/ lunes 7 de octubre de 2019

Pagan desmemoria del Gobierno con su salud

Desde 2014 se sabe que las casas están contaminadas y que los habitantes tienen elevadas concentraciones de plomo en la sangre, pero las autoridades han ignorado el problema

Viviendas abandonadas, cuerpos marcados y sueños que se convirtieron en pesadillas de nuevas familias, son algunos de los estragos que continúan ocasionando los residuos de la fundidora de Ávalos en el Fraccionamiento Rinconada Los Nogales.

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Pese a que en el 2004 los habitantes del fraccionamiento comenzaron a denunciar ser víctimas de la contaminación del suelo y del ambiente surgido por la cercanía de los residuos de metales tóxicos, actualmente hay decenas de familias cuya situación económica les detiene para huir del lugar, por lo que siguen en espera de que las autoridades correspondientes resuelvan la situación que desde hace más de dos décadas está sin solución alguna.

“Otros vienen y otros nos queremos ir”, así relata Manuel Espinoza la situación en el fraccionamiento al cual llegan parejas jóvenes, familias recién formadas, con la felicidad de haber cumplido el sueño de obtener un patrimonio en el cual descansar que puedan llamar propio. Sueño que termina por convertirse en una pesadilla una vez que se dan cuenta de los olores y los extraños síntomas que permanecen en las calles de Rinconada.

La familia Espinoza vivió en carne propia los efectos de la desilusión patrimonial, cuando al año de habitar una casa en una de las cuadras más cercanas a los montes negros, su hija, hijo y esposa comenzaron a presentar alteraciones en su cuerpo, como ronchas, manchas oscuras en la piel, sangrado de nariz y ahora, su pequeña niña de dos años presenta un crecimiento de cabello inusualmente lento.

“A mí me arde mucho la piel de todo el cuerpo y únicamente las pomadas naturistas reducen un poco la sensación, pero hay días en los que es insoportable, sobre todo en tiempo de calor donde además las casas se llenan con un olor ácido que termina apestando hasta la ropa”, explica Manuel.

En el 2004, un grupo de vecinos comenzó a organizarse para exigirle a las autoridades una toma de acciones ante su situación de salud, por lo que se les realizaron una serie de estudios que dio como resultado positivo a la contaminación del suelo habitacional y la presencia de plomo en la sangre, donde los más afectados fueron los niños y niñas.

Una situación ignorada por todas las administraciones gubernamentales

Cuando el entonces Instituto Chihuahuense de la Vivienda construyó en 2006, el fraccionamiento en cuestión, ya se tenía conocimiento de que los estudios de impacto ambiental establecían que la contaminación del suelo de la zona "puede representar un daño a la salud pública debido a la composición total de metales que contienen y el contacto directo con las personas”, sin embargo, se ignoró para continuar con la construcción.

Por su parte, el laboratorio Earth Tech México realizó un estudio previo a la construcción del fraccionamiento, por lo que la Comisión Estatal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Coespris) notificó al entonces secretario de Fomento Social, Carlos Carrera Robles, que en el suelo de la zona existía una concentración de 511 microgramos de plomo, cuando la norma oficial mexicana NOM-147-Semarnat/SSA1-2004 establece concentraciones máximas de 400 microgramos, ignorando nuevamente la situación.

La mayoría de las casas que fueron adquiridas en el entonces gobierno de José Reyes Baeza, a solo 50 metros de los jales mineros, fueron adquiridas por un financiamiento de alrededor de 90 mil pesos más un subsidio de 30 mil para la adquisición de las viviendas.

Manuel recuerda que su hija mayor resultó con más de 5 puntos de plomo en la sangre, mientras que a su hijo se le detectó 3.9, exámenes que prefirieron aplicarse lejos de la organización gubernamental, por temor a que las autoridades modificaran los hechos.

“Yo fui testigo de que a muchos de esos vecinos sí les reembolsaron el costo de su casa y se fueron de aquí, pero a algunos otros no nos tocó. Yo me deslindé de todas esas acciones porque era muy cansado estar peleando con las autoridades, además de que el organizador nos pedía mucho dinero para los honorarios del abogado, y no contaba con suficientes recursos como para pagar mi parte”, explica.

En la calle Milpilla, hay al menos cuatro casas cuyos propietarios originales prefirieron abandonar, dejándolas en renta o totalmente deshabitadas, siendo los vecinos que aún permanecen quienes cumplen el papel de guardianes, vigilando que no sean vandalizadas o dañadas, debido al sentimiento de empatía por considerar que en algún momento sus casas se verán sometidas a la misma decisión.

“Corral mostraba más interés cuando era senador”

Según Alberto Chávez, especialista e investigador, el problema en cuestión se debió resolver hace años pues se trata de la vida de cientos de personas que “por intereses políticos y económicos”, como narra el especialista, no se ha resuelto.

