clausuraban colegios católicos, asaltaron al Seminario y destruían imágenes en los templos. También el edificio de Caballeros de Colón.

 

El mártir chihuahuense padeció varios ataques como en abril de 1934 cuando un grupo de policías llevó al exilio a El Paso, Texas al padre Maldonado. El viaje fue de forma violenta, simularon varias veces que lo iban a fusilar y le dieron la orden de que no volviera. Volvió de forma secreta y fue capturado de nuevo en noviembre de ese mismo año, pero fue liberado por hombres armados. Huyó escondiéndose en la sierra para continuar con su ministerio. Las autoridades piden al obispo Antonio Guízar Valencia que cambie al padre Maldonado de Ángel Trías, como se llamó a Santa Isabel, con la negativa del obispo.

 

El 24 de octubre de 1934 partían en tren al exilio el señor obispo y los sacerdotes, se aglutinó el pueblo en la estación de Ferrocarriles de México para recibir la bendición. Un año más tarde en el mes de enero, se prohíben los servicios de doctrina cristiana en los templos por considerar que infringe las disposiciones legales de esa época. En Parral hubo un levantamiento en el mes de marzo, y por su cuenta los ciudadanos abrieron los templos de San Nicolás, San Juan de Dios, El Santuario, el del Rayo y la Parroquia.

 

Las capillas y templos eran convertidos en escuelas de oficios, se prohibía enarbolar la bandera nacional, en su lugar, ondeaba la rojinegra. Se trabajó el agrarismo anticlerical formado al convencer a los trabajadores del campo en que la religión es el opio del pueblo, que en los templos roban y engañan y que el salario aportado a la Iglesia servía para las orgías de los curas. En 1935 hubo noticias de levantamientos armados en Santa Isabel, entonces llamado Ángel Trías.

 

En 1936 terminó el periodo de Quevedo con un panorama oscuro para los católicos en el que había encierro, destierro y luto. Posteriormente inició el periodo de Gustavo L. Talamantes. Ese año, durante el Viernes Santo alrededor de la medianoche atacaron a balazos al padre Maldonado y lo persiguieron en un tramo de 200 metros, luego de acudir a dar auxilios espirituales a unos moribundos. En otra ocasión intentaron atacarlo cerca de su casa, pero al llegar rodeado de niños no pudieron matarlo.  Fue llamado loco y desobediente por defender su fe por otros sacerdotes que comulgaban con las ideas del obispo.

 

A inicios de 1937 fue asesinado el hijo de Andrés Rivera por los hermanos Coronel, cuya madre había recibido los auxilios espirituales del padre Maldonado, lo que generó odio hacia el sacerdote. La madrugada del 10 de febrero incendiaron la escuela oficial de Santa Isabel, inculpando al sacerdote.

 

Entre la una y dos de la tarde del 10 de febrero, se presentaron donde oficiaba la conmemoración del Miércoles de Ceniza para apresar al  padre Maldonado en el poblado de Boquilla del Río. Después de unas horas de forcejeo, a las 17:00 horas salió el padre para llevarlo preso. Caminaron unos 3 kilómetros hasta la Presidencia Municipal de Ángel Trías, donde fue golpeado hasta el anochecer. Más tarde fue trasladado al Hospital Central de la ciudad de Chihuahua y falleció la madrugada del 11 de febrero.

 

Javier Contreras destaca el poder de convocatoria que causó entre el pueblo de Chihuahua el asesinato del padre Maldonado, y rememora cuando el cuerpo de éste se puso en el Obispado, que entonces se ubicaba frente al parque Lerdo, sobre el Paseo Bolívar y calle Octava. La noticia del asesinato del sacerdote corrió como pólvora y los jardines del parque Lerdo se llenaron para entrar a despedirlo a partir de las 17:00 horas del 11 de febrero. Había orden de enterrarlo en el panteón de Dolores a las 18:00 horas. Las manifestaciones se presentaron después de la muerte del padre Maldonado, brotando de miles de gargantas silenciadas por años  de represión, asesinatos, vejaciones y amenazas el grito de ¡Viva Cristo Rey!, ¡Viva el padre Maldonado! Jesús Salcido, presidente municipal de General Trías, Andrés Rivera y Francisco Frescas de la O, fueron llevados a juicio por el homicidio del padre Pedro Maldonado, quienes quedaron exonerados y el crimen impune.

 

Línea del tiempo

 

1884: Llegan a Chihuahua el telégrafo y teléfono

 

1891: Se promulga la Encíclica Rerum Novarum Sobre la Cuestión Obrera, que fue la bandera social de la Iglesia Católica contra el socialismo materialista y el liberalismo capitalista

 

1892: El 15 de junio nació Pedro de Jesús Maldonado Lucero

 

1893: Es preconizado primer obispo don José de Jesús Ortiz, cuando tenía 43 años. Permaneció 9 años. Chihuahua contaba con 49 parroquias

 

1894: Se funda el Seminario de Chihuahua. Se funda las Damas de San Vicente de Paul. Se funda la Asociación Guadalupana.

