Claman por paz habitantes de Valle de Zaragoza, en redes sociales se unen en oración para pedir que la calma regrese al poblado, tras la desaparición de varias personas. Asimismo, exigen que las autoridades hagan algo al respecto.
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Se enseñorea la inseguridad en el municipio de Zaragoza, cimbrando a los lugareños que han quedado en la zozobra, vuelcan su esperanza en el Creador para que la violencia cese y el poblado retorne a la otrora armonía que imperaba en el lugar.
Pero no es de estas últimas semanas en que los hechos de alto impacto comenzaron a hacer mella en el lugar. La violencia recrudeció el pasado mes de abril, cuando se suscitó un enfrentamiento armado que dejó como saldo, seis personas sin vida, cuyos cuerpos fueron localizados cerca de Zapién.
Como de costumbre, las autoridades acudieron a pago por evento y se montaron operativos que se supone serían permanentes en la Vía Corta. Después el concepto de permanente se tornó intermitente, o casi nulo, ya no se vio la presencia policial en la rúa.
El pasado 10 de junio se informaba sobre el hallazgo del cuerpo sin vida de un sexagenario cerca de Satevó. Se trataba del reconocido ganadero, José Domínguez, originario de Zaragoza, de quien se informó, días antes había sido secuestrado.
A partir de ese momento comenzaron a desaparecer más personas, de las que hasta el momento, las carpetas de investigación, llevan un censo de cuatro. Los primeros desaparecidos reportados por parte de la autoridad, son Julio César Grado Prieto y Adalberto Morales Gamboa, de 38 y 65 años respectivamente, quienes fueron vistos por última vez el pasado 28 de julio.
Asimismo, el pasado primero de agosto, exactamente hace una semana, al menos cinco sujetos fuertemente armados, del centro de la cabecera, con lujo de violencia se llevaron a Juan S.A. de 54, y a su sobrino Andrés S.G. de 16 años. Al momento se desconoce su paradero.
En tanto, el lunes dos de agosto, en el rancho El Nogal, ubicado en Zaragoza, se localizó el cuerpo sin vida de Jeli Manuel Tarango Sotelo, de 40 años. Había sido victimado a balazos. Llamó la atención que un familiar de él, de nombre Martín Roberto Tarango Peñuelas, de 53 años, decidió privarse de la existencia cuando se encontraba remitido en los separos de la comandancia, y se quedó solo cuando los agentes acudieron al reporte del hallazgo del cadáver de su familiar.
Esa es solo la lista oficial de ausentes y fallecidos, pero lugareños, señalan que son al menos diez las personas que se encuentran desaparecidas tras haber sido privadas por comandos armados. Sin embargo, no denuncian por temor, pues aseguran que la delincuencia organizada tiene asediado el lugar.
Ante dicho panorama de temor, habitantes de Zaragoza claman al cielo porque esta jornada violenta termine. En redes sociales, han convocado a cadenas de oración para pedir por la paz de Valle de Zaragoza, aunado a que otras publicaciones, refieren que el municipio se encuentra de luto.
Lugareños que se encuentran fuera del municipio, externaron su apoyo moral a su pueblo y su gente, a la que aseguran mantienen en sus oraciones. Aunque hay otros que aseguran que nada volverá a ser igual, con tanta gente que les va hacer falta; es decir, que ya no está, pues ha desaparecido.
Aseguran que la localidad ha sido sitiada por el crimen organizado, al punto de que les da miedo salir a caminar o a la tienda a comprar alimentos. Ya ni la familia que vive fuera quiere venir, les da miedo que les vayan a hacer algo”, manifestaron algunos lugareños.
Asimismo, existe el reclamo a las autoridades, quienes con su ausencia acercan a los pobladores más al lado de lo divino, pues bien lo dicen las escrituras en el versículo 5, del capítulo 17, del libro de Jeremías. “Maldito aquel que cree en el hombre y su corazón lo aparta de Dios”, aunque en este caso, desde hace tiempo que no hay confianza en el hombre, en sí, en las autoridades.
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Pero el reclamo no solo es para el Estado, sino también para las autoridades municipales que tienen en el olvido la dirección de seguridad pública, sin equipamiento y lo más lamentable, sin parque vehicular, poli preventivos tienen que “arreglárselas” o improvisar en vehículos particulares o motos para poder atender las emergencias que se susciten, pues las patrullas están averiadas, y la alcaldesa no quiere arreglarlas, “ya va de salida”, dicen.
Entrevistados señalan que si bien los hechos que han cimbrado al pueblo no son competencia de los agentes municipales, en las condiciones en las que los tienen trabajando, se ve la voluntad del municipio y la preocupación por su gente, por lo que un día más, solo queda pedir a Dios que la ola violenta cese.