“Cuando Corral era senador de la república por Chihuahua, mostraba más interés en el caso de Ávalos, incluso prometió llevar ante las instancias federales el caso de niños envenenados por plomo y otros metales en la colonia Rinconadas Los Nogales.”, explica Chávez.

Según notas periodísticas recopiladas del 2015, Corral Jurado, a través de un comunicado de prensa detalló su preocupación por conocer minuciosamente este grave problema, y así llegar a una verdadera solución la cual no ha sido satisfecha por el gobierno de Chihuahua. “Es claro que vivir tan cerca de la siderúrgica [provocaría] serios problemas, sólo basta un avistamiento de la zona para entender que nunca debió ser habitada. […] luego de tanto desdén el gobierno estatal generó un acercamiento con los colonos, pero está irresuelto el tema de fondo. Realizaré una denuncia ante instancias federales”, dijo hace casi 5 años.

En aquel entonces Corral se comprometió a trabajar en conjunto con los vecinos del fraccionamiento para darle seguimiento a este grave problema, garantizando mantener informados a los colonos de todas las gestiones que haría para solventar la situación. Hoy en día, años después de lo prometido, existen decenas de vecinos que continúan buscando una resolución por parte del gobierno.

Centenas de niños afectados

Una recopilación periodística realizada por este medio, muestra la gran problemática y el riesgo con el que viven cientos de niños y padres de familia habitantes del fraccionamiento Rinconadas Los Nogales, pues desde hace 5 años se tiene conocimiento de que existen alrededor de 119 niños con “saturnismo”, un problema de salud que arroja envenenamiento en la sangre causado por el plomo.

El Instituto Nacional de la Salud Pública en conjunto con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, realizaron en el 2008 un estudio sobre la contaminación por plomo, comprobando que Ávalos era uno de los mayores puntos de estudio.

Los resultados señalaron que un entorno expuesto al plomo, como el de la zona Ávalos, debe ser sometido a un control de las fuentes de exposición, vigilando continuamente los niveles sanguíneos del metal en los niños que viven en la zona contaminada; para así brindar educación para la atención de niños con problemas neuroconductuales y neurocognitivos.

A pesar de estos señalamientos, las autoridades han ignorado reiteradamente el fuerte problema de salud que presentan los niños de habitan en Rinconada Los Nogales.

Chávez explica que para ponerle fin a esta problemática se necesita que el gobierno muestre interés en limpiar la zona contaminada, desalojando a los habitantes del fraccionamiento para reubicarlos en otra región, pues el principal interés, ante todo, debe ser el bienestar infantil dejando de lado intereses económicos que se tengan de por medio.

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Pese a que en el 2004 los habitantes del fraccionamiento comenzaron a denunciar ser víctimas de la contaminación del suelo y del ambiente surgido por la cercanía de los residuos de metales tóxicos, actualmente hay decenas de familias cuya situación económica les detiene para huir del lugar, por lo que siguen en espera de que las autoridades correspondientes resuelvan la situación que desde hace más de dos décadas está sin solución alguna.

“Otros vienen y otros nos queremos ir”, así relata Manuel Espinoza la situación en el fraccionamiento al cual llegan parejas jóvenes, familias recién formadas, con la felicidad de haber cumplido el sueño de obtener un patrimonio en el cual descansar que puedan llamar propio. Sueño que termina por convertirse en una pesadilla una vez que se dan cuenta de los olores y los extraños síntomas que permanecen en las calles de Rinconada.

La familia Espinoza vivió en carne propia los efectos de la desilusión patrimonial, cuando al año de habitar una casa en una de las cuadras más cercanas a los montes negros, su hija, hijo y esposa comenzaron a presentar alteraciones en su cuerpo, como ronchas, manchas oscuras en la piel, sangrado de nariz y ahora, su pequeña niña de dos años presenta un crecimiento de cabello inusualmente lento.

“A mí me arde mucho la piel de todo el cuerpo y únicamente las pomadas naturistas reducen un poco la sensación, pero hay días en los que es insoportable, sobre todo en tiempo de calor donde además las casas se llenan con un olor ácido que termina apestando hasta la ropa”, explica Manuel.

En el 2004, un grupo de vecinos comenzó a organizarse para exigirle a las autoridades una toma de acciones ante su situación de salud, por lo que se les realizaron una serie de estudios que dio como resultado positivo a la contaminación del suelo habitacional y la presencia de plomo en la sangre, donde los más afectados fueron los niños y niñas.

Una situación ignorada por todas las administraciones gubernamentales

Cuando el entonces Instituto Chihuahuense de la Vivienda construyó en 2006, el fraccionamiento en cuestión, ya se tenía conocimiento de que los estudios de impacto ambiental establecían que la contaminación del suelo de la zona "puede representar un daño a la salud pública debido a la composición total de metales que contienen y el contacto directo con las personas”, sin embargo, se ignoró para continuar con la construcción.