 

1895: Se reconoce al Sindicato de los Artesanos Católicos

 

1896: Llega el fonógrafo a Chihuahua

 

1897: Llega a Chihuahua la electricidad

 

1898: Funda la Sociedad Católica de Artesanos de Chihuahua

 

1899: Llega el cine

 

1900: Regresan los jesuitas a Sisoguichi, luego de haber sido expulsados por Carlos III en 1767. Inició la Adoración Nocturna en México, siendo el padre Maldonado uno de sus grandes promotores al fundar grupos en Santa Isabel, San Andrés, Santa Rosa, San Lorenzo, entre otros lugares.

 

1909: Se fundó el Partido Católico Nacional. Pedro Maldonado ingresa al Seminario Conciliar de Chihuahua.

 

1913: Surge la Asociación Católica de la Juventud Mexicana

 

1917: Pedro Maldonado recibe el diaconato

 

1918: El diácono Maldonado es enviado a El Paso, Texas a recibir la orden sacerdotal el 25 de enero, ordenado por el obispo Jesús Schuler en la Catedral de San Patricio.  El 11 de febrero celebró su Canta Misa, en la Sagrada Familia de la ciudad de Chihuahua. En marzo fue enviado a la parroquia de San Nicolás de Carretas. Ahí fundó un turno de la Adoración Nocturna.

 

1921: Tomó posesión de la Diócesis de Chihuahua el obispo Antonio Guízar Valencia. Atentado con una bomba a la Basílica de Guadalupe.

 

1922: El padre Maldonado es enviado a Santa Isabel. Se funda en Chihuahua el Consejo de Caballeros de Colón.

 

1924: Inicia el periodo presidencial de Plutarco Elías Calles; y como gobernador de Chihuahua Jesús Antonio Almeida. Inicia la ACJM en Chihuahua.

 

1923: Se fundan las Congregaciones Marianas de Jóvenes del Santuario y la de las Señoritas de la Catedral en Chihuahua.

 

1924: Después de cambios de parroquias, nuevamente es enviado a Santa Isabel en calidad de párroco interino como permaneció hasta su muerte. Fundó ahí la Adoración Nocturna.

 

1925: Martín Jurado organiza una sociedad para defensa de los intereses católicos, con la intención de levantarse en armas.

 

28 de julio detienen al sacerdote Pedro Royo, iniciando la persecución contra sacerdotes. En agosto se registran ataques contra el padre Leopoldo M. Aguilar, Pbro. Luis Guízar Barragán, padre José Quezada y el dirigente de Caballeros de Colón, Leandro Gutiérrez.

 

1926: Inicia la Guerra Cristera. La ACJM enfrenta en el Teatro de los Héroes a la española Belem de Zárraga, con tintes masones y contra la postura católica de los mexicanos, bajo la premisa “Si hay Dios, que me maten”. Se acusa al padre Maldonado de violar la Ley de Cultos. Inicia su ministerio escondido de sus perseguidores.

 

1927: El obispo Antonio Guízar Valencia está exiliado en el Paso, Texas. Levantamiento de los tarahumaras cristeros.

 

1928: Se recrudecen las detenciones y expulsiones del país contra sacerdotes. Asume la gubernatura Marcelo Caraveo.

 

1929: Inicia la Revolución Renovadora el 3 de marzo y finaliza el 19 de abril. Termina la guerra cristera. Se desintegró la ACJM

 

1932: Llega a la gubernatura Rodrigo M. Quevedo con la persecución más feroz contra los católicos.

 

1934: Iniciaron los disturbios contra la educación sexual y socialista en Chihuahua. Se registran detenciones contra sacerdotes y padres de familia en oposición a la educación socialista. Asaltan el Seminario de Chihuahua. Las autoridades piden al obispo Antonio Guízar Valencia que cambie al padre Maldonado de Ángel Trías, como se llamó a Santa Isabel, con la negativa del obispo.

 

1936: Quevedo firmó el decreto en el que decía que sólo podía haber un ministro por cada culto en el estado. Inicia la gubernatura de Gustavo L. Talamantes.

 

1937: Fue asesinado el joven Andrés Rivera, hijo de quien asesinaría posteriormente al padre Maldonado. El 10 de febrero fue arrestado y llevado a la Presidencia Municipal alrededor de las 17:00 horas, donde fue atormentado. Posteriormente fue trasladado a un hospital en la ciudad de Chihuahua donde falleció la madrugada del 11 de febrero.

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