Por su parte, el laboratorio Earth Tech México realizó un estudio previo a la construcción del fraccionamiento, por lo que la Comisión Estatal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Coespris) notificó al entonces secretario de Fomento Social, Carlos Carrera Robles, que en el suelo de la zona existía una concentración de 511 microgramos de plomo, cuando la norma oficial mexicana NOM-147-Semarnat/SSA1-2004 establece concentraciones máximas de 400 microgramos, ignorando nuevamente la situación.

La mayoría de las casas que fueron adquiridas en el entonces gobierno de José Reyes Baeza, a solo 50 metros de los jales mineros, fueron adquiridas por un financiamiento de alrededor de 90 mil pesos más un subsidio de 30 mil para la adquisición de las viviendas.

Manuel recuerda que su hija mayor resultó con más de 5 puntos de plomo en la sangre, mientras que a su hijo se le detectó 3.9, exámenes que prefirieron aplicarse lejos de la organización gubernamental, por temor a que las autoridades modificaran los hechos.

“Yo fui testigo de que a muchos de esos vecinos sí les reembolsaron el costo de su casa y se fueron de aquí, pero a algunos otros no nos tocó. Yo me deslindé de todas esas acciones porque era muy cansado estar peleando con las autoridades, además de que el organizador nos pedía mucho dinero para los honorarios del abogado, y no contaba con suficientes recursos como para pagar mi parte”, explica.

En la calle Milpilla, hay al menos cuatro casas cuyos propietarios originales prefirieron abandonar, dejándolas en renta o totalmente deshabitadas, siendo los vecinos que aún permanecen quienes cumplen el papel de guardianes, vigilando que no sean vandalizadas o dañadas, debido al sentimiento de empatía por considerar que en algún momento sus casas se verán sometidas a la misma decisión.

“Corral mostraba más interés cuando era senador”

Según Alberto Chávez, especialista e investigador, el problema en cuestión se debió resolver hace años pues se trata de la vida de cientos de personas que “por intereses políticos y económicos”, como narra el especialista, no se ha resuelto.

“Cuando Corral era senador de la república por Chihuahua, mostraba más interés en el caso de Ávalos, incluso prometió llevar ante las instancias federales el caso de niños envenenados por plomo y otros metales en la colonia Rinconadas Los Nogales.”, explica Chávez.

Según notas periodísticas recopiladas del 2015, Corral Jurado, a través de un comunicado de prensa detalló su preocupación por conocer minuciosamente este grave problema, y así llegar a una verdadera solución la cual no ha sido satisfecha por el gobierno de Chihuahua. “Es claro que vivir tan cerca de la siderúrgica [provocaría] serios problemas, sólo basta un avistamiento de la zona para entender que nunca debió ser habitada. […] luego de tanto desdén el gobierno estatal generó un acercamiento con los colonos, pero está irresuelto el tema de fondo. Realizaré una denuncia ante instancias federales”, dijo hace casi 5 años.

En aquel entonces Corral se comprometió a trabajar en conjunto con los vecinos del fraccionamiento para darle seguimiento a este grave problema, garantizando mantener informados a los colonos de todas las gestiones que haría para solventar la situación. Hoy en día, años después de lo prometido, existen decenas de vecinos que continúan buscando una resolución por parte del gobierno.

Centenas de niños afectados

Una recopilación periodística realizada por este medio, muestra la gran problemática y el riesgo con el que viven cientos de niños y padres de familia habitantes del fraccionamiento Rinconadas Los Nogales, pues desde hace 5 años se tiene conocimiento de que existen alrededor de 119 niños con “saturnismo”, un problema de salud que arroja envenenamiento en la sangre causado por el plomo.

El Instituto Nacional de la Salud Pública en conjunto con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, realizaron en el 2008 un estudio sobre la contaminación por plomo, comprobando que Ávalos era uno de los mayores puntos de estudio.

Los resultados señalaron que un entorno expuesto al plomo, como el de la zona Ávalos, debe ser sometido a un control de las fuentes de exposición, vigilando continuamente los niveles sanguíneos del metal en los niños que viven en la zona contaminada; para así brindar educación para la atención de niños con problemas neuroconductuales y neurocognitivos.

A pesar de estos señalamientos, las autoridades han ignorado reiteradamente el fuerte problema de salud que presentan los niños de habitan en Rinconada Los Nogales.

Chávez explica que para ponerle fin a esta problemática se necesita que el gobierno muestre interés en limpiar la zona contaminada, desalojando a los habitantes del fraccionamiento para reubicarlos en otra región, pues el principal interés, ante todo, debe ser el bienestar infantil dejando de lado intereses económicos que se tengan de por medio.

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